Crítica | Tame Impala: El disco que más te hará pensar

Crítica | Tame Impala: El disco que más te hará pensar
The Slow Rush
[Caroline
★★


[Lucía Monsalve] @ecosdelvinilo 

Si entiendes a Tame Impala, The Slow Rush será el examen más fácil de tu vida. El álbum que parecía ver la luz a principios de 2019 lo hace poco más de un año después como regalo perfecto de San Valentín, de la mano de Island Records y Modular Recordings. The Slow Rush es el cuarto trabajo de estudio de la banda australiana.

Kevin Parker sigue, aparentemente, en la misma línea a la hora de dotar a sus canciones con una duración más larga de lo normal, un detalle que ya se ha convertido en marca de la casa: se trata de un disco con 12 canciones y 57 minutos ininterrumpidos de música durante los que no se pierde esa esencia de rock psicodélico tan característico. Si hablamos de tiempo, de The Slow Rush cuelga un cartel de “atemporal”. Da igual cuando haya salido el disco, nunca es mal momento para escucharlo (ni para escuchar la discografía de Tame en conjunto). Y es que la publicación de este álbum en cuestión iba a llevarse a cabo antes de la actuación de la banda en Coachella el pasado 2019, pero el momento no debió ser el adecuado para Parker y los suyos. Nueve meses más tarde, tenemos el disco en nuestras manos y cabezas.

Llega cuatro años después de Currents (2015), el álbum de Tame Impala que más ha dado para hablar y que disparó a la banda al mundo de la fama, además de hacer protagonistas a sus integrantes de numerosos festivales a nivel tanto nacional como internacional como cabezas de cartel. En esta ocasión, The Slow Rush adopta un tono más calmado y tranquilo dentro de ese género. Fue presentado por cuatro sencillos: Borderline, It Might Be Time, Posthumous Forgiveness y Lost In Yesterday.

Borderline se presenta como una canción en la que el teclado no deja de sonar. En ella, Parker se enfrenta a una relación que apenas puede mantenerse en pie y reflexiona sobre el origen del amor; además, ‘borderline’ también hace referencia a algo arriesgado y de todo menos certero; se asocia también con el Trastorno Límite de Personalidad, que en ocasiones puede afectar o deteriorar las relaciones (no sólo amorosas), dando así lugar al tema principal de la canción.

Posthumous Forgiveness tiene un vago aire a Redbone de Childish Gambino si prestamos atención al riff que suena al inicio y durante de la canción de fondo, quizás como la relación que tuvo con su padre, ahora en segundo plano tras su muerte. Kevin aprovecha la canción para contar las experiencias que vivió sin él (“Wanna Tell you about time / I was in Abbey Road / Or The Time I had / Mick Jagger on the phone”).

One More Year –la canción más íntima de Parker hasta la fecha– inicia un disco lleno de sorpresas, pero primero sitúa a su autor de manera onírica. No hay más que prestar atención a la letra: “Do you remember we were standing here a year ago / Our minds were racing and time went slow / If there was trouble in the world we didn’t know / If we ever cared we didn’t show”.

Instant Destiny abre una segunda puerta en el disco; puede recordar a Fado de Milky Chance. El título hace referencia a la permanencia de una relación tras el matrimonio, que sirve de cemento para que ésta se haga más fuerte. La canción deja ver al propio Kevin pidiendo matrimonio a su novia para dar un paso más e iniciar una vida juntos (“I’m about to do something crazy / No more delaying (…) We can get a home in Miami / Go and get married / Tattoo your name on my arm”).

Breathe Deeper tiene un tono funk que solo nos puede recordar a Daft Punk, mientras que en el otro extremo está Tomorrow’s Dust de la mano de unos bongos y una guitarra acústica, con (como no) más teclados.

Una línea de bajo y otro teclado dan paso a Lost In Yesterday, canción con la que ya se habría consumido más de medio disco; con más de 19 millones de reproducciones en Spotify, está en entre las cinco canciones más escuchadas de Tame Impala. Le sigue Is It True, que adopta un tono más pop desde el segundo uno y que a más de uno recordará a Michael Jackson.

Seguro que hay canciones que no han visto la luz y no están en el equipo de The Slow Rush, pero lo mejor –si es que se puede mejorar este disco– se hace esperar, ¿no? Por el momento y hasta 2020, con cinco años de “parón” de por medio, la espera para tener este nuevo trabajo en manos de todos ha tenido su recompensa: es, sin lugar a dudas, el disco que más hará pensar a quienes lo escuchen. Parker ha conseguido unir música de diferentes eras, las ha metido todas bajo un mismo techo y plasmado en otro álbum más –que no cualquiera– de su discografía, dando lugar al nacimiento de The Slow Rush.









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