Un Ave Fénix llamado John Lennon (segunda parte)

Continúa la mítica entrevista para la revista Playboy en 1980





Playboy: ¿Piensas que el clamor para una reunión de The Beatles ha muerto? 

Lennon: Bueno, escuché algunas cosas de The Beatles en el radio el otro día y oí «Green Onion»… no, «Glass Onion», ¡no me acuerdo de mis propias canciones! La oí porque era una canción rara… 

Playboy: Esa fue la que contribuyó al mito de «Paul McCartney está muerto» debido a la línea: «la morsa es Paul». 

Lennon: Sí. Esa línea fue un chiste, ¿sabes? Esa línea fue escrita en parte porque me sentía culpable porque estaba con Yoko, y sabía que finalmente estaba seco y elevado. En una forma perversa, fue una manera de decirle a Paul: «Toma esta migaja, toma esta ilusión, toma esta línea, porque te voy a dejar». De todas maneras, es una canción que no tocan regularmente. Cuando una estación de radio ofrece un fin de semana de Beatles, usualmente tocan 10 canciones: «A Hard Day’s Night,» «Help!,» «Yesterday,» «Something,» «Let It Be»… tú sabes, hay mucho material de calidad pero sólo escuchamos 10 canciones. Así que el DJ dijo: «Quiero agradecer a John, Paul, George y Ringo por no reunirse de nuevo y echar a perder algo bueno». Pensé que era un buen signo. Tal vez la gente ya está entendiendo. 

Playboy: Además de los millones que te han ofrecido para un concierto de reencuentro, ¿que te pareció la generosa oferta de $3,200 para que aparecieran juntos en el programa «Saturday Night Live» hace unos años? 

Lennon: Ah, sí. Paul y yo estábamos juntos viendo el programa. El estaba de visita en nuestro departamento del Dakota. Lo estábamos viendo y casi les caemos en el estudio, sólo como broma. Casi nos vamos en taxi para allá pero en realidad estábamos muy cansados. 

Playboy: ¿Cómo fue que Paul y tú estaban viendo la televisión juntos? 

Lennon: Ese fue un periodo en el cual Paul venía constantemente con una guitarra. Lo dejaba entrar pero finalmente le dije: «Por favor, háblame antes de venir. Ya no estamos en 1856 y pararse en la puerta ya no es lo mismo. Sólo háblame antes». Se molestó por mi comentarios pero no se lo dije en mal plan. Lo que le quise decir es que me estaba encargando del bebé todo el día y tenía que lidiar con un tipo que aparecía en la puerta. Bueno, de regreso a esa noche, él y Linda llegaron y yo estaba sentado viendo el programa y Paul dijo: «Ja! ¿No sería divertido ir?». Pero no fuimos. 

Playboy: ¿Fue esa la última vez que viste a Paul? 

Lennon: Sí pero no fue mi intención. 

Playboy: Te preguntamos porque siempre hay mucha especulación sobre si los fabulosos cuatro son enemigos a muerte o los mejores amigos. 

Lennon: Ni uno ni otro. No he visto a ninguno de los Beatles por no se cuánto tiempo. Alguien me preguntó sobre qué pensaba del último álbum de Paul y yo comenté que parecía que Paul estaba deprimido y triste. Pero después me di cuenta que no había escuchado el álbum completo. Escuché una canción -el hit «Coming Up», que pienso que es una buena pieza. Después oí alguna otra que sonaba como si él estuviera deprimido. Pero no sigo su trabajo. No sigo a Wings. No me importa lo que Wings esté haciendo o qué está haciendo el nuevo álbum de George o lo que está haciendo Ringo. No me interesa, no más de lo que estoy interesado en lo que están haciendo Elton John o Bob Dylan. No es insensibilidad, es sólo que estoy muy ocupado viviendo mi propia vida para estar siguiendo lo que la otra gente hace, sea The Beatles o la gente con la cual fui a la escuela o la gente con la que tuve relaciones intensas antes de conocer a The Beatles. 

