Crítica | Hozier: De aire y de tierra

Crítica | Hozier: De aire y de tierra


 

[Andrea Colino] @ecosdelvinilo | @andreaacolino

Hozier ha embellecido nuestro panorama musical (y vital) una vez más, con su tercer disco Unreal Unearth, tan etéreo como terrenal. Un casi perfecto dominó de magia, pureza, poder, seducción y liviandad. 16 canciones perfectamente ordenadas para someternos a una montaña rusa de sensaciones y enfrentar nuestras emociones más inocentes con las más viscerales. Una propuesta trabajada, con guiños a su tierra irlandesa natal en las referencias líricas y una amplia mezcla de estilos llevada a su terreno.

Abre fuerte, con un doblete: De Shelby (Part 1) y De Shelby (Part 2); dos caras de una misma moneda, unidas por un hilo temático común, pero estilísticamente dispares (a Andrew le gustan los contrastes). Ambas tratan la curiosa metamorfosis que ocurre entre dos almas en la oscuridad, cuando nadie las ve. La primera desde la inocencia melódica y la cercanía de la guitarra acústica, armonías vocales y cuerdas, mientras que la segunda lo hace a través de la potencia y el groove del bajo. La guitarra eléctrica toma el relevo melódico, pero el componente principal es el rítmico marcado por el cuatro cuerdas. 

Es aquí cuando empieza la dinámica de “una cal y una de arena”, con el pop de First Time seguido de Francesca. Tema etéreo (mucho aire) seguido de tema potente (mucha tierra). De ahí la montaña rusa. Este último es uno de los singles previos al disco y una de las canciones más completas del álbum. Fuerte en su sutileza. Inspirada en la historia de deseo de Francesca da Rimini, del Inferno de Dante, pero llevada al terreno lírico de Hozier. Embelesa y seduce. La sigue I, Carrion (Icarion), que abre con armonías a capella y podría pasar perfectamente por una producción de FINNEAS, genio del pop actual, aunque conocido por ser hermano de Billie Eilish. Lo primero es lo más destacable.

Después de volar como plumas, volvemos a poner pies en tierra y plantamos raíces con Eat Your Young y su protagonismo en la sección rítmica. Hozier manifestando poder sin dejar de lado su elegancia, una capacidad que es un tesoro. Una capacidad de la que no ha hecho uso en su siguiente canción, Damage Gets Done. Una colaboración sin sentido con Brandi Carlille, en la que sus voces no pueden complementarse menos y que se carga el tono general del disco. Unreal Unearth hubiese sido un álbum redondo si este tema no hubiese existido. 

Who We Are es la siguiente, y nos arrastra con calidez y suavidad de vuelta hacia la tenue luz que es la música de Hozier. Un piano adornado con florituras al estilo Imagine de John Lennon es la cama en la que se apoya la magia melódica de la voz del irlandés, siendo la esencia de la canción un vocal run casi melismático que atrapa a quien lo escuche. El ecuador del álbum lo marca Son of Nyx, una pieza instrumental cautivadora que te lleva a un ambiente de oscuridad que te abraza. Con algunos riffs vocales inspirados claramente por el trabajo de Clare Torry en The Great Gig in the Sky, y sintetizadores que filtran la instrumental para ser tan dulce como sombría. 

All Things End es la perfecta paradoja para comunicar de la manera más alegre que “todo se acaba”, con un ambiente gospel-inspired (muchas líneas vocales, armonías, y un final a capella con una rítmica marcada por palmas) y un ritmillo muy folk que nos ancla a sus raíces de nuevo. Una muestra de que Hozier es un canal puro y perfecto para hacer lo que hace; unificar. Esta es seguida de To Someone From a Warm Climate (Uiscefhuaraithe), una balada al piano con mucho soul y sutiles acentos de viento y cuerdas al final de las frases, cuidando el detalle como siempre. 

Butchered Tongue es una carta de amor a su lengua y su tierra. De un corazón honesto, a miles. En Anything But el irlandés se marca un tema alegre y sureño en lo instrumental, pero sin perder su norte en lo vocal. Y después de esta ligereza, volvemos a las intensidades más profundas (si es que lo que me gusta me encanta) con Abstract (Psychopomp). De sonoridad (y volumen, curiosamente) ascendentes, esta balada pop rompe con la batería al comenzar el estribillo dando pie a una desgarradora melodía vocal que nos atrapa con su “See how it shines”. Y aquí va la declaración comprometida del día: Hozier es EL MAESTRO en poner los pelos de punta de su género. Ese diseño, esa estructura del tema que abraza perfectamente el crescendo de la música, esa consonancia tensiva entre voz y piano. Simplemente magia. 

A esta obra maestra la sigue otra que no se queda corta, Unknown/Nth, y que abre con una de las frases más demoledoras del planeta tierra: “You know the distance never made a difference to me”. Te engatusa mientras te rompe el corazón en pedacitos. En una misma canción, en un mismo compás. Mola. Y cierra la semejante obra de arte que es su tercer disco con First Light, una de mis favoritas. Delicada en su contundencia, de nuevo siendo muestra del equilibrio presente en el trabajo de Hozier (tan lleno de contrastes, pero tan bien medidos). 

Tan etéreo y tan potente es el artista, tan de aire y tan de tierra es el disco. Unreal Unearth encapsula de manera casi perfecta el complejo y único estilo que define a Hozier, y abre boca para lo que vendrá. Muy buena música, que inspira, enriquece y conecta a quien la escuche, que es lo verdaderamente importante. |

Sobre la autora del artículo:

ANDREA COLINO: Inspirada, apasionada, bastante intensa y aprendiendo a compartir todo ello con el mundo. – @andreaacolino | @andreaacolinoph

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