Flying Beatles

La historia tras las sesiones del Aerial Tour Instrumental


[Ricardo Portmán]
Estamos en los días del Magical Mystery Tour, la road movie maldita de The Beatles. McCartney, como era usual en él, siempre se lanzaba al agua sin salvavidas en cada proyecto. Meterse en profundidades ignotas era lo suyo. Poco ha cambiado al día de hoy.
Con un Harrison absorto en la práctica del sitar y sus coches deportivos, un Ringo ajeno a cualquier decisión y la sombra de Lennon en permanente trip, las funciones de manager de facto recayeron en Paul. Brian Epstein resultó a fin de cuentas más importante de lo que se le suponía. Su muerte le abrió las puertas al caos en el seno de la banda.
Del tiempo que hablamos (la segunda mitad de 1967) nos llegan las estampas de unos músicos imbuidos en la más absoluta auto indulgencia. Horarios erráticos, sesiones de grabación con resultados nulos y la inspiración bajo mínimos. Era tal la escasez de ideas que tuvieron que regresar a sus tiempos de instrumentales para llenar minutaje.

El vacío para llenar ya no era sobre los escenarios de la Reeperbahn ni grabando con Tony Sheridan. Magical Mystery Tour requería una banda sonora. Se ideó lanzar un doble EP y para ello había que ponerse a componer. McCartney se trajo el tema titular, The Fool OnThe Hill y Your Mother Should Know. George, todavía recuperándose de la amarga experiencia de sentirse superfluo en el Sgt. Pepper’s, no se le ocurrió mejor idea que ese borroso vaivén entre Do mayor y Do disminuido de Blue Jay Way, su peor tema beatle. Ringo, jugueteando con el piano en la intimidad y luchando por componer algo, seguía aceptando lo que le dijeran. John, desquiciado con su colosal ingesta de LSD, se sacó un as de la manga trayendo ese lamento proto punk de I Am The Walrus. Lennon, aun en sus peores momentos, siempre terminaba por firmar tablas con Macca.
Pero seguía quedando un agujero en los fotogramas de la película, específicamente para una secuencia de transición. Haciendo un ejercicio de nostalgia, los cuatro músicos se lanzaron a una relajada jam en piloto automático que en principio se tituló Aerial Tour Instrumental. Sin motivación para pensar en más letras, se decidió vocalizar la jam con melismas. Para hacerlo menos característico, menos beatleriano, en la mezcla Geoff Emerick colocó la voz de Ringo en primer plano.

Flying, como finalmente se llamó la canción, se grabó en dos sesiones, los días 8 y 28 de septiembre en los Abbey Road Studios. Quizás lo que más destacaba en este ejercicio tan peculiar fueron los fraseos de Lennon al melotrón variado de velocidad. Ringo se encargó, como siempre, de la batería, además de las maracas. McCartney del bajo y la guitarra eléctrica. Harrison de la guitarra solista. Una vez despachado, este tema (el primero acreditado a los cuatro músicos) cayó directamente en el olvido por sus autores. Quizás ni siquiera John recordaría que lo grabó (así andaba su mente en esos días). Junto con Christmas Time (Is Here Again) del EP navideño para el club de fans y Hello Goodbye -su último single de ese año-, fue lo último que se enlató en la factoría beatle hasta principios de 1968 con la sesión de The Inner Light.
Sorprende por lo paradójico que precisamente unos de sus últimos temas grabando aun como una banda unida, en los albores del período más oscuro para la banda, fuese «Volando». Quizás era una premonición de lo que estaba por venir. Cada quien volando por su lado.

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