Concierto | Christina Rosenvinge: Una musa en eterno estado de gracia

Anoche la cantante se presentó en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia y nuestra firma invitada Teresa Cerón López nos lo cuenta en primera persona

[Teresa Cerón López] @ecosdelvinilo

Antes de empezar la batalla, las tropas del público ya estaban rendidas a sus pies. Me refiero a los pies de Christina Rosenvinge, que presentaba anoche en Murcia (Auditorio Víctor Villegas) su última producción Un Hombre Rubio, ante un pelotón de seguidores entregados. Y no es de extrañar dada la grandeza de sus canciones, y la buena acogida que la madrileña tiene por estos lares, donde cuenta con fans que la han seguido a lo largo de su extensa trayectoria.

Rosenvinge saltó puntual al escenario acompañada por sus tres fieles escuderos arrancando una sonora ovación. Fue una hora y media de claroscuros y grandes canciones vestidas todas ellas con arreglos magistrales que dejaban prácticamente en mantillas sus versiones de estudio.

¡Menuda banda tiene! ¡Cómo defendieron las canciones Manuel Cabezalí a la guitarra, Juan Diego Gonsálvez a la batería y Antonio Díaz al bajo y sintetizador! Son tres músicos jóvenes que añaden audacia, frescura e imaginación al cancionero de Christina. Se agradece la comunión que poseen con Rosenvinge y el disfrute del que hacen partícipe al público en cada una de sus presentaciones, desgranando canciones poderosas centradas
ante todo en su último disco.


Niña Animal abrió el show y nos regaló a una artista envuelta en un halo de gravedad y psicodelia al teclado. Le siguieron El Pretendiente, un auténtico canto a la supervivencia y el valor cuyo estribillo turbó la mirada de los asistentes dando paso a la reflexión. Uno de los puntos álgidos de la noche fue Berta Multiplicada. Christina nos introdujo en la figura de la activista por los derechos de la naturaleza Berta Cáceres, asegurándonos que en esencia no desaparecemos ni con la muerte, que quizás algunas comunidades indígenas tienen razón, y nuestras partículas se expanden en el espacio y en el tiempo sin importar lo físico.

Una renovada y profunda Jorge y Yo nos llevó en volandas a La Joven Dolores (2011), para muchos de los allí presentes, su mejor disco. El más narrativo y mitológico. El que cerraba una etapa y nos hacía preguntarnos qué nuevo giro de tuerca nos tendría preparado la autora  de Canción del Eco. Le siguió Pesa la Palabra, con una Christina de gesto adusto y voz imponente metida en el papel de hombre serio y distante. Con pose oscura y ademán señorial dio paso a Mi Vida Bajo El Agua cediendo protagonismo a la batería y las maracas de Juan Diego como perfectas compañeras de este canto de sirena renacida.

La Distancia Adecuada fue el único rescate de la noche de Tu Labio Superior (2008), disco que supuso la feliz vuelta al castellano de Rosenvinge  tras aquella gira complicada con Nacho Vegas a propósito del irregular Verano Fatal (2007).

Sin duda alguna, la contención se hizo presente con la primera estrofa de Romance de la Plata, canción inspirada en la figura de un padre fallecido y en vida autoritario, engullido en su propio romanticismo y al que la hija honra ante un teclado empapado de añoranza. Ana y los Pájaros sonó sincera y directa… Nos hizo volar a otro espacio. A un lugar fugaz e imperfecto, pero salvaje y sincero.

Christina Rosenvinge es una de las letristas más poderosas de la escena musical española. Gracias a la importancia que otorga a la palabra, y el tiempo que dedica a escribir y reescribir cada uno de sus temas, nos ofrece la posibilidad de vivir muchas y diferentes historias. Como muestra Alguien Tendrá la Culpa del rompedor álbum Lo Nuestro (2015), La Muy Puta, La Absoluta Nada o La Tejedora, que entre alaridos y gritos finales nos demostró que uno puede salirse del patrón establecido cuando le venga en gana.

Al presentar La Flor Entre La Vía, Christina nos animó a ser lo que verdaderamente quisiéramos ser. Es admirable la comunicación y el respeto que el público le profesó en ese instante, aplaudiéndola y piropeando su rubia cabellera.

Afónico no se quedó fuera del setlist. Por instantes, nos arrollaba el énfasis que rezumaba su estribillo. Nos brindó la posibilidad de pensar que probablemente este tema sea el verdadero heredero de La Tejedora, y que si no hubiera habido una gira como la de Lo Nuestro, hoy no existiría ese misterioso y alabado hombre rubio que ha conquistado a propios y extraños.


El concierto se despidió con Voy En Un Coche, un pequeño guiño a los noventa que hizo las delicias del Víctor Villegas en pleno coreando a voz en grito este pequeño himno generacional. Pero antes, Manuel Cabezalí y Christina ejecutaron a solas y de modo magistral La Piedra Angular. Ella, al más puro estilo crooner, nos recordó al gran Loquillo en una interpretación teatral y algo trágica que trasmitía desolación y abandono. Manuel por su parte, cuál mago, hizo salir de su guitarra acordes de ensueño que inundaron mis ojos de lágrimas.
Christina Rosenvinge nos regaló una noche difícilmente olvidable y dejó claro por qué sigue siendo una musa en eterno estado de gracia. |



Fotografías: Teresa Cerón López
Video YouTube: Fralisi Fran





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