Concierto | Guns N’ Roses: Más es más

Concierto | Guns N’ Roses: Más es más

Les contamos los detalles de su concierto en Madrid del pasado 9 de junio 

[Ricardo Portman] @ecosdelvinilo | @portman_

Haré un ejercicio de memoria. El 25 de noviembre de 1992 Guns N’ Roses se presentaban en Caracas, Venezuela, ante 45 mil personas dentro del Use Your Illusion Tour. Yo era uno de esos asistentes que sudorosos y frenéticos veíamos a la banda en su momento de máxima gloria (o máxima miseria, según se mire). Dos días después se producía un golpe de estado y el grupo no pudo sacar su equipo para la siguiente parada de la gira, Bogotá. Desde entonces (más de treinta años) esperé reencontrarme con los Gunners y en Madrid, el pasado 9 de junio, pude cerrar el círculo (¡y de qué manera!) en el estadio Metropolitano de Madrid.

Parto de la premisa que no esperaba mucho de Axl Rose. Llevo décadas viéndole arrastrarse vocalmente y su pasado tormentoso en lo profesional se mantiene como una sombra que vuela en paralelo. Mi disculpa anticipada llegaría de la mano de los instrumentistas, que compensarían los altibajos del frontman. Qué equivocado estaba. Este Axl es nuevamente The Axl. 

Abrió el live los maravillosos The Pretenders con la gran Chrissie Hynde más señora, más ama y más digna que nunca. Sacaron adelante un set muy compacto ante un estadio semi vacío (o semi lleno, si sois del clan de los positivos). Me jodió verles tocar ante tan pocos y me ganó que lo hicieran con tanta entereza. Chapó.

Foto: Jonathan De La Rosa

Antes que se hiciera de noche y con una puntualidad alucinante salió a escena Guns N’ Roses y con la brutal It’s So Easy empezó a rodar la bola de nieve del rock n’ roll. Euforia definitiva y muchos todavía ubicándose en un estadio que no se llenó del todo. Bad Obsession rompió a continuación y ya el músculo del grupo se percibía caliente, con Slash dándole a la slide como si no hubiera un mañana. Pero debajo del frenesí (y tras la inefable Chinese Democracy) rondaba la evidencia de un sonido que no ayudaba, especialmente en la parte vocal. Vaivenes en el volumen y booms ensordecedores. La atroz acústica del Metropolitano no pone de su parte (especialmente si estás en las gradas con ese eco asesino).

La gloriosa Mr. Brownstone nos regresó al Appetite for Destruction (triunfo) y la innecesaria Slither nos sumergió en la ciénaga de Velvet Revolver (tedio). Esto es un viaje de ida y vuelta para complacer a todos los músicos. El ardiente crunch de la Les Paul de Mr. Hudson nos cortó en rodajas con el himno de himnos Welcome To The Jungle, número que estuvo entre lo más sólido y emocionante del gig. Slash estaba pletórico, escupiendo riffs y solos de una forma lasciva y arrebatadora. Sin duda está en la cima de su arte con las seis (o doce) cuerdas.

El espíritu del genio fundador Izzy Stradlin brotó de los poros de los siguientes temas del setlist: Pretty Tied Up, Reckless Life (un muy saludable regreso al EP Live Like a Suicide) y Double Talkin’ Jive, esta última con el ya clásico instante casi-flamenco de Slash en el solo final. Los problemas con el volúmen en la voz de Axl Rose seguían dando zarpazos pero el live seguía su curso con potencia y quien les escribe seguía dando saltos. Es así.

Necesitaba hacer un refill y el momento de las canciones que pocos quieren escuchar era el ideal para hacerlo. Hard Skool y Absurd, por muy bien que estén tocadas, no soportan la comparación con nada de lo que haya grabado el grupo anteriormente. Nadie se habría cabreado si las hubieran sustituido por trallazos ausentes como Dust N’ Bones, 14 Years o Dead Horse.

Live and Let Die renovó el aire y nos llevó a tierra conocida con poderío. Wichita Lineman es la nueva-recurrencia-cover que aunque esté bien tocada no la necesito (¡si quieres hacer una versión dale con el Attitude!). A todas estas Axl Rose seguía dando carreras, saltos y recorriendo el escenario de punta a punta con fuerza, sonriendo, disfrutando: El cantante está en muy buena forma y no sólo me refiero al físico, porque se le nota en un estado cercano a la felicidad.

Foto: Jonathan De La Rosa

You Could Be Mine me removió los recuerdos y me hizo volver al Terminator 2, al centro comercial y a las correrías de un tiempo intenso. El grupo la tocó con fiereza y Slash estuvo afilado con la BC Rich roja correspondiente (sin el sonido de esta guitarra You Could Be Mine no sería You Could Be Mine). 

