The Byrds: Aves caídas y música cósmica americana

The Byrds: Aves caídas y música cósmica americana
McGuinn: «Si no puedes volar, no puedes ser un Byrd»


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

The Byrds, banda paradigma del folk rock, tienen un lugar merecido en el altar de los grandes de la música del último medio siglo, pero también mantuvieron invariablemente en sus cabezas el sambenito de banda problemática y disfuncional. Jim/Roger McGuinn ha sido líder, creador y destructor del legado; su voz y maravillosa guitarra de doce cuerdas fundamentaron el espíritu de la banda, pero su ego se encargó de destruir lo que hacían sus arpegios acristalados. Los despojos que fueron quedando en el camino tenían nombre, apellido y diferentes grados de influencia: Gene Clark, David Crosby, Gram Parsons y Michael Clarke.

Desde los primeros tiempos fue evidente el enorme potencial como compositor de Gene Clark. Esto no hubiera sido un problema (se vendían bien sus discos) si no fuera por el hecho que, con créditos individuales, el cantante ganara mucho más dinero que sus compañeros por los royalties. Además del tema dinero, Gene sufría de un pánico insuperable por volar: esto le condenó después de un ataque de pánico en un vuelo hacia New York. Deja la banda por este motivo en febrero de 1965, poco antes de la publicación de Fifth Dimension. McGuinn le dijo: «Si no puedes volar, no puedes ser un ‘Byrd«. Clark moriría en 1991, con 46 años, debido a un ataque cardíaco producido por una úlcera estomacal.

Los siguientes en bajarse (o ser bajados) del barco fueron Crosby y Clarke. Las caóticas sesiones de grabación de The Notorious Byrd Brothers terminaron por detonar la relación de la banda con el inestable Crosby. El guitarrista se negaba a interpretar el tema Goin’ Back, por considerar que era inferior a su autoproclamada obra maestra Triad. Terminaría cediendo este tema a los Jefferson Airplane




La gota que colmaría el vaso sería su intervención en directo con los Buffalo Springfield (sustituyendo a Neil Young) y sus insoportables monólogos sobre política y drogas en el escenario del Festival Pop de Monterrey. Finalmente Chris Hillman y Roger McGuinn lo echarían del grupo. Así lo recordaba Crosby en 1980: «Vinieron y me dijeron que me querían echar. Llegaron zumbando en sus Porsches y dijeron que era imposible trabajar conmigo y que de todas maneras no era muy bueno y que estarían mejor sin mi. Y francamente, llevo riéndome desde aquél día. Qué les jodan. Aunque dolió mucho. No intenté razonar con ellos. Simplemente dije, ‘es un desperdicio y un vergonzoso … adiós«.

El baterista Michael Clarke también abandonaría en estas misma sesiones, harto de las tensiones internas y porque sus aportes creativos eran ignorados por McGuinn y Hillman. El bajista llamaría a su primo Kevin Kelley para cubrir la baja de Clarke, pero faltaba un cuarto músico para darle peso a la música, especialmente para los directos. Es aquí donde entra a escena Gram Parsons. 

Fue integrado en The Byrds para ser tecladista, pero pronto se pasaría a la guitarra, además de las armonías vocales. Parsons empezó a socavar lo hecho por la banda hasta el momento, convenciéndoles que debían interpretar lo que él llamaba la ‘Música Cósmica Americana‘, que no era otra cosa sino un mestizaje de country, rock, folk, R&B y soul. El resultado de esta influencia la encontramos en el mítico elepé Sweetheart Of The Rodeo, lanzado en agosto de 1968. 

La enorme calidad de este disco no escondería la realidad que seguían presentes las tensiones, con un McGuinn celoso que se sentía amenazado por el creciente liderazgo de Parsons. Incluso borró todas las pistas vocales de Gram, oficialmente porque éste estaba bajo contrato con el sello LHI, pero lo cierto es que igualmente tenía pensado anular todos los aportes del guitarrista. 




El final de Parsons en The Byrds llegó en plena gira europea, donde se planteó la posibilidad de tocar en Sudáfrica, cosa a los que se negaba Gram por su rechazo al Apartheid; luego los hechos demostrarían que en realidad quería quedarse con Keith Richards para profundizar en la música country (míticas fueron sus veladas francesas de guitarra acústica con Keith en Nellcote, durante la grabación del Exile On Main St.). Hasta aquí su andadura con The Byrds, pero no el finiquito artístico con Chris Hillman. Con éste formaría los Flying Burritos Brothers y publicaría el clásico The Gilded Palace Of Sin. Otro célebre que se uniría a los FBB sería el baterista disidente Michael Clarke. Gram Parsons, genio donde los hayan, murió en septiembre de 1973, a los 26 años, en el hotel del Parque Joshua Tree de California.

Todas estas bajas terminarían pasando factura a un grupo que seguía llamándose The Byrds pero que no conservaba nada de su esencia original, a excepción de McGuinn. Esa ave perdió tantas plumas que terminó sus días como un ente incapaz de volar. 






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