Crítica | Niños Mutantes: Bailar desde el salón

Crítica | Niños Mutantes: Bailar desde el salón
Ventanas
[Ernie Records
★★



[Guillermo Rodero Larraz] @ecosdelvinilo | @GuilleRodero

¿Otra reseña?” pregunta alguien desde el pasillo. Se debe pensar que escribo una al día. “Ojalá” mastico mientras hago que termino la carrera. Las reseñas y la música me están salvando días enteros. Me pongo con Niños Mutantes, que sacaron disco nuevo, Ventanas, el pasado 20 de marzo. ¿Hace cuántos días fue?, ¿meses?…¿seguirán juntos estos chicos? Pues sí, siguen juntos y menos mal. Vienen a salvarnos este descoloque temporal.

La veterana banda ocupa uno de esos lugares que quizás no ocupan portadas pero que saben lo que se hacen. Y es que llevan casi 30 años haciendo esto, así que algo deben saber. La formación granadina pone su sello a un disco de diez canciones redondo y muy cuidado. Un sonido que puede recordarnos a los también nazaríes Lori Meyers, a León Benavente o a La Habitación Roja. Y es que, estas bandas poseen un repertorio exquisito que mantiene unido el panorama actual, sirviendo de enlace entre las cabezas de cartel más conocidas y fotografiadas y las nuevas promesas, los rookies. Pero no estamos aquí para analizar el mundo y solucionarlo. Esto es una reseña.

Dentro de un calendario lleno de retrasos y anulaciones, los granadinos han mantenido la fecha de lanzamiento de su disco, se agradece un cabo entre tanta tempestad, chicos. Con variados productores (hasta cinco producciones diferentes), desde Carlangas y Anxo de Novedades Carminha a Christina Rosenvinge (a su vez, única colaboración del disco) y sin haber hecho ensayos antes de meterse al estudio, nos encontramos ante un disco bailable, moderno y con puntos electrónicos que hacen las delicias en tiempos difíciles. Un tiro en el pie (EL PUERTO) se nos mete en el cuerpo para no salir. Con un ritmo marcado y repetido en el tiempo, nos sacará ese baile que todos llevamos dentro. Además, aunque no desde un punto de vista demasiado amable, habla de soledad y abandono. Como anillo al dedo, vamos. En Una noche (LAS ESTRELLAS), los mutantes apagan las luces y nos introducen en algo más oscuro e intenso. Que sea oscuro no quiere decir que sea malo, de hecho, el estribillo os costará sacároslo de la cabeza. Como comentaba, este disco lo producen, entre otros, Carlangas y Anxo de Novedades Carminha. No sé si justo esta canción, pero Todo tiene un precio (LA CIUDAD) nos trae esos ritmos más sudamericanos y movidos que nos recuerdan a la banda gallega. No es un estilo al que estemos acostumbrados en los discos de Niños Mutantes, pero les queda como un guante. 

Con el espíritu de la canción protesta, de esos Paco Ibáñez o Chicho Sánchez Ferlosio, nos llega el inicio de La ausente (EL BOSQUE), única colaboración del disco, con una sublime Christina Rosenvigne. Sin embargo, pronto la canción protesta y su guitarra se convierten en algo más, no algo distinto, algo más. Se endurece y, aunque no lo esperamos, nos encanta. Por último, la pausada Camino perdido (EL PUERTO) nos vuelve a sentar para descansar y evitar los calambres que un disco de carácter festivo y hasta bailable nos hayan podido producir. En definitiva, un disco muy variado. Aunque toquen palos diferentes, Niños Mutantes no pierde su estilo y su lenguaje, por eso es un disco maravilloso para sus acérrimos seguidores, pero también para los incautos y las incautas que todavía no les hayan dado una oportunidad. Así que ya sabéis, vivimos en una película de pandemias de los años 90, pero la banda sonora salva el desastre.








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