Crítica | Lola Marsh: Pop épico y cinematográfico

Crítica | Lola Marsh: Pop épico y cinematográfico
Someday Tomorrow Maybe
[Anova Music
★★



[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

Romanticismo, nostalgia y un poco de cinemática”. Así ha definido la cantante Yael Shoshanna Cohen a Lola Marsh, proyecto fascinante que comparte con el multi instrumentalista Gil Landau. Su segundo disco, Someday Tomorrow Maybe, es eso y más, porque también es un tratado de pop épico y cinematográfico con tintes de folk alternativo, donde escuchamos muchas referencias pero a la vez solo escuchamos a Lola Marsh, lo cual es un enigma maravilloso. 

Echoes es la gran apertura, una composición que surgió como un homenaje al amor por los westerns del duo, pero que derivó en un single poderoso, un synth pop contemporáneo de libro que es, sin duda, el mejor tema del álbum. Only For a Moment nos lleva de la mano al rhythm & blues old school, con las palmas y chasquidos dando el patrón rítmico y Yael brillando con una de sus mejores interpretaciones vocales. Hold On es un corte con la grandiosa tristeza del mundo sin internet; una balada con los suficientes elementos instrumentales para ser una canción vintage y a la vez moderna.

El folk lo-fi llega de la mano de Strangers On The Subway, una composición muy Simon & Garfunkel, con la melodía de porcelana casi susurrada sobre una modesta base de guitarra acústica. Like In The Movies rompe con lo anterior y nos planta a centímetros de la cara un hermoso tema dream pop, impresionante en las imágenes que transmite, con arreglos translúcidos que enmarcan la maravillosa voz de Yael. Este es sin duda uno de los puntos altos del disco. Como en un carrusel sensorial regresamos al folk, ahora con más tintes de Americana, del tema In Your Eyes

Pop clásico en su expresión más pura, eso es Give Me Some Time, con Yael en modo Stevie Nicks al inicio del tema, con un posterior desarrollo expansivo reminiscente a Amy Winehouse o Lana Del Rey. What Am I es de esas canciones donde Lola Marsh destapa el tarro de las esencias, haciendo ofrenda al oyente con sus elaborados contrapuntos vocales, sutiles arpegios a la acústica y un insultante talento para generar melodías perfectas, equilibradas y atemporales.

Darkest Hour calza al milímetro en la tradición Morricone, por lo que no se me hace difícil imaginar esta tonada en una de las escenas de The  Hateful Eight. ¿Os imagináis la planicie nevada, el desnudo hijo del general suplicando por su vida y de fondo sonando esta canción? Yo si. Four Long Seasons bien podría ser la amable coda folk para la grandiosidad de Darkest Hour. 


El soundtrack del amanecer: In The Morning es la sublimación definitiva de la salida del sol en poco más de minuto y medio. Where Are You Tonight despide con brevedad y elegancia en un nuevo guiño al sonido del celuloide. Los cuarenta y un minutos de Someday Tomorrow Maybe son más que música y armonías, es la historia en una pantalla, la inmortalidad de la imagen y de los sonidos que le acompañan. Esto es la banda sonora de nuestras vidas.










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