Playboy: Además de «Coming Up», ¿que opinas del trabajo de Paul desde que dejó a The Beatles»? 

Lennon: Siento cierta admiración por cómo Paul empezó de cero, formando una nueva banda y tocando en salones de baile pequeños porque eso es lo que quería hacer con The Beatles. Quería que regresáramos a los salones de baile y que experimentáramos eso de nuevo. Pero yo no lo hice. Ese fue uno de los problemas, de cierta manera, que él quería volver a vivir todo o algo, no se lo que era. Pero en cierta forma admiro que se haya bajado de su pedestal… ahora ya regresó a él de nuevo, pero hizo lo que quería hacer. Eso está bien, únicamente no es lo que yo quería hacer. 

Playboy: ¿Y qué hay de su música? 

Lennon: «The Long And Winding Road» fue su última bocanada de aire. Aunque en realidad no he escuchado nada suyo. 

Playboy: Dices que no has escuchado el trabajo de Paul y que no has hablado con él desde esa noche en tu departamento… 

Lennon: Hablar realmente con él, no, esa es la palabra operativa. No he hablado realmente con él en 10 años. Debido básicamente a que no he estado con él. He estado haciendo otras cosas y él también. Tú sabes, el tiene como 25 hijos y como 20 millones de discos en el mercado, ¿cómo podría gastar su tiempo en platicar? Siempre está trabajando. 

Playboy: Hablemos del trabajo que hicieron juntos. En términos generales, ¿cuanto contribuyó cada uno de ustedes al equipo formado por Lennon-McCartney? 

Lennon: Bueno, podrías decir que el aportó una ligereza, un optimismo, mientras yo siempre me iba por la tristeza, la discordia, un cierto dejo de tristeza. Hubo un periodo en el cual yo no escribí canciones pero Paul las escribió y yo sólo aporte puros gritos de rock ‘n’ roll. Pero, por supuesto, cuando pienso en algunas de mis propias canciones -«In My Life» o algunas anteriores como «This Boy»- yo estaba escribiendo la melodía con el mejor de ellos. Paul estaba capacitado, tocaba muchos instrumentos. Decía: «¿Por qué no cambias eso? Has incluido esta nota 50 veces en la canción». Tú sabes, agarraba una nota y me la llevaba todo el tiempo. Por otra parte, yo era el que sabía hacia donde ir con una canción, una historia que Paul había empezado. En muchas de las canciones mi aportación fue el «ocho intermedio», (2) el puente. 

Playboy: ¿Por ejemplo? 

Lennon: Por ejemplo, «Michelle». Paul y yo estábamos hospedados en algún lugar y el caminó y tarareó los primeros acordes, con las palabras, tú sabes (empieza a cantar un verso de «Michelle», y dice: «¿Hacia dónde sigo?». Yo había estado escuchando a la cantante de blues, Nina Simone, que cantaba algo como «I Love You» en una de sus canciones y me hizo pensar en el ocho intermedio para «Michelle» (y canta): «I love you, I love you, I l-o-ove you…». 

Playboy: ¿Cuál era la diferencia en términos de componer la letra? 

Lennon: Yo siempre la tuve más fácil con las letras, aunque Paul es un letrista muy capaz que no piensa que lo sea. Así que no le busca por ahí. Más que enfrentar el problema, lo evita. «Hey Jude» es un buen conjunto de letras. Yo no contribuí a la letra ahí. Y un par de líneas que ha sacado me indican que es un buen letrista. Pero no lo ha llevado a ningún lado. Aún en esos días, no nos preocupaba la letra siempre y cuando la canción tuviera un tema vago, ella te ama, el lo ama, todos se aman. Era el gancho, la línea y el sonido lo que buscábamos. Esa es aún mi actitud pero no puedo dejar las letras solas. Todavía tengo que hacer que tengan sentido al ser aisladas de las canciones. 

Playboy: ¿Cuál es un ejemplo de una letra en la que tú y Paul hayan trabajado juntos? 

