Crítica | El Columpio Asesino: Gloriosa metamorfosis

Crítica | El Columpio Asesino: Gloriosa metamorfosis
Ataque Celeste
[Oso Polita
★★1/2


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

Pocos apostaban por lo que se cerró hace seis años. El Columpio Asesino caminó en el filo del precipicio, tuvo subidas y bajadas en sus pulsaciones, con las posibilidades a la baja de traer algo nuevo y dejarlo sonar bajo el sol. Ataque Celeste se grababa hasta hace prácticamente semanas, pero su gestación tomó al menos dos años, por lo que el reposo y el asentamiento del caldo ha sido parte del proceso. Este disco suena a madurez pero a actualidad; a valentía y total desapego a ese continuismo rentable pero estupidizante. Cristina Martínez, Albaro Arizaleta, Raúl Arizaleta y Daniel Ulecia son, y no lo olvidemos, bestias pardas con espaldas anchas, son unos sobrevivientes y Ataque Celeste es el resultado de sobrevivir: Es la vida renovada, el aire que regresa al sistema.

Abre Huir, un funk oscuro y amenazante, el valiente toque de diana que pone el bajo en primer plano haciendo de ángel de la guarda de la voz de Cristina. Los matices anteriores se ven reforzados en la magnífica pesadilla bailable Preparada, con los sintetizadores estirando los folios para los trazos del bajo a lo Talking Heads. Que su estribillo de gancho afilado no nos engañe, porque esto no es solo una canción, es una declaración de intenciones de lo que hoy es El Columpio Asesino. Lo que sigue en la reproducción es la frialdad berlinesa que habla desde las secuencias pseudo robóticas de la intro de Sirenas de Mediodía, con ese cantar/declamación que es seña de identidad de una Cristina regia, que vocalmente está en primer plano en prácticamente todos los temas, asumiendo Albaro la voz cantante en solo dos canciones (corren nuevos tiempos). 

Mi General nos pone en un lugar apartado, donde el tempo lento representa fielmente una melancolía que fluye, cargada de eco y fraseos fantasmales del sintetizador, entre trincheras a lo largo de los escasos treinta minutos del disco; “Cae mi ciudad / bajo la luz / de un sol indiferente / azota la mar / al faro abandonado / Cae mi ciudad, me hundo” contiene tantas imágenes que es prácticamente una obra impresionista en forma musical. Lechuzas, Cuters y Somníferos es el corte que nos acerca más al sonido y la intencionalidad de años atrás, con Albaro asumiendo la voz líder, apoyado por Cristina en los coros: lo dicho, lo de antes pero con esa sinuosa y gélida fibra de hoy. 

Para los cabalistas del desastre y los muchos creyentes de leyendas urbanas tenemos este bocado generoso en la voz de Albaro: “Ya no queda oro / en toda la montaña / la veta está agotada”. Que la banda estuvo mucho tiempo en un punto muerto no es una falacia y quien sabe si con Tu Último Relato el grupo ha querido echar gasolina a la hoguera, pero El Columpio Asesino es, más que nunca, una mala hierba y ya sabemos lo que dicen de su resistencia a la mortalidad. 

Cargada de matices sutilmente futuristas, Siempre Estás Tú duplica la voz de Cristina -que al unísono o en armonías traza la hoja de ruta-, triplica el peso de los elementos electrónicos y asienta el tono crepuscular del álbum. Es fascinante la dureza de los versos “Eres un caníbal en un páramo seco / eres un anzuelo con un trozo de hielo”.

Ataque Celeste, el tema titular, cierra el disco con la supremacía de la música en detrimento de la voz cantante. Hasta aquí llega el viaje, por ahora, porque El Columpio Asesino, tras una eternidad silenciosa, han logrado lo más improbable y difícil: Reinventarse. Olvídense del pasado, que el presente de la banda navarra es el resultado de una gloriosa metamorfosis.  








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