Crónica | Santero y los Muchachos: Siempre te queda la noche del abrazo

Crónica | Santero y los Muchachos: Siempre te queda la noche del abrazo
Así fue el triunfal concierto de la banda valenciana este 13 de febrero en la Joy Eslava en el Inverfest 



[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

La Joy Eslava madrileña es el lugar ideal para bandas de músculo. La noche, la hora indicada para el reverb. Santero y los Muchachos son eso, el músculo del rock n’ roll, las alas del cuervo de la melodía que lleva en su pico la llave del corazón de la gente y anoche estaban en la gran cita de su trayectoria, la noche de noches. 

El escenario pre-descarga nos espera con el cuervo negro en el fondo, la SG roja a la izquierda, batería y teclados en el centro, la Stratocaster inmaculada a la derecha y adelante, el bajo Fender Precision negro. En un lateral un amplificador Vox con una pegatina roja sobre la O dice mucho sin palabras. Estoy a centímetros del lindero del escenario y aún más cerca de la emoción latente en el aire. “Santero son distintos… cómo componen, son trabajados, las armonías… los hacen distintos”, me comenta un seguidor de inicios del grupo, que es músico además, y comparte lo que seguramente sea una percepción generalizada: Lo maravillosamente distintos que son Santero y los Muchachos. 

Salen los cinco a escena, y sin tocar una nota ya han triunfado, si lo medimos por la emoción de los brazos en alto recibiéndoles. Miguel Ángel Escrivá, de chaqueta-chaleco en gris y camisa amarilla, se cuelga el bajo negro y nos lleva en volandas con el primer verso: “Brilla el relámpago…”. Esto es Volver a Casa (o estar en ella, para los que somos asiduos) canción que abre con un sabor tan The Who levantino que emociona al instante. La banda sonríe el unísono, y quizás sea un reflejo de lo que ven en el espejo del foso de la Joy. Ángel Vela, en lugar del ausente y añorado Soni, acompaña con la guitarra acústica de rosewood; se le ve totalmente integrado en la familia Santero. He de Olvidarte nos mantiene en la senda de Rioflorido. Algo Más electrifica desde el territorio del rock reposado, con Josemán y Ángel brindando afilados contrapuntos a la melodía del bajo del frontman, que nos confiesa que “es nuestra quinta vez en Madrid y estamos en una nube… ¡gracias!”.


Foto: Ricardo Portmán

Nos habla nuevamente Miguel Ángel: “Me gusta dedicar esta canción a mi antigua banda, La Pulquería, con la que fui a México…”. La riqueza mestiza de  No Te despidas de México, incluida en el disco Ventura, nos pone a cantar a viva voz; es la oda transatlántica que nos lleva al Zócalo y a la noche tequilera. Luego en Esté Donde Esté es imposible no fijarse como Pau García-Serra disfruta en éxtasis tras la batería (su expresión habla de alegría y compromiso con su interpretación).

Con Aún nos llega uno de los highlights (con el recuerdo fresco de la versión con Leiva): “Ya es un clásico para nosotros”, nos dice Miguel Ángel. Este es uno de los mejores ejemplo de eso que hace diferente a Santero y los Muchachos, porque pueden ser tan The Byrds del Sweethearts of the Rodeo, pero a la vez originales y genuinos. La SG de Ángel se adueña del tiempo de los solos, que echan chispas, queman la sabana y finalizan en un emotivo abrazo entre el recién llegado a la tribu y el big brother de la voz de sostenidos impolutos.


Foto: Ricardo Portmán

Con un recuerdo del grupo por Soni (“nuestro talismán”) inician Amigo Infiel, para luego darle la bienvenida a la primera invitada de la noche, la brillante Ele, para interpretar juntos Como Todos. Miguel Ángel alaba esta nueva y sincera amistad musical con la cantante, y puedo dar fe del nacimiento de esta conexión ya que fui en parte testigo de sus primeras conversaciones en plena presentación del Inverfest en el Circo Price (una anécdota para el libro que alguna vez escribiré). Ele y Miguel Ángel se miran cómplices durante la performance, generando un puente colgante invisible e intangible. 

Momento para la nostalgia porque regresa el contrabajo para la preciosista Ventura, en una interpretación sin batería, en ese modo acústico que nos desconecta de la tierra. Nos mantenemos en el coto del primer disco de los valencianos, ahora con la emotiva Homenaje, con ese insuperable verso “arda el recuerdo como la madera” a lomos del ‘jamón’ (como el bajista llamó cariñoso a su contrabajo): las llamas aquí surgen del espíritu del noble material. A continuación “Octubre nos lanzaba por los aires, por encima de todos los mapas” saca lágrimas en muchos con su belleza modesta y poética. 