Lennon: En «We Can Work It Out», Paul hizo la primera mitad, yo hice el ocho intermedio. Ahí tienes a Paul escribiendo: «We can work it out/We can work it out», bien optimista y tú sabes, yo todo impaciente: «Life is very short and there’s no time/For fussing and fighting, my friend….». 

Playboy: Paul cuenta la historia y John hace filosofía. 

Lennon: Claro, Bueno, siempre fue así. Yo era así antes de The Beatles y después de The Beatles. Siempre pregunté por qué la gente hace cosas y por qué la sociedad era como era. No sólo la acepté por lo que aparentemente estaba haciendo. Siempre vi debajo de la superficie. 

Playboy: Cuando hablas de que trabajaban juntos en una letra de un sencillo como «We Can Work It Out», se da por entendido que tú y Paul trabajaron de manera más compenetrada de lo que has admitido en el pasado. ¿No has dicho que tú escribiste la mayoría de canciones de manera separada a pesar de poner los dos nombres en la autoría de las canciones? 

Lennon: Si, estaba mintiendo (se ríe). Eso fue cuando me sentía resentido así que sentí que hacíamos todo separados. Pero de hecho, muchas de las canciones que hicimos fue de cara a cara. 

Playboy: Pero muchas de ellas fueron hechas por separado, ¿no? 

Lennon: Sí. «Sgt. Pepper» fue idea de Paul y recuerdo que trabajó mucho en ella y de repente me llamó al estudio, dijo que era tiempo de escribir algunas canciones. Con «Pepper» teníamos la presión de sólo tener 10 días y pude sacar «Lucy In The Sky» y «Day In The Life». No nos comunicábamos demasiado. Y después, eso fue lo que hizo resentirlo. Pero ahora entiendo que sólo fue el mismo juego competitivo todo el tiempo. 

Playboy: Pero el juego competitivo fue bueno para ustedes, ¿no? 

Lennon: En los primeros días hacíamos un récord de 12 horas o algo así, ya que querían un sencillo cada tres meses y teníamos que escribir en el cuarto de hotel o en una camioneta. Así que la cooperación era funcional así como musical. 

Playboy: ¿No piensas que tal cooperación, la magia entre ustedes, es algo que falta en tu trabajo desde entonces? 

Lennon: Nunca he sentido la pérdida. No quiero sonar negativo, como si no necesitara a Paul, porque cuando él estaba ahí obviamente funcionaba. Pero no puedo… Es más fácil decir lo que yo le di que lo que el me dio a mí. Y el diría lo mismo. 

Playboy: De manera rápida y mientras estamos en el tema de las letras y tu resentimiento en contra de Paul, ¿qué te hizo escribir «How Do You Sleep?», que dice: «Esos locos tenían razón cuando dijeron que habías muerto» y «Lo único que hiciste fue Yesterday/Y desde que te fuiste, sólo eres Another Day»? 

Lennon: (Sonríe) Tú sabes, no me sentía tan vicioso en ese tiempo. Pero usaba mi resentimiento en contra de Paul para crear una canción, pongámoslo de esa manera. El vio que la canción obviamente se refería a él y la gente me siguió preguntando sobre eso. Pero también hubo referencias en su álbum antes del mío. El es tan obscuro que la gente no se dio cuenta, pero yo las escuché. Y pensé, bueno, yo no soy obscuro, yo voy directo al punto. Así que él lo hizo a su manera y yo lo hice a la mía. Pero en relación a la línea que mencionaste, sí, pienso que de alguna manera, a Paul se le murió la creatividad. 

Playboy: A lo que estamos llegando es a que tú dices que lo que has hecho desde The Beatles se mantiene bien, ¿pero no sería posible que con todos ustedes se de el caso de que el total de la creatividad sea mejor que las partes? 

