Radiohead. The Gloaming: un lobo a las puertas.

Radiohead. Una banda atípica. Plagada de verdaderos creadores. Lobos que rondan las puertas de la vanguardia sin caer nunca en el aburrimiento. Thom Yorke decidió en su sexto asalto al mercado discográfico, Hail to the Thief, arrebatarnos con algunas de sus letras más agresivas en su disco de mayor duración hasta ese momento (2003).
Hail to the Thief se convirtió en su álbum más orgánico. Huyendo de la experimentación de Kid A y Amnesiac, el grupo se planteó el regreso a las guitarras, por supuesto comprendiendo lo que eso significa en Radiohead: acordes imposibles y excéntricos, tempos irregulares y búsquedas sonoras en cada detalle.
2+2=5. (The Lukewarm) y Sit Down. Stand Up. (Snakes & Ladders) abren el disco con toda una declaración de principios. Intensas y afiladas. Más eléctrica la primera, más electrónica la segunda. La joya sin duda es Sail to the Moon (Brush The Cobwebs Out Of The Sky), una maravilla delicada y moribunda. Go to Sleep. (Little Man Being Erased) presenta un trabajo de guitarra acústica y riffs de bajo realmente notables (los Greenwood Bros. como siempre sobresalientes). We Suck Young Blood (Your Time is Up) es la melancolía en su estado más primario. Un piano desgarrado, polvoriento y una voz que es más un lamento que un canto.
There There (The Boney King of Nowhere) fue lanzado como uno de los singles del disco. Tiene un formato Radiohead clásico. Es redonda, robusta y llena de vida. Lo más destacado se completa con el tema I Will. (No Man’s Land), en el cual una amalgama celestial de voces nos llevan a cotas pocas veces alcanzadas.
Originalmente, Hail to the Thief fue creado pensando en las canciones de la primera época de The Beatles. Cortas, concisas, de no más de 3 minutos y adiós. 
A nivel lírico, el álbum fue tachado de «político» por su título y letras. George Orwell, Dante, la guerra de Afganistán y el clima bélico generalizado de la era Bush se convirtieron en catalizadores para sus contenidos. Polémicas aparte, el disco debutó en el número 1 en UK y en el 3 en US. Hail to the Thief recibió críticas tibias, considerándose que no era su trabajo más inspirado. El tiempo se ha encargado de poner en el lugar que merece a uno de los grandes discos de su tiempo. Reflejo de un época tumultuosa, cambiante; donde hasta los lobos parecen corderos, viendo todo lo que ronda fuera de las fronteras seguras y bucólicas de lo comercial. 




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