Foto: Ricardo Portmán

Llegaba mi momento (por motivos personales, con vuestro permiso) con El Perdedor, himno definitivo cuya creación está al alcance de muy pocos consagrados. Con el público en éxtasis irremediable, la banda se lanza a una versión poderosa, emocionante, haciendo retumbar las paredes de la Joy con ese ritmo de locomotora de la ruta al infierno. “No hay canción si no hay herida” no solo es mi verso preferido de su cancionero, es que es un mandamiento sagrado para todo el que ha tomado alguna vez una guitarra para componer una canción. Muchos saltan, gritan con el puño en alto y se abrazan haciendo honor a esa línea maravillosa “Siempre te queda la noche del abrazo” -si, esta era una noche de abrazos-. La coda, la gran coda, reventó nuestras gargantas hasta límites insospechados: “Ser o tener ¿Cuánto vales? / Preguntas que caen al fondo del mar / Perder te enseñó siempre más que ganar”. Esto fue la gloria instantánea y el azote para mis cuerdas vocales, que hoy apenas retoman su capacidad de funcionamiento.

Miguel Ángel toma la palabra: “Si la ruptura es en la playa, mejor”. Esto es la delicia costera de Para Siempre No Existe, el más alegre canto al desamor y a pasar página con elegancia y sonrisa profidén. Una bendición constante los coros y el toque maestro de Josemán a las seis cuerdas.

Segunda ronda de invitados. Miguel Ángel lo presenta así: “Estamos mejor que bien… y para ello que mejor, que rima, Mister Rot, ¡Ariel!”. Se viene abajo la sala con la visión de la Telecaster colgada en el esqueleto rock n’ roll de Ariel, un señor del riff. Estamos Bien es el corte que abre Rioflorido. Impresionante y natural la forma como conectan Santero y Rot (nacieron para tocar juntos) y los solos del argentino no se hicieron esperar, fraseos endemoniados a lo Chuck Berry y una media sonrisa de quien se lo esta pasando mejor que bien. Cerca del final el grupo hace un guiño inesperado a Rot con el estribillo coreable del Mucho Mejor de Los Rodríguez (Ariel parecía decirles, evidentemente complacido y sorprendido, “touché, queridos cabrones”).

Foto: Ricardo Portmán

¿Qué sigue?, narices y gafas de plástico para todos que esto es una fiesta con Oaxaca. Se queda pequeña la pista para los que echan un pie (imposible no bailar en forma expansiva con este tema de playa y cañas heladas). Todos nos podemos reír cuando Miguel Ángel se arranca los props de la cara con un jocoso “¡me pica la nariz!” y los lanza al público. Para Guantanamera tenemos la alquimia del slide en la SG encarnada de Ángel, que desemboca en un solo compartido con Josemán y su Fender crema, la mejor demostración del nivel Everest de ambos guitarristas. 

Ahora toca el invitado amado por Santero y los Muchachos, el godfather de los “travelin’ Escrivás”: Pancho Varona, de sombrero calado y camisa multi-beatleriana. Se lanzan a por una sólida versión del Abrácese Quien Pueda, una interpretación de guía y guiados, y también de amigos del sonido. Una ovación en cuarto creciente despide al maestro Varona, que ha disfrutado como un chiquillo. 

Foto: Ricardo Portmán

A ver si adivináis cuál es la siguiente canción”. Miguel Ángel se cuelga la guitarra acústica y se lanza a por la infinita Mañana Asesina. Te clava un intenso vértigo en la tripa la comunión vocal entre el grupo y el público, que brama cada verso como si ésta noche se acabara el mundo y éste fuera el último concierto de la raza humana. “Sé fuego en este aquelarre” es una invitación imposible de rechazar y anoche todos tomaron ese trago musical de los zorros que vuelven al llanto. Hasta aquí el cuerpo principal del set list.

Una ola de aclamación trae de regreso al quinteto, que se embarca en la imprescindible Dani Boy, tema de cierre del disco Ventura, canción pedida por la gente con devoción, como el clásico que es dentro del cancionero de los valencianos. Y llega el final inevitable, con Déjame Ser, cuyos versos finales se funden con los aplausos en modo tsunami. Esto ha sido todo y ha sido tanto que más que un concierto, porque fue un banquete. La banda se abraza, nos miran agradecidos, en pleno subidón de adrenalina y el sereno orgullo de quién lo da todo, sin reservarse ases bajo la manga. Siempre te queda la noche del abrazo y esta noche el abrazo profundo fue de unos músicos inmensos con la sensibilidad de quienes les saben distintos, únicos y honestos.



Santero y los Muchachos | Setlist
Volver a Casa
He de Olvidarte
Algo Más
No Te despidas de México
Esté donde Esté
Aún
Amigo Infiel
Como Todos
Ventura
Homenaje
Octubre
El Perdedor
Para Siempre No Existe
Estamos Bien
Oaxaca 
Guantanamera
Abrácese Quien Pueda
Mañana Asesina

Encore:
Dani Boy
Déjame Ser



Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán
Foto: Ricardo Portmán




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