Con Estranged me mantuve atento a la deliciosa pirotecnia de Slash con sus “killer guitar melodies”, tratando de aislar de mi cabeza los graves fallos en el sonido con la voz de Axl. Una pena que lo técnico no acompañara a una performance grupal sobresaliente. Lo que pasó a continuación me dejó perplejo: el bajón en la euforia de una parte del público con la inesperada Down on the Farm y especialmente con la SIEMPRE emocionante Rocket Queen y la primera interpretación ¡desde 1988! de Anything Goes. No entendí la relativa frialdad en ese tramo del concierto.

Para el momento vocal de Mr. Duff McKagan tuvimos el T.V. Eye de Iggy Pop y debo decir que estuvo entre lo mejor de la noche. Es una gozada absoluta ver a Duff en modo frontman. Es un bendito animal del punk rock. Aún recuperando el aliento llegó otro de esos temas innecesarios, de los que te cortan el rollo y te hacen sentarte a ver el móvil: There Was a Time. Lo siento pero es un no-no. Axl la cantó con fervor pero insisto: Es un no-no.

Don’t Cry es una de esas canciones con las que tenía pendiente reconciliarme y sucedió en este concierto. Impecable en lo vocal y lo instrumental. El siguiente tema es de esos que me hicieron recordar porqué me me gusta tanto Guns N’ Roses: Shadow of Your Love. Es la furia del callejón angelino, es el local mugriento y decadente de la banda en sus inicios. Es la gloria.

Con la bandera de Ucrania ondeando en las pantallas llegaba la gran Civil War con Slash en el centro del huracán de guitarras y Duff haciendo esos coros que están entre mis favoritos de los Gunners. Tras las presentaciones de rigor de los músicos (el guitarrista Richard Fortus, el batería Frank Ferrer y los tecladistas/coristas Dizzy Reed y Melissa Reese) Slash nos llevó a guitarland con un portentoso solo que enlazó con el clásico absoluto Sweet Child O’ Mine. La masa de brazos en alto rugía los Where do we go? / Where do we go now? como si se le fuera la vida en ello. A todas estas, si el grupo hubiera parado aquí el concierto no pasaba nada, pero las fieras estaban desatadas en la jungla – para nuestra buena suerte -.

Foto: Jonathan De La Rosa

November Rain era imposible que no la tocaran. This I Love era imposible que nos la ahorraran (soporífera a pesar de la gran interpretación vocal de Axl). No invento el agua tibia cuando digo que los temas del Chinese Democracy son los menos celebrados. ¿Y si en vez de This I Love fuera So Fine? ahí lo dejo para la reflexión. 

El siguiente tema me aclaró que Guns N’ Roses no busca hacer un show de nostalgia, porque lanzarse a por el Locomotive del Use Your Illusion II es un acto de valentía demencial. Sufrí mucho con los erráticos niveles de volumen de Axl Rose, lo cual lastró mucho el tema. Knockin’ on Heaven’s Door nos devolvió al barrio de los clásicos y quizás con un par de solos guitarra menos habría ganado mucho. Desde el minuto uno del live deseaba que tocaran Nightrain y justo antes del encore (después de más de tres horas de electricidad) llegó con esa furia enológica/ferroviaria que nos puso a botar a todos sin excepción.

Foto: Jonathan De La Rosa

Para el cierre la banda sorprendió con Yesterdays (bocanada de oxígeno para el respetable) enlazando con la siempre emocionante Patience y la coda muscular de un Paradise City que sonó con la potencia de los buenos-viejos tiempos. Un cierre descomunal para un concierto que objetivamente pudo ser mucho mejor en el plano técnico, porque el sonido era muy mejorable, pero en lo subjetivo fue un triunfo incontestable. Guns N’ Roses lo dieron todo, fueron generosos hasta la extenuación (¡33 canciones!) y están en su mejor momento como músicos. Dicen que ‘menos es más’ pero cuando se trata de Guns N’ Roses ‘más es más’. |

Setlist: It’s So Easy, Bad Obsession, Chinese Democracy, Mr. Brownstone, Slither, Welcome to the Jungle, Pretty Tied Up, Reckless Life, Double Talkin’ Jive, Hard Skool, Absurd, Live and Let Die, Wichita Lineman, You Could Be Mine, Estranged, Down on the Farm, Rocket Queen, Anything Goes, T.V. Eye, There Was a Time, Don’t Cry, Shadow of Your Love, Civil War, Slash Guitar Solo, Sweet Child o’ Mine, November Rain, This I Love, Locomotive, Knockin’ on Heaven’s Door, Nightrain. Encore: Yesterdays, Patience, Paradise City.

Foto: Jonathan De La Rosa

Todas las Fotos: Jonathan De La Rosa

Sobre el autor del artículo:

RICARDO PORTMAN: Fundador y editor de Ecos del Vinilo, es periodista y crítico musical, criado y alimentado por el rock n’ roll; creció a la vera de The Beatles, los Stones, The Doors, Pink Floyd y Queen, compañeros de viaje que fueron nutriendo el banco de datos de una mente que siempre se ha movido en acordes, estrofas y vinilos. – @ricardoportman_ | @ecosdelvinilo

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