Lennon: Yo no se si lo puedas entender: cuando The Beatles tocaron en los Estados Unidos por primera vez, tocaron a la manera artesanal. Quiero decir que ya eran manos viejas. La frescura se había ido de nuestras interpretaciones hace mucho tiempo. En el mismo respecto, la creatividad para componer nos había abandonado a Paul ya mí a la mitad de los sesentas. Cuando escribíamos juntos en los primeros días era como el inicio de una relación. Mucha energía. En el periodo de «Sgt. Pepper» y «Abbey Road» la relación ya había madurado. Tal vez si hubiéramos seguido juntos, muchas cosas interesantes habrían salido, pero no hubiera sido lo mismo. 

Playboy: Vamos con Ringo. ¿Qué opinas de él musicalmente? 

Lennon: Ringo era una estrella por derecho propio en Liverpool antes de que lo conociéramos. El era un baterista profesional que cantaba e interpretaba y tenía su tiempo y además estaba en uno de los grupos más importantes de la Gran Bretaña, pero especialmente en Liverpool, todo esto antes de que tuviéramos un baterista. Así que el talento de Ringo hubiera salido de alguna u otra manera. No se en qué hubiera terminado, si en la actuación, como baterista o como cantante, no lo se, pero hay algo en él que implica proyección y el hubiera destacado con o sin The Beatles. Ringo es un muy buen baterista. No es técnicamente bueno, pero creo que la forma de tocar de Ringo está desvalorada tal como está la de Paul con el bajo. Paul fue uno de los bajistas mas innovadores. Y la mitad de las cosas por las que está pasando ahora es consecuencia directa de su periodo con The Beatles. Es un egomaniaco sobre todo lo que se relaciona con el, pero siempre fue modesto en relación a su forma de tocar el bajo. Creo que Paul y Ringo están al nivel de cualquier músico de rock. Ninguno de nosotros podía leer su música. Ninguno podía escribirla. Pero como músicos puros, como seres humanos inspirados para hacer ruido, son tan buenos como cualquier otro. 

Playboy: ¿Y qué opinas de la música solista de George? 

Lennon: Creo que «All Things Must Pass» fue buena. Sólo que era muy larga. 

Playboy: ¿Cómo te sentiste en relación a la demanda que perdió George que decía que «My Sweet Lord» es una copia de la canción de las Shirelles (sic), «He’s So Fine»? 

Lennon: Bueno, el camino directo a ella. El sabía lo que estaba haciendo. 

Playboy: ¿Estás diciendo que plagió de manera consciente la canción? 

Lennon: El debió haberlo sabido. El es inteligente. De hecho, es irrelevante, sólo vale a nivel monetario. Podía haberle cambiado un par de acordes a la canción y nadie lo habría notado, pero la dejó ir y pagó el precio. Tal vez pensó que Dios le daría chance. (A la impresión de esta entrevista, la corte ha encontrado a George culpable de plagiar de manera «subconsciente» la canción pero no ha dictado sentencia sobre los daños). 

Playboy: De hecho, no has mencionado mucho a George en esta entrevista. 

Lennon: Bueno, el libro de George, «I, Me, Mine», me lastimó así que este mensaje va para él. El sacó un libro de su vida en donde, por omisión, señala que mi influencia en su vida es absolutamente nula. En su libro, que claramente está diseñado para mostrar sus influencias en cada canción que escribió, recuerda cada músico o guitarrista de poco valor que conoció en los años subsecuentes, pero yo no estoy en el libro. 

Playboy: ¿Por qué? 

