Ya dormiré cuando me muera
[Vanana Records]
★★★★
[Guillermo Rodero Larraz] @ecosdelvinilo | @GuilleRodero
Hace más de un año, el 19 de septiembre de 2019, aparecía en nuestras vidas una canción que necesitábamos pero que no lo sabíamos. La típica canción era un bálsamo de juventud maravilloso y previo a la tormenta que se nos venía encima y de la que no habíamos visto ni las nubes. Así, conocíamos a una banda de nombre sugerente como es Ginebras. Un grupo de chicas jóvenes, con ganas y muy capaces que venían a hacerse un hueco en el mundillo y en nuestros reproductores.
Más de un año después, el pasado 25 de septiembre, nacía algo de lo que ya conocíamos cositas y que nos iba encantando sin ni siquiera saber su nombre. Nacía Ya dormiré cuando me muera (Vanana Records), su primer disco. Nuestro primer disco. Y digo nuestro porque este trabajo con Magüi (guitarra y voz), Sandra (guitarra solista y coros), Raquel (bajo) y Juls (batería) es un poco de todo aquel que lo escucha. Es el reflejo de una época y de una juventud que busca canciones sencillas, bailables y con unos coros donde nos sentimos la quinta ginebra o el Gin tonic.
El LP lo conforman nueve canciones y dura un total de 26 minutos. Es decir, es un tiro. Nueve canciones lideradas por Crystal Fighters, que viene a ser la representación del sentimiento festivalero en casi tres minutos. Casi nada. Chico Pum es ese romance adolescente que deja de ser romance si se deja de ser adolescente. ¿Quién no ha estado ahí? Además, aquí se manifiesta otro de los puntos fuertes de la banda, el videoclip. Ese mundo las necesitaba y tampoco lo sabían.
Dos canciones que aún no conocíamos, Filtro Valencia y 6 AM, se abren paso para hablarnos de la censura que sufren principalmente las mujeres en Instagram (qué fácil es echarle la culpa al “algoritmo”) una, sobre esas noches en Madrid que parecen no llevar a ningún lado y donde el tiempo parece pararse la otra. Paco y Carmela es ese sentimiento de verbena que no se ha podido disfrutar en este verano extraño. Adoro el “píllame una cerveza” del final, puesto que si después de bailarla y sudarla no te apetece un buen refrigerio, pues no sé… todo mal.
Volvemos a vernos reflejados en Vintage, donde se habla de esas tiendas de segunda, tercera o décima mano que a algunos tanto nos llaman. Y sí, también habla de su precio. Nadie habría pagado 30 euros por esa chaqueta con más años que un bosque salvo un servidor. Vuelve a aparecer ese sentimiento de la vida joven madrileña que veremos a lo largo del disco y en alguna de sus entrevistas (muy recomendadas, que las chicas son majísimas).
Ya en la recta final, Cosas moradas pone el foco en algo tan necesario como es el feminismo y en el empuje que ha sufrido este en los últimos años. Y sí, puedes nombrar a Randall de Monstruos S.A (personajazo) y que no pase absolutamente nada. Metro de Madrid informa narra ese momento en el que encuentras a alguien en el transporte público y te enamoras perdidamente sabiendo que nunca más os veréis y que vuestro breve pero intenso romance ha terminado. ¿A quién no le ha pasado 6 o 7 veces por semana?
Por último, un guiño fantástico a The Beatles y a su Strawberry Fields Forever, Campos de Fresas para Siempre. Aquí la banda se declara fan absoluta de los de Liverpool y nos regalan una canción con sus siempre necesarias referencias, como el escarabajo o ese maravilloso “aquí viene la revolución, todo lo que necesitáis es amor”.
En definitiva, Ginebras podría ser la cabeza visible de esa nueva rama de bandas como Cariño, El Buen Hijo, Niña Polaca (donde también toca Sandra, omnipresente) o Lisasinson. Bandas que demuestran que no hace falta estrujarse los sesos sacando una letra que se quede grabada en generaciones y que ocupe las cuentas de citas de Twitter. Solo se necesitan ganas de pasarlo bien, de comerse el mundo y de contar historias. Ya sabéis, dadle al play y a pasarlo bien, que nos hace mucha falta.
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