Concierto | Zucchero: ¡Aleluya, Sugar!

Concierto | Zucchero: ¡Aleluya, Sugar!

Les contamos su concierto del 14 de julio en las Noches del Botánico

[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo | @portman918

Al fin regresamos a las Noches del Botánico (uno de mis festivales favoritos de Madrid, de nuevo con una organización deluxe) y ha sido un golden-start con Zucchero Fornaciari (Reggio Emilia, 1955), un cantante y músico superlativo, quien para los que tenemos varias décadas siguiéndole los pasos, es mucho más que el ropaje mainstream que algunos creen que el transalpino lleva sobre sus hombros. Es un portento blues, soul y rock con un finísimo olfato para construir algunas de las baladas más delicadas que jamas escucharás. Ahora, trayéndonos su World Wild Tour decidió que sacaría nuestro lado más salvaje.

Abrieron el show los impresionantes The Black Heritage Choir, un conjunto vocal de all-stars, elegidos entre más de dos mil cantantes del estado de Mississippi (Estados Unidos), que bajo la dirección de Jerry Calvin Smith, nos llevó en volandas a una conmovedora misa gospel, y les juro que casi volví a ser cristiano, en especial cuando Katie Graham cantó un Amazing Grace de leyenda. Si alguna vez tenéis la oportunidad de ver la The Black Heritage Choir no pierdan esa oportunidad de un encuentro cercano del tercer tipo con alguna deidad. Ellos te llevarán a ese estado.

Justo antes del inicio de Zucchero debo decir (momento del bad-cop) que una parte significativa del público-maduritos-AOR dejó mucho que desear. Tuvieron una total falta de respeto hacia los abridores, entrando y saliendo del recinto con platos de comida y charlando a viva voz, molestando a los que estábamos en el éxtasis, y posteriormente más de lo mismo durante el directo de Zucchero, llegando al punto que tuve que cambiarme tres veces de lugar para poder asimilar y disfrutar del concierto. Viendo la maravilla musical que el coro norteamericano y el italiano con su banda nos estaban obsequiando, sólo pude recordar aquella mítica escena (y frase) del Wayne’s World del 92: “No somos dignos, no somos dignos”. Y así es, ha sido como arrojar perlas a los cerdos.

Ahora me pongo en modo ‘good-cop’: lo de Zucchero ha sido alucinante. Con una banda descomunal de diez músicos, nuestro Sugar hizo una deliciosa disección de un cancionero digno de un orfebre. Fue un mix entre los clásicos de las efemes –Baila (Sexy Thing), Senza una Donna, Così Celeste– y selecciones que por lo menos a mi me sorprendieron como X colpa di chi? (que hizo saltar los automáticos de mi cuadro eléctrico personal) junto con momentos de lucimiento para unos músicos espectaculares, por momentos dirigidos sutilmente por Zucchero como si fuera un Mickey Mouse en Fantasía, guiando las olas de un océano de sonido. Para los instantes de reposo de la volcánica garganta de Fornaciari su grupo nos llevó por algunos covers, incluyendo un Stayin’ Alive funky-as-hell

Esta banda de otra galaxia, liderada por Zucchero a la voz y guitarra, está integrada por Polo Jones (bajo), Kat Dyson (guitarra), Peter Vettese (hammond, piano), Mario Schilirò (guitarra solista), Adriano Molinari (batería), Nicola Peruch (teclados), Monica Mz Carter (batería, percusión), James Thompson (saxo, flauta, armónica), Lázaro Amauri Oviedo Dilout (trompeta) y Oma Jali (coros).

De entre muchos momentos prime-time del show destaco por encima de todo el muy emotivo homenaje de Zucchero a Luciano Pavarotti con una interpretación de Miserere que me puso a llorar como un chiquillo. Ver las imágenes y escuchar la voz de Luciano me hizo decir muy bajito: God bless you, Luciano, donde quiera que estés.

Tras dos encores (¡dos!) y un Blu descomunal, me di cuenta que me he pasado medio bolo de pie bailando, con las manos en carne viva de tanto aplaudir (antes, durante y después de las canciones). Por si había alguna duda: Zucchero Fornaciari es el Rey de la elegancia, un genio por derecho propio que es muchísimo más que lo que escuchamos en las emisoras generalistas durante años. El italiano es un Leonardo del soul, un Pasolini del blues-rock, un Fellini de la balada. Por segunda vez, tras la última nota de Fornaciari y su banda, estuve a punto de volver a las creencias sagradas (desde el trampolín de un seductor Diavolo In Me). Nunca me había pasado algo similar. Sólo puedo clamar, a los cuatro vientos y las siete colinas: ¡Aleluya, Sugar!

Sobre el autor del artículo:

RICARDO PORTMÁN: Fundador y editor de Ecos del Vinilo, es periodista y crítico musical, criado y alimentado por el rock n’ roll; creció a la vera de The Beatles, los Stones, The Doors, Pink Floyd y Queen, compañeros de viaje que fueron nutriendo el banco de datos de una mente que siempre se ha movido en acordes, estrofas y vinilos. – @portman918 | @ecosdelvinilo

Todas las fotos: Festival Noches del Botánico / Víctor Moreno.

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