Crítica | Arde Bogotá: El rock salva

Crítica | Arde Bogotá: El rock salva


[Ricardo Portman] @ecosdelvinilo | @ricardoportman_

Miedo y expectativa. Temor a una potencial decepción y expectativa de un “y si lo vuelven a petar”. En este estado me encontraba hace algunos meses, cuando aún no sabíamos nada de lo nuevo de Arde Bogotá. Ya algo me olí cuando en un showcase en Madrid su batería Jota Mercader me deslizó por la escuadra, como sin querer pero con brillo en los ojos, que estaban haciendo algo potente; ahí fue cuando se esfumó el miedo y subieron mis expectativas en el Ibex 35.

Podríamos pensar que Cowboys de la A3 partía con ventaja tras un gran primer disco (La Noche), una gira de peso con un directo descomunal y el apoyo de una multi detrás, pero era todo lo contrario. Cuando esperas la altura del Mont Blanc te puede salir la profundidad de la fosa de Puerto Rico. Antonio (voz, guitarra), Dani (guitarra, coros), Pepe (bajo y coros) y Jota (batería), acompañados de Lalo GV en la producción, no se tomaron las cosas a la ligera y el resultado es un álbum impresionante, de esos sobre los que se habla -y escribe- durante años. 

Este es un disco de rock en el 2023 (¡rock genuino, con un par… en el 2023!) lo que podría verse como un acto de valentía a lo kamikaze, pero cuando se trata de Arde Bogotá la carga de caballería arrasa y no deja prisioneros. Traedme el mechero y la gasolina, que esta docena de composiciones son para quemar hasta los cimientos las tendencias, las modas y los algoritmos.

Los Perros abre con el poderío que esperaba de ellos, no siendo casualidad que fuera el primer single. “Declaración de principios” es la frase que me viene a la cabeza para uno de los temas de apertura más contundentes que he escuchado en muchos años de un disco grabado en este país tan huérfano de power. “Valor, amor y cicatriz” es un verso que veremos en muchos tatuajes.

Nuestros Pecados no baja las revoluciones pero sí que cambia el registro, orientando las naves hacia un groove de dientes apretados. Qué Vida Tan Dura la rompe en el disco y la romperá aún más en los directos, con un empuje rockanroller, un estribillo ganador y unas estrofas donde todos podemos sentirnos como “ese delantero que nunca la enchufa” en una existencia despiadada. Clávame Tus Palabras enlaza a la perfección con el tema anterior pero con un leve giro de tornas hacia una melancolía reptante y esa rabia eléctrica que nos invade cuando nos putean de forma gratuita. 

Llegar a la canción Cowboys de la A3 es como regresar a la casa grande de las canciones pop rock más atemporales que puedas imaginar. Sí con mis cuarenta siete tacos me pone los pelos como escarpias no me puedo ni imaginar lo que significará para un chaval/chavala, en la veintena, que ame el rock y que tenga años sufriendo con la mierda que hay en las plataformas y le estampen en la cara este himno. 

Llegamos a una de mis debilidades del disco: Copilotos, una balada arrebatadora, de sentarse con un bourbon en la diestra y la emoción en la mano del lado del corazón. Veneno nos coge de la pechera con una lírica combativa y la bola reverb/distort que te hace apretar los puños. Tras lo mundano nos vamos al canto de apareamiento astrológico de Escorpio y Sagitario: “Se prende y se quema / Mandemos a la mierda el horóscopo… Hoy mando en el cosmos yo” canta Antonio (Amén, frontman).

Besos y Animales calma las aguas y sube la temperatura lentamente en un midtempo fascinante con una repentina subida en las agujas del voltímetro: “Todo lo que te has rayado / Los tigres ya lo habrán probado”. Flor De La Mancha es otro de mis temas favoritos del disco. Una letra de premio, una secuencia de acordes classic pop y un estribillo que martillea el músculo cardíaco sin piedad. Todos Mis Amigos están Tristes llega para asumir el rol de eso que llaman “canción generacional” desde una letra que inevitablemente generará una identificación instantánea en los oyentes contemporáneos de la banda. Este tema bien podría verse un poco como la conciencia del disco.

Para cerrar el círculo tenemos a La Salvación, una canción que conmueve desde las imágenes que se ven y los lugares que se visitan desde su letra. “Tiene que haber una salida / una para tanto dolor” llega como un mensaje esperanzador en la búsqueda de un Shangri-La dorado. El último instante de los cuarenta y cuatro minutos y nueve segundos de Cowboys de la A3 me lleva de la mano a esa sensación tan olvidada del redescubrimiento, de volver a emocionarme con una banda que ya me emocionaba. No, esto ya no suele pasar salvo que te alcance la sombra alargada de estos cuatro jinetes de Cartagena. Con estas doce canciones Arde Bogotá nos recuerda que el rock salva.

Sobre el autor del artículo:

RICARDO PORTMAN: Fundador y editor de Ecos del Vinilo, es periodista y crítico musical, criado y alimentado por el rock n’ roll; creció a la vera de The Beatles, los Stones, The Doors, Pink Floyd y Queen, compañeros de viaje que fueron nutriendo el banco de datos de una mente que siempre se ha movido en acordes, estrofas y vinilos. – @ricardoportman_ | @ecosdelvinilo

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2 comentarios

  1. Mónica

    Guauuu…. una crítica a la altura de este discazo… y de este grupo que me ha devuelto la adicción a la música que llevaba dormido muchos años… Muy Muy grandes

  2. Paco Giner

    Los acabo de descubrir, el primer disco me encanto y este al menos lo iguala.
    A mis 49 añazos no creía que una banda me iba a emocionar de esta manera.
    Bravo Arde Bogotá.

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