Lennon: Porque la relación entre George y yo fue aquella de un seguidor joven con alguien mayor. El tiene tres o cuatro años menos que yo. Es una relación amor-odio y creo que George todavía resiente que yo haya sido el papá que dejó el hogar. El no estaría de acuerdo con lo que te estoy diciendo, pero es lo que yo siento al respecto. Yo me sentí lastimado. Me dejó a un lado, como si yo no existiera. No quiero ser tan egocentrista, pero el fue un discípulo mío cuando empezamos. Yo ya era un estudiante de arte cuando Paul y George estaban aún en la secundaria (equivalente al highschool en los Estados Unidos). Existe una vasta diferencia entre estar en la preparatoria y estar en la universidad y yo ya estaba en la universidad y ya tenía relaciones sexuales, ya bebía y hacía muchas cosas. Cuando George era un muchacho nos seguía mucho a Cynthia, mi primera novia que después fue mi esposa, y a mí. Salíamos de la escuela de arte y él estaba afuera como ahora están todos esos muchachitos en la reja del Dakota. Recuerdo el día en que llamó para pedir ayuda para «Taxman», una de sus mejores canciones. Le di algunas líneas para ayudarlo con la canción porque eso fue lo que pidió. No fue con Paul porque Paul no lo hubiera ayudado en ese periodo. Yo no quería hacerlo. Pense: oh, no, no me digas que ahora tengo que hacer el trabajo de George. Es suficiente con hacer mis cosas y las de Paul. Pero porque lo amaba y no quería lastimarlo cuando me llamó esa tarde y dijo: «¿me ayudarías con esta canción?», me mordí la lengua y le dije que sí. Había sido por mucho tiempo John y Paul y él había sido mantenido afuera porque no era un compositor sino hasta ese momento. Como cantante, sólo le dejábamos una canción de cada álbum. Si escuchas los primeros álbumes de The Beatles, las versiones inglesas, él sólo tenía una canción. Las canciones que él y Ringo cantaban al principio eran las canciones que eran parte de mi repertorio en los salones de baile. Yo solía escoger las canciones para ellos de mi repertorio, las más fáciles de cantar. Así que estoy ligeramente resentido por el libro de George. Pero no me malinterpretes. Aún amo a esos tipos. The Beatles terminaron pero John, Paul, George y Ringo seguirán. 

Playboy: ¿No trabajaron los cuatro Beatles en una canción que escribiste para Ringo en 1973? 

Lennon: «I Am The Greatest». Fue una frase de Muhammad Ali, por supuesto. Era perfecta para que Ringo la cantara. Si yo dijera, «I Am The Greatest» (Soy el Más Grande), todos lo tomarían muy en serio. Nadie se molestaría si Ringo la cantara. 

Playboy: ¿Disfrutaste tocar con George y Ringo de nuevo? 

Lennon: Claro, excepto cuando George y Billy Preston empezaron a decir: «Formemos un grupo, formemos un grupo». Me dio pena cuando George me empezó a preguntar a mí. El estaba sólo disfrutando la sesión y el ambiente era bueno pero yo estaba con Yoko. Tomamos tiempo de lo que estábamos haciendo. El sólo hecho de que ellos pudieran pensar que yo podría estar en un grupo de hombres sin Yoko… Aún seguía en sus mentes. 

Playboy: Sólo para terminar con tu tema favorito, ¿que hay de la sugerencia de que los cuatro pusieran aparte sus sentimientos personales y se reagruparan para dar un gran concierto de caridad, algo que realmente fuera benéfico? 

Lennon: No quiero tener nada que ver con esos eventos. He sido beneficiado hasta la muerte. 

Playboy: ¿Por qué? 

Lennon: Porque siempre hay fraudes. No he interpretado para mis propias ganancias desde 1966, desde la última vez que actuaron The Beatles juntos. Cada concierto desde entonces, Yoko y yo lo hicimos por beneficencias específicas excepto por uno en Toronto que fue una remembranza del rock ‘n’ roll. Cada uno de ellos fue un desastre o un fraude. Así que ahora le damos dinero a quien queremos. ¿Has oído hablar del diezmo? 

Playboy: Es cuando das un porcentaje fijo de tu dinero. 

Lennon: Sí. Lo voy a hacer, sólo que de manera privada. No me vas a enclaustrar en el negocio de salvar al mundo en el escenario. El show siempre es un desastre y los artistas siempre salen mal. 

Playboy: ¿Pero qué hay del concierto de Bangladesh, en el cual tocaron George y otras personas, como Dylan? 

Lennon: Bangladesh fue caca. 

Playboy: ¿Te refieres a todos los cuestionamientos sobre a dónde fue el dinero? 

