No es Quadrophenia, es el Purple Weekend

“Nunca decepciona el Purple, que siempre tiene un as en la manga para convertir el cartel en un mapa del tesoro que recompensa lo previsto y lo imprevisto”




[Alfredo Duro] @ecosdelvinilo | @alfredoduro1

Pocas catedrales en el mundo han aguantado el paso del tiempo como la Catedral de León. Una joya de la arquitectura gótica que se levantó en la ciudad en el siglo XIII. Junto a ella, monumentos como la Basílica de San Isidoro, el Convento de San Marcos, Casa Botines, el Palacio de los Guzmanes, la Plaza del Grano, el Museo de Arte Contemporáneo o el Barrio Húmedo, han dotado a la ciudad de suficientes razones para visitarla y disfrutarla como referente cultural, arquitectónico y gastronómico. Todo esto hace de León un lugar entrañable y de paso obligado. Pero lo que de verdad la convierte en una ciudad que se ha ganado a pulso nuestro corazón, removiendo nuestro alma y sentidos como nadie, es por su “Purple Weekend”. Un festival que, cada año, consigue que sus calles nos trasladen a la Brighton de Quadrophenia. Tarde o temprano encontraré en León un callejón como aquel en el que Jimmy (Phil Daniels) consigue escapar de la Policía para vivir junto a Steph (Leslie Ash), uno de esos momentos en los que la música, el amor y la pasión consiguen fundirse en el espacio perfecto para que la música de The Who te convierta en inmortal.

Nunca decepciona el «Purple», que siempre tiene un as en la manga para convertir el cartel en un mapa del tesoro que recompensa lo previsto y lo imprevisto. Ese tesoro que ha brillado con máximo esplendor este año ha sido el de la actuación de Les Grys-Grys. Una fuerza de la naturaleza garajera que llega desde Montpellier arrasando con todo. El quinteto francés había sorprendido en la edición de 2015 pero este año convirtieron el Espacio Vías en un incendiario y salvaje homenaje al Rythm and Blues más «sixtie», con un festival de frenéticos riffs y bombas anfetamínicas que destrozan cualquier teoría sobre la paz y la relajación. Sólo la armónica de Les Grys-Grys cumpliría de sobra como arma de destrucción masiva de las estúpidas modas musicales que la industria ha impuesto aprovechando la vulgaridad de la sociedad consumista.

Esa tarde de sábado que nos explotó con la rabiosa energía de Les Grys-Grys había comenzado con el incombustible Psych/Beat que desde hace más de 20 años recoge el sonido de los californianos The Loons, una de esas bandas que no necesita más que un solo tema para convertirte en uno de los suyos. Tres minutos les bastaron a The Loons para saber que jugaban en casa y que León ya era una sucursal del 66´Sunset Strip.


Marta Ren es una portuguesa con una voz cultivada en todo tipo de estilos y que, acompañada de The Groovelvets, supo encender de soul el escenario del Palacio de Congresos, un recinto que está llamado a convertirse en la joya de la corona del Purple Weekend y que se inundó del recuerdo del gran James Brown con la actuación de Carlton Jumel Smith. La noche del viernes la cerraron los austríacos The Jaybirds, fieles defensores del mejor Rhythm & Beat. Pocos escenarios europeos se les han resistido durante sus treinta años de existencia y, pasado el tiempo, son capaces de adaptarse a cualquier necesidad para estar a la altura.



De eso saben mucho The Hoodoo Gurus. Los australianos, cabezas de cartel de esta edición del Purple Weekend, llevan cuatro décadas pateándose los rincones más insospechados para llenar de la mejor esencia del Rock and Roll sin restricciones de ningún tipo los espíritus más exigentes. Su presencia en León justifica cualquier pretensión. Volver a ver a The Hoodoo Gurus sobre el escenario es huir de resonancias y electrocardiogramas musicales. Es sentir como su música te llega a los puntos vitales para determinar que todo está en orden. Que tu riego sanguíneo es capaz de sentir las alteraciones que “I want you back”, “What muy scene” o “Like, Wow – Wipeout” te siguen provocando treinta y tantos años después. Sus conciertos son una sucesión de temazos pletóricos de vitalidad y energía como pocos grupos han sido capaces de mantener a lo largo del tiempo. Han sido, son y serán un icono de la “new wave aussie”. Larga vida a los gurús.

Si hablamos de “antihéroes” del rock hay que hacerle un hueco entre los grandes a Peter Perrett, legendario vocalista y líder de The Only Ones. Superviviente de algunas de las aficiones que han hecho estragos en el mundo del Rock and Roll, Peter ha conseguido estabilizar una carrera en solitario que plantea un futuro emocionante. Junto a sus dos hijos, integrantes de la banda que ahora le acompaña, Peter Perrett demostró en el “Purple” que sus problemas pulmonares crónicos (seguramente le acompañarán toda su vida) han hecho de su presencia sobre el escenario una experiencia en la que el intimísimo y la nostalgia se agigantan hasta límites que solo están al alcance del insustituible “Another Girl, another Planet”.



Nunca anteriormente habían visitado nuestro país y, visto lo visto, resulta evidente que su debut en España «solo» podía tener lugar en León y en la jornada grande del Purple. The Tranzmitors son un cuarteto de Vancouver que representan como pocos la revitalización del sonido PowerPop y, como en su caso, la revisión del sonido mod de los setenta. Porque, digámoslo pronto, escuchar y ver a The Tranzmitors te obliga de inmediato a recuperar el impacto sonoro de The Jam. Al recuerdo de la personalidad musical de Paul Weller y compañía, cuyo legado te depara sorpresas tan inesperadamente arrebatadoras como The Tranzmitors para dejarte más claro que nunca que estas cosas solo pueden pasar en el Purple Weekend. En León. Quadrophenia for ever!!!!





Fotos: Alfredo Duro












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