Concierto | Rufus T. Firefly: La simple química de la felicidad

Concierto | Rufus T. Firefly: La simple química de la felicidad

Nos presentaban en vivo anoche 24 de noviembre su disco El Largo Mañana en Madrid

[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo | @portman918

Desde anoche (y otras muchas noches desde los últimos meses) vivimos El Largo Mañana como si fuera el más exquisito de los bucles espacio-temporales. En la madrileña Sala Sol nuestros nativos favoritos de Aranjuez Rufus T. Firefly nos presentaron en vivo, en cercanía y a bote pronto las maravillas de su séptimo disco (el lucky seven) y como suelo decir siempre en mis redes sociales: Rufus no me falla nunca. Pues más de esa afirmación.

El Largo Mañana es un trabajo al que es difícil hacerle justicia con palabras. Si digo que es funky-soul dejo cientos de matices fuera de la ecuación. Si escribo que es emocionante dejo de lado un bodegón de sentimientos. Este no es un disco más, es un artefacto sonoro que nos puede dejar como partículas en suspensión en la pureza del sonido.  

Los seis Rufus (plus la esencia de nuestra querida Marta Brandáriz, a quien dedicaron el concierto), saltaron al escenario con ese casi imperceptible nervio de quien se muestra al desnudo (y disfruta con presentarse tal como es) y con los primeros acordes de la majestuosa Torre de Marfil -una de las canciones más emocionantes que he escuchado en años- donde los teclados de Víctor Cabezuelo y Manola funcionaban como las dos cabezas de un puente sonoro inició mi viaje particular a la experiencia de escuchar a una banda que cala hasta los huesos.

Con su siguiente tema, Lafayette, se renovó mi idilio musical con Julia Martín-Maestro, la mejor batería de este país (y de otros tantos) con esa maestría -el apellido acompaña- en los fills, grooves y síncopas que nos lleva a nuevas alturas. No lo sabía en el momento pero estaba presente en la sala Annie B Sweet, con quien la cantaron en aquel precioso vídeo-forestal.

La banda tocó todos los temas del álbum, y conforme avanzaba la performance se iba fortaleciendo la unidad del concepto, y no sólo con las canciones sino también con el lenguaje gestual de los músicos, sus sonrisas, sus miradas cómplices y hasta los más sutiles detalles inexactos que le dan ese valor agregado a un grupo que es rabiosamente orgánico.

Con Tempelhoff, El Largo Mañana y Esta Persona No Existe ya nos hubiéramos podido ir a casa satisfechos, pero no, esto no era cuestión de ganar, era arrasar, ganar goleando, y con la unión de Me Has Conocido En Un Momento Extraño De Mi Vida y Polvo de Diamantes, seguidas, sin preámbulo, terminaron de clavar su bandera en el K2 de cualquier expectativa que lleváramos en la mochila.

El Hombre de Otro Tiempo nos proporcionó el aliento necesario para afrontar el arreón final del gig, que consistió en las que son dos de mis canciones favoritas del álbum: Sé Dónde Van Los Patos Cuando se Congela el Lago y la gloriosa, la infinita, Selene, composición-paradigma de cómo debe de cerrar un gran disco.

Víctor Cabezuelo, Julia Martín-Maestro, Miguel de Lucas, Carlos Campos, Juan Feo y Manola tienen a buen resguardo esa simple fórmula química de la felicidad compartida desde una canción. Admito que pocas veces sonrío tanto en un concierto como con Rufus T. Firefly. Como simple oyente y como periodista  musical ellos me hacen muy feliz (y estoy seguro que muchos comparten mi sentir). |

Setlist: Torre de Marfil, Lafayette, Tempelhoff, El Largo Mañana, Esa Persona No Existe, Me Has Conocido En Un Momento Extraño De Mi Vida, Polvo de Diamantes, El Hombre de Otro Tiempo, Sé Dónde Van Los Patos y Selene.

Fotos: R. Portmán

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