Crónica | Sidonie: Esa electricidad que salva

Crónica | Sidonie: Esa electricidad que salva

Así fue su concierto del 28 de enero en el Teatro Coliseum de Madrid en el Inverfest

[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

Siendo sincero, cuando entré el Teatro Coliseum de Madrid el pasado 28 de enero para mi primera crónica del Inverfest 2021 sentía que tenía siglos sin asistir a un concierto-concierto (nada de acústicos descafeinados ni streamings de dormitorio). De hecho, uno de mis últimos conciertos antes del confinamiento fue también dentro del marco del festival madrileño-edición 2020 en la Joy Eslava. Ahora, tocaba ver a los tremendos Sidonie (nota: mi primer concierto suyo) y mis expectativas eran altas. El hashtag ‘Cultura Segura’ ha tenido en este recital su máxima representación por la cuidada organización; chapó por ello.

Un escenario desnudo nos espera. Un taburete en el centro de la tarima, una bombilla solitaria y un repentino Marc Ros armado sólo de guitarra acústica. La austera estampa me ha recordado al inicio del Stop Making Sense de los Talking Heads. Marc, sonriente, con su voz fina, abre con los versos “Tengo hambre, frío y sed / Y una chica con temblores / Dice que me va a querer”. Los Coches Aún No Vuelan inaugura el baile. Tras un par de número se suma Jes Senra con su bajo Rickenbacker color fuego. 

Fascinado ya nos muestra al triunvirato completo, con Axel Pi tras la batería, además de Víctor Valiente en la guitarra, Edu Martínez a los teclados y el impresionante Ramiro Nieto en la percusión y voz -son seis los ejecutantes en el festín-. Es una revelación verles y escucharles. Los coros de Senra son otra voz solista, sus líneas de bajo, con predominio de notas afiladas en las posiciones agudas del mástil, siempre me han recordado al estilo de Bill Wyman, aunque sólo es un apunte de ejecución porque su lenguaje corporal es una oda a la dinámica. Maravilloso y Costa Azul nos elevan hasta la altura de crucero, siempre Marc con la acústica –“ojalá se pase en algún momento a la Tele” pensaba yo– que pugnaba por ocupar un lugar central en el espectro con permiso del frenesí en el hi-hat de Axel (espero que llegue el momento en el cual se le reconozca como uno de los mejores baterías de nuestro país).

Sidonie suelen regalarnos vuelos rasantes por las versiones y su revisión del Gracias a la Vida (que es parte del nuevo álbum El Regreso de Abba) con mucho protagonismo vocal de Jesús, nos conmueve, en especial cuando comparten algunos compases del Riders on the Storm de The Doors (esto es de locos, en el mejor de los sentidos). No Sé Dibujar un Perro y El Peor Grupo del Mundo invitan a las palmas: la banda de seis piezas levita y nos lleva de la mano a su experiencia. 

Llega el segundo acto con la electricidad como caballo de batalla. La Telecaster color madera, el bajo Mustang blanco, el reverb metiéndome temblores en la tripa. Me Llamo Abba lleva la noche al punto de ebullición con su estribillo-modo-bucle; Siglo XX me hace rememorar los días de encierro de la primera mitad del 2020: “Este lugar no está hecho para mí / Este lugar no está hecho para mí”. No hay punto de retorno: los amplificadores a tope no me dejarán ya regresar nunca más al unplugged forzado del maldito virus. 

Que no se nos olvide: Sidonie están presentado en sociedad a El regreso de Abba y dos de sus temas más inspirados suman enteros a continuación. Hugo del Desierto y El Verano del Amor, y en especial la segunda con ese inflamable “Verano del amor / Y un cóctel molotov ” es una prueba para la contención ante la necesidad vital de levantarse del asiento y dejarse llevar por el baile.

Con Portlligat llega el momento gospel, porque la performance muta hacia el puente pastor-guiando-a-la-congregación, con el bajo en el centro como prima donna/fat lady sobre la planicie de palmas. Los primeros acordes de Abba y Mathieu me emocionan en especial, siendo un beatleriano total (Marc sonríe por lo bajo, como el crío que hace la travesura) porque siento que escucho el I Need You del álbum Help! y su comentario posterior, poniéndonos a prueba sobre si estamos como público atentos a los guiños, lo confirma. Sidonie, metiendo algo de los Fab Four me terminan de meter en el bolsillo.

El 2020 fue un año de mierda”: la carcajada es general. Este breve desliz de Marc nos introduce a la magnífica Un Día de Mierda, canción de uno de mis discos favoritos de los catalanes Sierra y Canadá (habría dado un riñón para que tocaran la canción que titula ese disco). Tras Buenas Vibraciones llegaba -en una secuencia de premio- la que considero fue la cima del concierto, la catarsis definitiva: Nirvana Internacional. No es sólo la exuberancia de sus texturas psicodélicas: es la trascendencia y la conexión espiritual que genera; es la paz plena y suntuosa del Om Mani Padme Hum. Nos quedamos en la gloria bendita tras esto.

El Incendio, hit de hits, nos sugiere que el cuerpo principal del setlist llega su fin, pero con Sidonie nunca se sabe (para nuestra buena suerte).

Llega el encore y como no podía ser de otra forma, llegan las preciosas Carreteras Infinitas, con ese estribillo que es una adicción y ‘un suplicio’ (con la maldita mascarilla es imposible gritarla como lo pide el cuerpo).  Tras esto, la banda detiene las revoluciones para compartirnos el momento más emotivo imaginable. Axel toma la palabra para un mensaje de agradecimiento, de reconocimiento, de humildad y conciencia sobre su deseo de estar sobre los escenarios; las voz quebrada por la emoción del batería nos pone un nudo en la garganta y al borde de las lágrimas.

Mi Vida es la Música y Estáis Aquí redondean la perfección de la circunferencia. Nos llevan en volandas a un ending de gloria. Sidonie es de esas bandas que debes ver alguna vez en tu vida en concierto. Verles sonreír, abrazarse, saltar como teenagers, es una lección de vida para los músicos y los no-músicos. En este inicio de un año que no pinta mucho mejor que el horror de los pasados doce meses, Sidonie nos demuestra que la música es electricidad y esa electricidad salva. Gracias a la vida y a vosotros, Ros, Senra y Pi.|

Fotos: Ricardo Portmán

Copyright © 2021 Ecos del Vinilo. Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.