Crítica | Triángulo de Amor Bizarro: Que importantes son las portadas

Crítica | Triángulo de Amor Bizarro: Que importantes son las portadas
Triángulo de Amor Bizarro
[Mushroom Pillow
★★1/2



[Guillermo Rodero Larraz] @ecosdelvinilo | @GuilleRodero

Que importantes son las portadas. De verdad, que importantes. En el caso que nos ocupa, tenemos una totalmente opaca, oscura y sencilla. El nuevo disco homónimo de la banda gallega Triángulo de Amor Bizarro nos trae lo que su portada nos anuncia, canciones duras y con mensaje. El primer single y la primera del disco es Ruptura, nos encontramos una canción que suena como una máquina, dura, engrasada y casi fuera de control. Ausencia de guitarras que cede protagonismo a unos sintetizadores que ponen capas y capas como si de una noche de invierno se tratara. Esta misma fórmula la encontramos en el segundo adelanto del disco, Fukhusima. De nuevo, ausencia de guitarras que nos guía por unos sintetizadores más ochenteros y suaves que en la anterior. Salvando distancias, me recuerda en forma al Buenos días, Hiroshima de Lagartija Nick, de desastre nuclear en desastre nuclear. Sin embargo, se mantiene ese regusto a metal que, aunque a primera vista no lo sepamos, nos gusta. 

Y, de repente, Gran Bretaña. El tercer single del disco, Vigilantes del espejo, nos pilla a pierna cambiada, con la guardia baja, no lo esperamos. Un tema de pop puro y duro. Vestido con ropajes British y que huele a fish and chips. Ritmos propios de The Cure o The Smiths. Y he aquí lo bonito de este disco, lo que abarca, lo mucho que podemos encontrar en tan solo 42 minutos de música. Si paramos en Acosadores, las guitarras cogen el bastón de mando, se ensucian y nos regalan una canción dura y sin complejos. Además, acompaña la carismática Ariadna (Los Punsetes), lo que siempre ayuda. Otro rasgo de este disco son unas baterías de enorme protagonismo, básicas y que elaboran la columna vertebral de muchas de las canciones. Entre estas destaca Folía de las apariciones, donde Isabel Cea guía una canción cantada en su Galicia natal y a sí misma: “Soy yo, Isa, que vuelvo a casa”. Con matices de hard-rock en todos sus acordes. Más tranquila es Cura mi corazón, reposada, sosegada y donde el protagonismo lo tiene de nuevo Isabel Cea, aunque, esta vez acompañada de unas guitarras suavizadas, preciosistas y casi oníricas. En definitiva, un disco magnífico para los tiempos que corren. Un disco para escucharlo de principio a fin sin interrupciones. Con mil lecturas y escuchas. Nos quedan otros 15 días de reposo en casa, así que cojan discos, comida en lata y a disfrutar del búnker.










Copyright © 2020 Ecos del Vinilo.
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.