Crítica | Tangerine Flavour: Placer garantizado (en esta fantasía)

Crítica | Tangerine Flavour: Placer garantizado (en esta fantasía)


[Ricardo Portman] @ecosdelvinilo | @ricardoportman_

Lo bueno se hace esperar: Tópico inevitable para iniciar la revisión del esperado nuevo trabajo de los madrileños Tangerine Flavour. Con Empty Fantasies me pasaba algo muy curioso y es que a pesar de la publicación de varios adelantos tenía la sensación que todavía no había escuchado el hard core del álbum, y no me equivocaba. La reproducción completa de los diez temas me abrió el cielo, porque estamos ante “un disco pensado como disco”, donde se ha buscado premeditadamente enriquecer la experiencia del oyente.

En Empty Fantasies, como es natural, encontramos la razón de ser del grupo: el country rock americano, un género al que estarán unidos por siempre, pero a los que les hemos visto en concierto varias veces nos han dado en la cara con una cara B (si pensamos en términos vinílicos) donde han subido a las colinas de nuevos ejercicios de estilo. Pero vayamos track-by-track.

Roses, el tema de apertura, ha sido uno de sus caballos de batalla de los directos y personalmente tenía el temor que no se le hiciera justicia en la versión de estudio pero la realidad es que lo han bordado, nutriendo una melodía ganadora con esos elementos que trascienden el concepto ‘live’. Be Positive es una reparadora siesta en Baton Rouge, una manta oportuna y mención aparte para los metales. God es otra de las canciones que en sus conciertos los Tangerine Flavour han convertido en una especie de exorcismo eléctrico y aquí en su encarnación de estudio han incidido en matices sonoros que la hacen más profunda y fascinante. El siguiente tema, After The Long Night, aporta un nuevo instante de diversidad, de noche alevosa y soulera tras el canto espiritual de God. La hermosa Promised Land cierra la ‘cara A’ a modo de manifiesto de amor al country rock, y de alguna forma la siento como una firma al pie del capítulo americano antes de una ‘cara B’ donde salta la sorpresa como una liebre de entre los arbustos.

La canción que titula el disco me fue presentada, justo antes de su escucha, como “la mejor canción que hemos hecho” y sí, lo es. Empty Fantasies es la canción más George-Harrison-1970 que podrás escuchar en tu vida sin dejar de ser una genuina composición TF. Las armonías vocales son de una belleza absoluta, planeando sobre una base folk reminiscente al All Things Must Pass y un solo de slide a-lo-Pete-Drake que pone los pelos como escarpias. Esta es la joya no sólo de este álbum sino de toda la discografía de Tangerine Flavour. 

Sigue I Do, una preciosidad por la que daría un brazo por escucharla en la voz de la inolvidable Karen Carpenter. Es pop clásico de manual con retales de bluegrass encubierto en su batería. Si no sonríes con I Do es que estás muerto por dentro. A continuación tenemos un nuevo ejercicio soul con Moloko Nights, que escuchada en el contexto del tracklist me ha resultado aún mejor de lo que ya era, porque nos da esa sensación mundana a lo Cheers que humaniza de forma amable tras el viaje emocional de I Do. 

Ten Dollars llega como una declaración de intenciones y una llamada de atención: TF dan en la tecla de la fuerza, de la identidad y de la capacidad de sonar tan a nuestros héroes musicales como a ellos mismos. Esto es rock interestatal por la cara, los freaking Allman Brothers con esos solos de guitarra finales que nos hacen recordar a los dioses Dickey y Duane. 

Para el final -y como despedida- tras una fiesta salvaje tenemos a What Are You Doing? rescatando al escucha de entre los restos dejados por el huracán. Una balada, con flashes a madrugada, nicotina, vasos casi vacíos y conversación en voz baja, es la que pone el cartel del “gracias por venir, buenas noches”. Empty Fantasies es un disco que se debe escuchar de forma integral, sin skip, sin interrupciones, sin saltarse el orden. Hacedme caso. El placer está garantizado en una fantasía vacía de culpas. |

Sobre el autor del artículo:

RICARDO PORTMAN: Fundador y editor de Ecos del Vinilo, es periodista y crítico musical, criado y alimentado por el rock n’ roll; creció a la vera de The Beatles, los Stones, The Doors, Pink Floyd y Queen, compañeros de viaje que fueron nutriendo el banco de datos de una mente que siempre se ha movido en acordes, estrofas y vinilos. – @ricardoportman_ | @ecosdelvinilo

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