[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
Hay “accidentes” (o incidentes) que desembocan en pequeñas maravillas inesperadas. Un tema de un grupo nuevo, casi anónimo, hizo que soltara lo que estaba haciendo. Una voz deliciosamente astillada. Una instrumentación sobria y graves coros surgidos del fondo de un estanque. Todo el empaque gusta y cuadra sin problemas. Pero es hasta que escucho un saxo descarnado que lleva directo a las texturas del Sweet Thing / Candidate de Bowie(Diamond Dogs, 1974) que me dejo arrastrar por esos sonidos tan familiares y a la vez rebosantes de frescura. Si, es un hecho que la banda llamada Fizzy Soup tiene un aura especial y una suficiencia musical comprobada, compás tras compás.
Como buenos artesanos en un negocio tan ingrato como el discográfico, Sonia, Javier, Manute y Fausto han asumido el duro reto de producir por su cuenta el primer larga duración del grupo, de la mano del mecenazgo de oídos cultivados y buscadores de sonidos vintage. Los Fizzy Soup ya han lanzado su primer sencillo, el fascinante ejercicio jazzístico/soul de Twistin’ Around, un avance que sinceramente ilusiona sobre lo que podremos oir en Wood Room(como se titulará el álbum, en proceso de gestación). Los Fizzy Soup prometen mucho (y no me refiero a promesas de político). Son honestos y talentosos, cualidades cada vez más escasas entre tanta música y tanta industria. Escucharles y apoyarles con generosidad. Lo merecen.
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