Ellas llevan la voz cantante: Justine Frischmann / Elastica

“Siendo una adolescente ingresa en la prestigiosa Barlett School Of Architecture de Londres donde entabló relación sentimental con uno de los hombres más importantes de su vida: Brett Anderson”



[Teresa Cerón López] @ecosdelvinilo

Hablar de britpop es hablar de Justine Frischmann, carismática vocalista y cerebro pensante de la mítica banda Elástica, nacida en el Reino Unido allá por los noventa. Justine se convirtió de la noche a la mañana en una auténtica celebridad que abanderaba un estilo de música rompedor, aglutinando  en un sobresaliente primer álbum producido por Marc Waterman, un montón de géneros que sin ser forzados, dieron paso a canciones livianas que  fluían bastante bien a oídos del público.

Elástica es un proyecto femenino.Todos sus miembros eran mujeres (a excepción de Justin Welch), chicas muy jóvenes que a pesar del aspecto andrógino y las cabelleras desaliñadas que lucían, se negaban a adoptar ademanes de macho para ser consideradas buenos músicos.

Fueron una auténtica revolución encabezada por una Justine explosiva, y capaz de todo sobre el escenario; mezclaba el grunge, el pop, el rock en su vertiente más alternativa, y el britpop como ninguna otra muchacha de su generación. Muy en el fondo, anhelaba ser la dueña de un sonido único con el que comerse el mundo. De hecho logró  ser una auténtica celebridad britpopera más allá de las fronteras de Gran Bretaña, pero quizá no supo medir demasiado bien las consecuencias de su repentina popularidad, y sobrepasada por el frenesí que conllevaba ser la líder de una banda de la magnitud de Elástica, un buen día colgó la guitarra y se exilió voluntariamente a Norteamérica para alejarse del mundanal ruido, y recordar lo menos posible aquellas giras interminables que tanto la quemaban. A diferencia de otros muchos colegas de profesión, Frischmann no era la típica hija de  clase obrera que agarraba la eléctrica como válvula de escape y escupía su descontento al mundo en una canción. El padre de Justine era un prestigioso ingeniero que adquirió un palacete en el que la niña  aprendería a dar sus primeros pasos, ubicados estos  en la zona más privilegiada de Kensington. Siendo apenas una adolescente ingresa en las aulas de la prestigiosa Barlett School Of Architecture de Londres donde entabló relación sentimental con uno de los hombres más importantes de su vida, el carismático  Brett Anderson, quien le dio las alas suficientes como para que se atreviera a dirigir su propio proyecto tras el germen de Suede en el que Justine había sido parte activa.

En 1995, Elástica llega a España con su primer disco bajo el brazo provocando un auténtico tsunami de emociones entre los adolescentes; desembarcaron en nuestro país con dieciséis canciones que resumían lo mejor que la banda había grabado hasta la fecha combinando géneros en función del momento y de las exigencias que marcaba el repertorio que llevaban. Rápidamente, fueron número uno en numerosos países de Europa con tan solo un disco en el mercado, algo no muy de extrañar ya que el 90% de los temas de “Elástica “ son puros singles. Un año antes de ser reconocidos en nuestro país, recorrían las emisoras de radio británicas donde se posicionaron en el puesto diecisiete de las listas  con la inolvidable Connection, una verdadera obra maestra que guarda similitud con Wire y que posee un riff de guitarra  a lo Three  Girl Rhumba matador.


En “Elástica” el grupo abraza la música alternativa con canciones como Car Song; se conoce que los amantes del rock aprobaron  Waking Up, Hold Me Now, Blue y S.O.F.T con muy buena nota porque, en cierta manera, recordaban a los Nirvana más light con esos efectos guitarreros tan lúcidos, y tan Nevermind. Todo el álbum es un auténtico pelotazo digno de ser recordado veintitantos años después porque es único. Es un disco con personalidad y contundencia, pero ante todo, fue la prueba de que las mujeres lideraban tan bien como los hombres sus propios proyectos de rock jugando con la sexualidad solo si les apetecía.

Personalmente, lo que más me atrae de Elástica son sus letras poderosas. Me encantaba el modo acelerado que usaba Frischman para contarnos historias variopintas que lo mismo hablaban de las vueltas que dan la vida y la fortuna cuando se toman de la mano, que de la impotencia masculina tras una noche de fiesta.

En 1995 se dejan caer por EEUU; Connection  entra en el Billboard sin dificultad coincidiendo con el segundo romance sonado de Justine. En esta ocasión, el afortunado no era ni más ni menos que el vocalista de Blur, Damon Albarn. Ocuparon la portada de algunas de las revistas más sensacionalistas del país americano , sobre todo cuando se produjo la sonada ruptura que vendría a posteriori, cargada de canciones con segundas intenciones por parte de Albarn.

Intentando separar su vida privada de la música, Frischman vivió con gozo el puesto número sesenta que el disco logra, colándose entre los álbumes más vendidos de America. Tampoco creo que olviden nunca el número uno que ganaron en Reino Unido, donde parecían ser ya unos auténticos profetas en su tierra.

El éxito de ventas vino acompañado de una extensa gira mundial con la que llenarían festivales como Glastonbury, pisando suelo australiano en 1996. Mientras media Europa bailaba enloquecida el famoso single Waking Up, pocos fans eran conocedores de que la agrupación había sido acusada de plagio por los Stranglers. Alegaban sentirse ofendidos porque el riff de guitarra de Waking Up era idéntico a los teclados de su No More Heroes, por lo que pedían explicaciones y una jugosa compensación económica que tras un duro litigio, les fue concedida para zanjar el asunto y no manchar la imagen de la banda. Problemas legales al margen, nada pudo empañar las dieciséis canciones del disco, todas firmadas por Justine, a excepción de See That Animal, coescrita  con Brett Anderson. Esas melodías directas y cortas, a veces recordaban a la Blondie de su mejor tiempo, o a los grandes Buzzcoks sobre el escenario, se convirtieron en auténticos hits en el país donde sonaran.

Tanto exprimieron el jugo de este primer disco, que en mitad de gira Annie Holland deja la agrupación, extenuada. Para poder cumplir con los compromisos firmados, el grupo ficha a otra mujer, Sheila Chipperfield, como bajista. Más tarde, les acompañaría Dave Bush al teclado para reforzar el sonido en directo, y aportar consistencia al conjunto. Todavía recuerdo la grandeza de su All-Nighther en vivo, tan parecido a Weezer, y a la vez, tan personal y bonito.

Lo que vendría en años posteriores, fue un ir y venir de opiniones, músicos y canciones no tan notables que provocaron la disolución de una de las bandas más inteligentes y luminosas que ha parido el britpop de los noventa.







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