Black Sabbath se lustra las medallas


















13
[Universal]
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[Ricardo Portmán]

Sorprende que de las cenizas de un grupo que acabo tan mal haya salido algo tan fresco. ¿Culpables? Quizás la producción de Rick Rubin (mejor arqueólogo que Howard Carter), tal vez las ganas/necesidad de hacer una buena caja final, porque dudo que haya más discos de Black Sabbath después de éste. 13 ha servido como cicatrizante para unos músicos que durante décadas cultivaron rencores y adicciones. 

En el pasado se habían reunido los miembros originales para tocar, pero esto es diferente. Crear nuevos temas, grabar toma tras toma, en fin, encerrarse a verse las caras más tiempo de lo acostumbrado, era una prueba de fuego para unos señores mayores que no tienen nada que demostrar. No se puede negar que el resultado final incluye una buena cantidad de clichés BS, pero demonios, esto es BS. El sonido es contundente y tiene más chispa de lo esperado. Con eso basta para cubrir el expediente.

La idea de Ozzy, Iommi y Butler no es volver al número uno de las listas (cosa que por cierto lograron) sino simplemente darle un marco sonoro más que decente a los directos que están por caer. Que faltara una pieza del combo (el baterista Bill Ward) es lo de menos. Brad Wilk (RATM) cubrió su puesto con solvencia.


Los Black Sabbath ya pueden dejar de lamerse las heridas. Este buen disco les ha redimido. No necesitan más. Una vez que terminen el tour de lanzamiento pueden volver a sus realities, hobbies y achaques. Los antiguos soldados mantienen las medallas lustradas. Eso, más que manía, lo llaman honor.



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