Lennon: Claro. Ni siquiera puedo hablar de eso porque todavía es un problema. Tendrás que checar con Mamá (Yoko) porque ella sabe los vericuetos de eso, yo no. Pero fue un fraude. Así que olvídalo. Todos ustedes que están leyendo esto, no se molesten en enviarme basura del tipo «ven y salva a los indios, ven y salva a los negros, ven y salva a los veteranos de guerra». Cualquiera que yo quiera ayudar será ayudado a través de nuestro diezmo, que es el diez por ciento de lo que ganamos. 

Playboy: Pero eso no se compara con lo que un promotor, Sid Bernstein, dijo que podrías ganar dando un concierto televisado a nivel mundial, tocando separados, como individuos o juntos, como The Beatles. El estimó que ustedes podrían ganar 200 millones en un día. 

Lennon: Eso fue un comercial para Sid Bernstein escrito con sentimentalismo judío e interpretación y lágrimas, hincado en una rodilla. Fue Al Johnson. Ok. Así que no lo creo. Ok. 

Playboy: Pero el hecho es, 200 millones para un país pobre de Sudamérica… 

Lennon: ¿En dónde dice que The Beatles deben darle 200 millones a Sudamérica? Estados Unidos le ha dado billones a lugares como ese. No significa nada. Después de que se han comido la ayuda, ¿qué hacen? Es un círculo. Puedes dar tu dinero para siempre. Después Perú, después Harlem, después la Gran Bretaña. No hay un concierto único. Tendríamos que dedicarnos el resto de nuestras vidas a una gira mundial de conciertos y yo no estoy listo para eso. No en esta vida. 


(Ono se vuelve unir a la conversación) 

Playboy: Hablando de tu riqueza, el New York Post dijo recientemente que admitiste valer más de 150 millones, y…. 

Lennon: Nunca admitimos nada. 

Playboy: El Post dijo que sí. 

Lennon: Lo que diga el Post….. ok, somos ricos, ¿y qué? 

Playboy: La pregunta es, ¿cómo puede eso convivir con tus filosofías políticas? Se supone que ustedes son socialistas, ¿no? 

Lennon: En Inglaterra sólo puedes ser dos cosas: o estás en el movimiento obrero o en el movimiento capitalista. O te vuelves un supermillonario Archie Bunker si estás en la clase en la que yo estoy, o te vuelves un socialista instintivo, lo que yo era antes. Esto significaba que yo pienso que la gente debe conseguir dentaduras postizas y cuidar su salud y todo lo demás. Pero aparte de eso, yo trabajé por dinero y yo quise ser rico. Así que, qué demonios… si es una paradoja, entonces soy un socialista. Pero no soy nada. Lo que solía hacer era sentirme culpable sobre el dinero. Por eso lo perdí, ya fuera por darlo o por permitirme a mí mismo que me jodieran los llamados managers. 

Playboy: Cual sea tu política, has jugado al capitalismo muy bien, invirtiendo tus ganancias de The Beatles en propiedades, acciones… 

Ono: No se niega que aún vivimos en un mundo capitalista. Creo que con el fin de sobrevivir y cambiar al mundo tienes que cuidarte a ti mismo primero. Tienes que sobrevivirte a ti mismo. Yo solía decírmelo, soy la única socialista viviendo aquí. (Se ríe). No tengo un centavo. Todo es de John, así que yo estoy limpia. Pero yo estaba usando su dinero y tuve que enfrentar tal hipocresía. Solía pensar que el dinero es obsceno, que los artistas no tenían que pensar acerca del dinero. Pero la sociedad cambia y hay dos caminos a seguir: a través de la violencia o a través del poder del dinero dentro del sistema. Muchas personas en los sesenta se escondieron y se involucraron en bombazos y en otro tipo de violencia. Pero ese no es el camino, definitivamente no para mí. Así que para cambiar el sistema -aún si te vas a convertir en un alcalde o algo así- necesitas dinero. 

Playboy: ¿Hasta que punto juegas el juego sin quedarte atrapado en él -dinero, por el gusto del dinero, en otras palabras-? 

