Crítica | Viva Suecia: Esto es la libertad

El Milagro
[Subterfuge Records
★★


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Cuando se deja atrás el noble territorio conocido para descubrir nuevas estampas; cuando se confía en la intuición para sacar brillo de armónicos casi accidentales que ornamentan composiciones en primera persona. Cuando todo parece estar en su lugar, y el universo en su movimiento expansivo ubica los sonidos, la actitud, el amor, la cosecha, los frutos y la inspiración en solo cuarenta y dos minutos, ahí es donde se concentra lo que los de fe y los profanos llaman milagros. Viva Suecia ha traspasado el umbral grande con el que no solo es su mejor disco, sino que  también es candidato a ser uno de los mejores discos de la década.

El Milagro parece retomar la conversación interrumpida en el final de Otros Principios Fundamentales, momento y obra que les puso en el puerto de embarque. El viaje de los últimos cinco años de Viva Suecia también ha sido el viaje de los que les hemos visto crecer, expandirse y levantar vuelo. 

Lo Que Te Mereces inicia con un leve crescendo de teclados y la revelación de los cristalinos ejercicios de Rafa Val y Alberto Cantúa a las guitarras. Los primeros versos “Parece que hoy no ha muerto gente / sigue intacto el equilibrio / todas las cosas urgentes / lo serán si son contigo” ya atrapan y preparan para un desarrollo lírico que nunca abandona la emoción. La coda a voz en cuello “Que le Vamos a Hacer”, repetida en bucle asombroso, es un potencial canto tribal de la generación que tiene a los murcianos como suyos.

Qué Querías Ser de Mayor completa el punch1-2 inicial con el sonido patentado de la casa, con el bajo dando unos contrapuntos idiosincráticos sobre una melodía de belleza absoluta, reforzada por la breve solemnidad de unas campanas que llaman a acogerse a sagrado (como Rafa cantaba en Los Años). 

La épica introducción de Necesitarnos Tanto vale un disco entero, pero no es solo el inicio, es el desarrollo sonoro de una composición madura, espoleada en las estrofas por un Jess Fabric exuberante al bajo (qué fraseos tan medidos) que desemboca en el delta de unos coros superlativos y etéreos. 

Llegamos a la gran canción no solo del disco, sino de todo el cancionero de Viva Suecia. Los Días Amables es el niño que se hace hombre, es el alumno que pasa a maestro en un canto profundamente emocional, donde la letra cala hasta el hueso, y el piano como vehículo instrumental nos lleva a uno de los solos de guitarra más delicados y sutilmente austeros que jamas podrán enamorarnos el oido. “A todos nos pasa una vez en la vida” y esto que hoy cantan pasa en las de muchos.

Algunos Tenemos Fe nos cambia el tercio y traslada los sentidos a la black music, a Carlos Alomar, Nile Rodgers y Let’s Dance, pero siendo totalmente Viva Suecia, porque ellos solo suenan a sí mismos (un triunfo al alcance de pocos). Es reiterativo regresar al bajo, pero aquí gobierna junto con la rotunda alegría de Fernando Campillo a la batería (uno de los instrumentistas más sólidos y elegantemente fluidos de nuestra escena patria).

La Fuerza Mayor es la calma inicial, la mirada que se pierde en la lejanía, y la paz de una de las tomas vocales más cautivadoras de Rafa Val. El bodegón de translúcidos arpegios de Alberto Cantúa aquí despliega sus alas y arropa con amoroso brillo, suavizando la potencia del inmenso verso “quien fabrica luz entre cadenas”

Te Prometo es el equilibrio, la locomotora rítmica que machaca sin piedad y con buen gusto. “Te prometo estar presente cuando todo esto reviente” parece hablarnos de una forma accidental de esa constante presencia de los murcianos en nuestra capacidad de asombro, porque desde su primera canción de su primer EP han sido fieles cumplidores de promesas.

Creo que Aprendí a Decir Que No rompe los fuegos con un sonido de guitarra impresionante, casi fantasmal, que se aleja en el espectro. Reminiscente en lo vocal al equilibro que hacían Billy Corgan y Paz Lenchantin en Zwann, es la mejor muestra de cómo ha crecido en matices Rafa Val como cantante.

El Milagro es la conciencia del disco que titula. Con una base rítmica poderosísima (muy tight but loose) y la impresionante función paralela de la guitarra y las orquestaciones, Rafa canta un revelador y apasionado “Fuera se abre el cielo, ahora entiendo qué hago aquí”. Las cuerdas finales son de vértigo, un momento grabado que vale una carrera completa.  

Será acelera el tempo con el ejercicio más crudamente guitarrero de todo el disco. Fóllame cierra con la riqueza del diálogo entre el piano y las guitarras, y una aterciopelada interpretación a la voz, “Cállate destrozame la vida, ésas son mis normas… Fóllame destrozame la vida” es vivencia, es calle y es emoción sin cortapisas. Es el cierre en lo alto para un disco en nieves perpetuas.

Tras el final de la última nota, con el aliento apenas imperceptible ante lo escuchado, se siembra en la conciencia la certeza que estamos ante un disco mucho más grande de lo que aparenta. Es en su profundidad, en su producción impecable, en el festín de matices, la honestidad de sus letras y en el formidable nivel de composición e interpretación, que reside un sentimiento tan cercano e imperceptible que se vuelve un todo. El Milagro parece decirnos que esto que hoy escuchamos, más que música, es libertad. 







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