Crítica | Naranja: La melodía existe

Crítica | Naranja: La melodía existe
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[C4 Music] 
★★




[Amparo Pinar] @ecosdelvinilo | @Canela_molia

Después de su primer EP, Toronto, y el sorprendente LP Extraños Equilibrios, esta joven banda nos presentó este disco en febrero, bajo la producción de Víctor L. Pescador (Ángel Stanich Band), con 10 temas de corte pop clásico, intensos, con más de un medio tiempo y muy bien perfilados, que van definiendo, cada vez más, su sonido propio.

Con referencias e inspiración sesentera en alguno que otro de sus temas, pocas veces la transición a la hora de introducirnos en un disco ha tenido un comienzo y final tan suaves como éste. Admiradores de bandas como Los Pekenikes (a los que rinden homenaje en una de sus canciones), se confiesan como los “vintage” de su pandilla y no se cortan en arremeter, aunque siempre de manera buenrollista y desde el respeto, contra un panorama indie algo insulso y gris para reivindicar la energía y melodía en las canciones. 

El disco comienza con Inspiración (como debería comenzar todo en esta vida) como un poema, suave y ligero, como una canción de trovador en un autoanálisis y búsqueda de sentido. Busco en memorias oxidadas, en esferas planas, dónde está el verbo exacto, la palabra.. ¿Dónde estabas?

Una breve y acertada transición nos deja ya instalados en el segundo corte, Alhambra, en un nivel bastante más enérgico. La canción nos cuenta las sensaciones vividas en el coche de su primera gira. Cuando a la mayoría de gente “Alhambra” les sugeriría el monumento granadino, a ellos les sugiere todos esos primeros e irrepetibles viajes en su furgoneta: Valiente corredor, con razón tienes un monumento. Gracias por aguantar kilómetros con lluvia, con nieve y huracán. 

Mientras en Te extraño, el sonido se vuelve más synth, y actual, recordando a bandas como Two Door Cinema Club, Hilo de Seda es el homenaje definitivo a su pasión por los sesenta. Podría ser la canción más retro y a la vez redonda del disco, con un aire muy poppie y coros estratégicos. 

Sombra se presenta como una canción musicalmente muy completa, que aúna diferentes melodías, arreglos instrumentales y coros a la vez que aprovecha para declarar la guerra y venganza a algún viejo enemigo. Y ahora yo, ¿qué se supone que debo hacer? Aprieto los dientes no vaya a ser… Quiero ver tu sombra arder y perderla para siempre.

Indies Tristes, que sin duda merece mención, es uno de los singles que conocimos hace unos meses y al cual acompañaba un curioso vídeo que ya comentamos en Ecos del Vinilo y que puedes ver aquí. Muy pegadizo, con referencias (algo negativas) a la generación X, y un mucho de sorna para repartir, este tema tiene para todos, desde los looks, las canciones monótonas o deprimentes, hasta la falta de energía, y de riqueza melódica del panorama indie actual.  Aunque no nos alarmemos, también tienen caña para su propia generación (la Z) en La Gran Estafa, donde critican la necesidad del postureo, la inmediatez y la superficialidad de esta generación volcada en el mundo digital.

Con Hombre Menguante volvemos de nuevo a la melodía popera sesentera y enérgica que particularmente considero, una pequeña joya al más puro estilo Lori Meyers.

Del mismo modo que el disco comienza suavemente, el último tema, Expiración, te hace salir de él con la misma suavidad, melancolía y paz… de manos de una melodía cantada en armonía vocal y guitarras rasgadas con exquisito gusto. Melancolía al recordar el pasado, al recordar todas esas canciones y letras que alguien especial nos descubrió. Melancolía también por abandonar el disco. 








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