Ono: Hay un límite. Probablemente sería paralelo a nuestro nivel de seguridad. ¿Me entiendes? Quiero decir seguridad emocional también. 

Playboy: ¿Han llegado ya a ese nivel? 

Ono: No, todavía no. No se. Podría ser. 

Playboy: ¿Quieres decir 150 millones? ¿Es éste un estimado exacto? 

Ono: Yo no se cuánto tenemos. Se vuelve tan complejo que necesitas 10 contadores que trabajen contigo por dos años para averiguar cuánto tienes. Pero digamos que nos sentimos más cómodos ahora. 

Playboy: ¿Cómo han escogido invertir su dinero? 

Ono: Para hacer dinero tienes que gastar dinero. Pero si vas a hacer dinero debes hacerlo con amor. Yo amo el arte egipcio. Me aseguro de obtener todo lo egipcio, no por su valor, sino por su poder mágico. Cada pieza contiene cierto poder mágico. También con casas. Sólo compro las que nos gustan, no las que la gente dice que son una buena inversión. 

Playboy: Los periódicos lo hicieron ver como si ustedes dos estuvieran comprando el litoral del océano Atlántico. 

Ono: Si vieras las casas, entenderías. Se han convertido en una buena inversión pero no son realmente una inversión hasta que las vendes. No queremos venderlas. Cada casa es una marca histórica y son muy hermosas. 

Playboy: ¿Usan todas sus propiedades? 

Ono: La mayoría de la gente tiene el parque para ir y para correr. El parque es enorme. Pero John y yo no podemos ir al parque. Así que tenemos que crear nuestros propios parques. 

Playboy: Escuchamos que son dueños de 60 millones en vacas lecheras, ¿es esto cierto? 

Ono: No lo se. No soy una calculadora. Ni sigo los números sino la excelencia de las cosas. 

Lennon: Sean y yo nos fuimos por un fin de semana y Yoko vendió esta vaca y me la pasé bromeando al respecto. No la habíamos visto por días, se dedicó todo el tiempo a esto. Pero después leí el periódico y decía que la había vendido por un cuarto de millón de dólares. Sólo Yoko pudo haber vendido una vaca en esa cantidad. (Risas). 

Playboy: Para una artista, tu forma de hacer negocios me parece sobresaliente. 

Ono: Sólo estaba jugando ajedrez. Amo el ajedrez. Hago todo como si fuera un juego de ajedrez. No sólo a nivel del juego Monopolio, sino que es más realista. El ajedrez es más conceptual. 

Playboy: John, ¿realmente necesitas tantas casas en el país? 

Lennon: Son buenos negocios. 

Playboy: ¿Por qué alguien necesitaría 150 millones? ¿No estarías perfectamente contento con 100 millones? ¿o un millón? 

Lennon: ¿Qué sugieres que haga? ¿Dar todo y caminar por las calles? Los budistas dicen: «Deshazte de las posesiones de la mente». Deshacerme de todo el dinero no lograría eso. Es como The Beatles. No podría salirme de The Beatles. Es una posesión que aún está en mí, ¿no? Puedo salirme de una casa o de 400 casas pero no voy a poder escapar. 

Playboy: ¿Cómo te escapas entonces? 

Lennon: Toma tiempo deshacerse de toda esta basura que he estado cargando y que influía en la manera en la que pienso y en la manera en la que vivo. Tuvo mucho que ver con Yoko, que me mostró que aún esta poseído. Me fui físicamente cuando me enamore de Yoko pero mentalmente me tomó 10 años de pelear. Aprendí todo de ella. 

Playboy: Lo haces sonar como si fuera una relación de maestra-alumno. 

