Crítica | Una Guapa y un Gualtrapa: Clásicos y actuales

Crítica | Una Guapa y un Gualtrapa: Clásicos y actuales
Mainstream
[Independiente
★★



[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

Una Guapa y un Gualtrapa finalmente han dado el pistoletazo de salida para la era Mainstream y esto promete mucho. La banda ha dado un paso adelante, expandiendo su radio de acción en cuento a géneros y sobre todo han profundizado en un discurso musical propio, identificable, que siendo clásico también es muy actual. De Mainstream ya conocíamos dos cortes de adelanto, y esas primeras impresiones fueron las correctas, porque los doces cortes del álbum vuelan a la misma altura, sin altibajos y con mucho trabajo en los detalles (es una grabación impecable). Una Guapa y un Gualtrapa tienen ese no-sé-qué que les hacen ser diferentes y enigmáticos.

Abre la reproducción Wait con un acertado arreglo de guitarras en staccato, que va ganando en distort conforme avanzan los segundos, dando la entrada un bajo fáctico a la fibrosa interpretación vocal. Wait es el corte ideal para iniciar con buen pie. Si quedaba alguna duda con la pista de apertura seguro quedará disipada con la potente Blame It On Me, cuya batería es un infatigable martillo de los dioses, y por encima de todo la línea melódica, magnética y adhesiva. Miracles es el retorno a las ondas surf rock, la nostalgia de postal de la carretera costera californiana. Es Wayne Cochran, hoy. Long Term Rentals es una sabia combinación de elementos Merseybeat y arreglos de rock alternativo de los noventas, con unos coros muy Beach Boys, más por inspiración que por las armonías per se.

Angry and Awaken es Tarantino; surf oscuro y sangrante a lo Dick Dale pero con la sombra de los excéntricos B-52’s merodeando el perímetro. Sort It Out refuerza la sensación de sincronía entre el pasado y el presente a través de unas guitarras que resuenan desde algún paraje de la historia del pop clásico. El latido del corazón del bebé es el big bang de Your Beat, single que ya conocíamos y aquí tras las escuchas en bucle terminan por convencernos que ese expresivo bajo disco music en conjunción con un estribillo de premio es un número ganador. Caffeine es el corte de rock alternativo con pinceladas del retro revival tan propio de bandas como Fastball; es una canción de ritmo trepidante, órgano cargado de reverberación y fraseos de guitarra que son una delicia en dimensiones gourmet.

Devil In Disguise es el placer kitsch, el rockabilly fetiche de la carretera interprovincial. Baja el tempo y sube la melancolía cargada de tremolo de Life Support, una delicatessen de regusto vintage. The More I Learn the Less I Know rompe el embrujo anterior y nos lleva a un terreno más carnal, a la noche de barra de bar y escarceo con alevosía nocturna. Sorprende cerrando el primer corte en castellano del dúo, Quien Quiere Ser Amado, que siendo una breve rareza en su cancionero es también un sutil punto y aparte, una puerta abierta para nuevas posibilidades en futuras producciones. 

No debe causar sorpresa que Mainstream se convierta paulatinamente, para muchos, en ese disco que pinchas de principio a fin sin apenas darte cuenta. Son treinta y cuatro minutos que pasan raudos pero a la vez dejan huella. 







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