Crítica | Vicente García: El hilo musical del resort

Candela 
[Sony Music


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Cuando lo mejor de un disco que dura cuarenta y cuatro largos minutos es su portada, mal asunto. Porque quien no conozca el género al que se dedica Vicente García pensará, con la primera visual, que esto es un álbum como mínimo, rompedor. Con algo nuevo, con quiebres de camino y argumentos con algo de fibra. Nada de esto, porque si lo que se buscaba con Candela era proponer un disco de fusión, con ínfulas de obra seria, ya para eso tenemos el ejemplo de los dos primeros trabajos de Café Tacvba, por citar lo que primero se viene a la cabeza. No, esta colección de quince temas me acercan más al jukebox de un chiringuito que a la identidad de la nueva música pop latinoamericana. Podrán darle las vueltas que quieran las “voces autorizadas” y los corrillos de fieles habituales, pero esto es un fondo ambiental de medio pelo para tomar el sol, tomarse una Presidente y poco más.

En lo musical, el tema que titula el disco es un remedo del más rancio merengue ochentero. El Reperpero es otro esbozo de ligereza latina con una semi-letra apta para cualquier capacidad cognoscitiva. La Tambora, otro tema ideal para un documental del Ministerio de Turismo. La sensiblera Detrás del Horizonte garantiza el bostezo. Merengue de Enramada, otro hit para ambientar la aplicación uniforme del bloqueador solar. Lo Que Más Extrañas y Un Conuco y Una Flor, más música de bar de playa para oyentes distraídos. Loma de Cayenas, el inefable recurso de apoyarse en Juan Luis Guerra para generar más descargas. Palm Beach, más de lo mismo pero en clave del bajo Miami. Hablamos de la música, pero quien tema por el empobrecimiento del arte del letrista aquí tiene un caso digno de estudio, porque las estrofas de cada uno de los temas de Candela es un atentado a los niveles de azúcar en la sangre y para muestra una botón: “Va del norte de mi pecho, por el sur de su cintura, va tejiéndose en mi lecho, y al final quedo enredao”. Sin más comentarios sobre esta pluma de nulo calibre.

Hacerle la crítica a este disco (que no saca el cero por el arte de la tapa) responde al deber de romper la burbuja y desmitificar una propuesta hinchada artificialmente por la prensa-policía-de-lo-correcto, que quiere convencer a tirios y troyanos que Vicente García es una especie de singularidad hemisférica, cuando en realidad es tan común y somero como el hilo musical de un resort.







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