Lennon: Es una relación de maestra-alumno. Eso es lo que la gente no entiende. Ella es la maestra y yo soy el alumno. Yo soy el famoso, el que se supone que sabe todo, pero ella es mi maestra. Ella me enseñó todo lo que se. Ella estuvo ahí cuando yo estaba en ningún lugar, cuando era el hombre de ningún lugar (nowhere man). Ella es mi Don Juan (en referencia al indio Yaqui de Carlos Castañeda). Eso es lo que la gente no entiende. Estoy casado con el chingado Don Juan, es la parte fuerte del asunto. Don Juan no tiene que reírse. Don Juan no tiene que ser encantador. Don Juan sólo es. Y lo que suceda alrededor de Don Juan es irrelevante para Don Juan. 

Playboy: Yoko, ¿cómo te sientes de ser la maestra de John? 

Ono: Bueno, él tenía mucha experiencia cuando me conoció, el tipo de experiencia que yo no tenía, así que aprendí mucho de él. Es en ambos sentidos. Tal vez es que yo tenía la fuerza, la fuerza femenina. Porque las mujeres la desarrollan, en una relación. Creo que las mujeres realmente tienen la sabiduría interior y que la llevan mientras que los hombres tienen la sabiduría de lidiar con la sociedad ya que ellos la crearon. Los hombres nunca desarrollaron la sabiduría interior, no tuvieron tiempo. Así que la mayoría de los hombres dependen de la sabiduría interior de la mujer, ya sea que lo expresen o no. 


Playboy: ¿Es Yoko la gurú de John? 

Lennon: No, un Don Juan no tiene seguidores. Un Don Juan no sale en los periódicos y no tiene discípulos y no hace proselitismo. 

Playboy: ¿Cómo te ha enseñado ella? 

Lennon: Cuando Don Juan dijo… cuando Don Ono dijo: «¡Salgan por que no están entendiéndolo!», era como ser enviado al desierto. Y la razón por la cual ella no me aceptaba de nuevo era porque yo no estaba listo para regresar. Tenía que arreglar las cosas dentro de mí. Cuando estuve listo para regresar, ella me dejó entrar. Y eso es con lo que vivo. 

Playboy: Hablas de la separación. 

Lennon: Sí. Nos separamos a principios de los setenta. Ella me sacó. De repente estaba yo sólo y a la deriva en medio del universo. 

Playboy: ¿Qué sucedió? 

Lennon: Bueno, al principio pensé ¡hurra!, ¡hurra!. Tú sabes, la vida del soltero. ¡Hurra!. Pero después desperté un día y pensé; «¿Qué es esto?». ¡Quería irme a casa! Pero ella no me dejó. Por eso estuvimos separados 18 meses en lugar de 6. Nos hablábamos por teléfono todo el tiempo y yo le decía: «No me gusta esto, me estoy metiendo en problemas, me gustaría ir a casa, ¿por favor?». Y ella contestaba: «No estás listo para regresar a casa». ¿Y qué es lo que dices? Bueno, de regreso a la botella. 


Playboy: ¿Qué quería decir ella con eso de que no estás listo? 

Lennon: Ella tiene sus formas, ya sean místicas o prácticas. Cuando ella decía que no estaba listo, simplemente no estaba listo. 

Playboy: ¿De regreso a la botella? 

Lennon: Trataba de esconder mis sentimientos en una botella. Sólo estaba loco. Fue el fin de semana perdido que duró 18 meses. Nunca había bebido tanto en mi vida. Traté de ahogarme en una botella y fue de los bebedores más grandes del negocio. 

Playboy: ¿Cómo cuales? 

Lennon: Como Harry Nilsson, Bobby Keyes, Keith Moon. No podíamos salir de eso. Estábamos tratando de matarnos. Creo que Harry lo sigue intentando, pobre tipo… Dios te bendiga, Harry, dondequiera que estés. Pero yo estaba tratando de salirme de eso porque alguien se iba a morir. Bueno, pues fue Keith. Era algo así como, ¿quién se va a morir primero? Desafortunadamente ese fue Keith. 

Playboy: ¿Por qué esa auto destrucción? 

Lennon: Por mí, fue por estar lejos. No lo pude soportar. Ellos tenían sus propias razones y era algo así como «ahoguémonos todos juntos». Desde donde yo estaba sentado se veía así.