“Tras instalarse en Nueva York dieron rienda suelta a ese bagaje musical del que habían bebido, el post-punk… el Bowie de la etapa berlinesa…”
[Joaquín Rodríguez] @ecosdelvinilo | @laguaridadelpop
Entender la música como un proceso creativo catártico con el que procesar las emociones y sacarlas fuera, fue el nexo de unión que hizo que James Taylor y Chloe Little se lanzaran a emprender un nuevo camino tras el paso de ambos por la banda INHEAVEN. Sabían que había que romper con el pasado y adentrarse en tierras desconocidas, descubrir nuevos sonidos y, así, descubrirse a ellos mismos. Tras instalarse en Nueva York desde la capital inglesa, dieron rienda suelta a ese bagaje musical del que habían bebido, el post-punk de las bandas del sello Factory Records, el Bowie de la etapa berlinesa, el resurgido rock neoyorquino de comienzos del siglo XXI, todo ello unido al gusto por lo visual, a las imágenes que de alguna manera refuerzan el mensaje de las canciones. Así nació Wings of Desire, como la película de Wim Wenders,la formación que, tras avanzarnos unos cuantos singles, ya tiene un primer álbum llamado Life is Infinite en el que se recopilan estos sencillos.
La primera vez que los escuché caí en las garras de este sonido envolvente y evocador, que por momentos nos transporta a lo más esencial de la condición humana como nos insta a disfrutar de la vida de forma hedonista. Esperemos que nos sigan seduciendo y que venga un álbum de debut como tal, como una unidad que nos adentre por el sinuoso camino que se atisba en la intencionalidad artística de Wings of Desire.
Sobre el autor del artículo:
JOAQUÍN RODRÍGUEZ: Locutor de radio musical. Si tu música es elegante ya me tienes casi ganado. Enamorado de las guitarras y de los estribillos brillantes. En constante búsqueda de la belleza y la elegancia. – @laguaridadelpop
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