Concierto | The Lumineers y Abraham Alexander: Relucen bajo la lluvia

Concierto | The Lumineers y Abraham Alexander: Relucen bajo la lluvia

Les contamos los detalles de su presentación en Noches del Botánico

[Andrea Colino] @ecosdelvinilo | @andreaacolino

El pasado miércoles 21 de junio tuve el grandísimo privilegio de asistir a la segunda y última fecha que The Lumineers y Abraham Alexander ofrecían en Noches del Botánico. Pude inmortalizar el dominio que los de Denver tienen sobre su espectáculo, y presenciar durante dos bien aprovechadas horas su capacidad para hacer de las peores circunstancias unas idóneas. 

Abraham Alexander 

Eran las 20:00 de la tarde y el cielo estaba gris. Este no suele ser síntoma de otra cosa que no sea lluvia, pero cuando vas a un concierto o festival en esta situación lo último que pierdes es la esperanza. Así que a ella me agarré cual lapa hasta el último momento, hasta que la increíblemente eficaz organización del festival empezó a repartir chubasqueros de colores. Diez minutos después de caer la primera gota, el Real Jardín Botánico parecía el campo de los Teletubbies plastificado. 

Foto: Andrea Colino

A las 20:30 salió el primer acto: Abraham Alexander acompañado de sus tres coristas, su teclista, una guitarra eléctrica azul mar y una acústica Gibson. Ni baterista, ni bajista, ni nada. Se arrancó a cantar varias de sus originales sacadas de su reciente álbum debut SEA/SONS, como Knee Deep o la coreada Déjà Vu, y finalizó su set con una versión muy personalizada del clásico de Chris Isaak, Wicked Game. Un guiño al artista que tocaría al día siguiente en ese mismo escenario. 

Su set fue uno sencillo, lleno de soul gracias a la sensibilidad de los cinco músicos ahí subidos, pero para mí de sonoridad algo vacía. Le hacía falta profundidad y proyección. Faltaba el groove que los instrumentos rítmicos reales le hubiesen aportado, sin la artificialidad de un teclado multiusos. Pero aun así se marcaron un concierto bonito, entretenido y que sonó increíble a pesar de la tensión creciente por la amenaza de cancelación de la velada debido a la tormenta. 

Foto: Andrea Colino

The Lumineers

El sol ya se había puesto, y lo que antes sólo era lluvia empezaba a convertirse en una mezcla de lluvia y frío. El público estaba absolutamente calado, pero les tocaba a The Lumineers subirse al escenario así que no dio tiempo a que los ánimos bajaran. Un escenario que, para colmo y trabajo adicional para los técnicos que acompañaban a los americanos, se adentraba en la pista irrumpiendo en un mar de gente bajo la tempestad, obligándoles a pasar la mopa más veces de las que pude contar.

Foto: Andrea Colino

Y por fin salieron. Eran las 22:00 y estos pioneros del folk-rock tomaban las riendas de la noche abrazando las circunstancias meteorológicas: en lugar de esconderse y hacerse pequeños ante la tormenta, relucieron bajo ella. Jeremiah Fraites, el primero en salir, empezó a tocar la firme y seca percusión de BRIGHTSIDE bajo la lluvia, dejando que el resto de sus compañeros se fueran uniendo poco a poco en aquella pasarela, Wesley Schultz el último, y así daban comienzo a dos horas cronometradas de set. 

Continuaron tocando sus dos canciones más reconocidas: Cleopatra primero y Ho Hey después. Esta última introducida por un par de compases del clásico Have You Ever Seen The Rain de la Creedence, aprovechando el tiempo que nos acompañaba. Tras haberse empapado de lo lindo, los seis músicos se refugiaron bajo el escenario techado para continuar tocando Angela y A.M. RADIO en formato eléctrico, seguidas del acústico de Flowers in Your Hair que nos conectó con las raíces más puras del folk americano. Esto ocurrió en un par de ocasiones posteriores más, como cuando tocaron Big Parade acercándose al final del concierto. 

Foto: Andrea Colino

Su espectáculo fue uno perfectamente calculado y milimétricamente medido, a pesar de las complicaciones que supuso el diluvio universal que nos bautizó a todos. Este concepto no tenía cabida en mi cabeza antes de presenciar el show de estos músicos, pues asumía que el folk era uno de los géneros de naturaleza más orgánica que existen, y aunque lo es The Lumineers han definido tan bien sus capacidades y los límites de su música que sus directos están preparados a la perfección, hasta el último detalle. Desde la primera tecla que se baja en el piano, hasta la última cuerda que se acaricia en el violín.

En total tocaron 24 canciones, y aunque su setlist fue repartida equitativamente entre sus cuatro álbumes de estudio, le dieron especial importancia a su último LP BRIGHTSIDE (2022), pues abrieron el concierto con la primera canción de dicho disco y lo cerraron con la última. Una bonita manera de darle cierta relevancia a su último disco y de dejar claro que dicho trabajo les representa como banda: representa su proceso y el lugar en el que se encuentran. Un simbolismo de apertura y cierre precioso. 

Y aunque yo personalmente me quedase con las ganas de escuchar alguna canción de su disco más olvidado de la noche, III (2019), tampoco me quejo mucho porque de dicho disco tocaron una de mis canciones favoritas que además le puso la banda sonora a uno de los momentos más crudos y bonitos de la velada. My Cell protagonizó el momento en el que Wesley y Jeremiah, solos antes la multitud, volvieron a pisar mano a mano aquella pasarela llena de agua que presidía el recinto esa noche. De hecho, Wesley aprovechó para tumbarse sobre ella y dejarse empapar, como si esa lluvia tuviese poderes curativos. 

Foto: Andrea Colino

Estos dos músicos, multiinstrumentalistas, por cierto, porque igual que tocan la batería, tocan la guitarra o te hacen armonías (y así nos lo demostraron), llevan tocando juntos casi 20 años y se nota. Su complicidad y amor mutuo es palpable, tanto en directo como en su música, lo que hizo verles juntos sobre el escenario algo muy especial. Aunque también cabe añadir que todos los miembros del grupo comparten una conexión especial que hace posible la magia que se crea en sus conciertos. 

Durante el concierto de The Lumineers pudimos cantar, bailar, llorar y gritar porque todo estaba permitido. Su música nos transmite que todo es posible, y en directo ese mensaje te llega al alma. Y por si fuera poco, sonaron impecables. Ni un fallo, y encima lo hicieron disfrutando. O por lo menos lo parecía. Está claro que hace falta mucho más que una tormentita de nada para pararles los pies a estos titanes del folk-rock y el indie americanos, porque ya hemos visto que incluso brillan más gracias a ella. 

Foto: Andrea Colino

Sobre la autora del artículo:

ANDREA COLINO: Inspirada, apasionada, bastante intensa y aprendiendo a compartir todo ello con el mundo. – @andreaacolino | @andreaacolinoph

Fotos: Andrea Colino

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