El poeta del sonido nos deja a los 82 años
[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
Muchos de sus amigos seguramente se fueron por ley de vida, mientras él continuaba su prolongado rodeo artístico en el lomo del milenio. Seguía escuchando a Hank Williams toser, pero no a un centenar de pisos por encima sino justo en la puerta de al lado. Le dolían los lugares donde transitó y amó a dentelladas. Se despidió muchas veces desde cada soneto y cientos de joyas construidas con sencillos acordes translúcidos. Se sintió preparado antes de su tiempo para dejar de esta encarnación, convencido que veintisiete ángeles en el Gran Más Allá le atarían a una mesa bien servida, con abundancia de memoria y respeto versolibrista.
Así, loco de amor por la vida, pero apegado a una congoja que equilibraba la química de su genio, Leonard de Hidra y de Montreal, el que escribía, el que cantaba, el que fornicaba y el que meditaba oscilante, partió a un exilio deseado, desde aquella construcción metafórica hacia la verdadera Torre de la Canción, que debe muchos de sus ladrillos y cuadraturas al torrente inagotable de sus ritos. Que tenga un viaje digno de su pericia como alquimista, maestro Cohen.
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