Crónica | Christina Rosenvinge: Cuando acabe el mundo que se acabe así

Crónica | Christina Rosenvinge: Cuando acabe el mundo que se acabe así
Anoche la cantautora cerró el ciclo Un Hombre Rubio en la Joy Eslava dentro del Inverfest 2020 y aquí les contamos cada detalle




[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo 

Christina Rosenvinge, cantautora de finas armas narrativas, nos convocaba al concierto de cierre de su disco Un Hombre Rubio, obra fundamental dentro de una trayectoria significativa, y este fin de ciclo no podía ser en otro escenario que en la Joy Eslava madrileña. El Inverfest en su edición 2020 está dando el do de pecho con una selección de premio y Christina es la prueba de ello. La creciente fila de personas fuera de la sala, en el frío de un viernes de enero, daba muestras de una excitación serena, a fuego lento. La diversidad de edades de los asistentes habla muy bien de cómo la obra de la artista cala, año tras año, canción tras canción, sin que el tiempo haga mella.  

Con la sala en sus máximos de aforo vemos los instrumentos en las posiciones de performance y van saliendo uno a uno los ejecutantes: Toni Díaz se cuelga el bajo Fender rojo y blanco, Juan Diego Gosálvez se ubica tras la batería, Irene Novoa se desliza a los teclados y Álex Hernanz se acompaña con una Jazzmaster de sonido afilado. Christina Rosenvinge, de impoluto blanco y negro, con el oro coronando su testa, sale sonriente, concentrada, directo al micrófono. Su paso ligero habla de muchas tablas pisadas y de una satisfacción implícita por el momento artístico que vive.

Foto: Ricardo Portmán

Inicia el recital con Niña Animal y al primer acorde queda meridianamente claro que es un ‘concierto rock’ por los decibelios y la benéfica tensión pulsante. Los versos iniciales parecen hablar de la propia Christina en ese instante inaugural, ella es la niña frente a la muchedumbre: “La niña no se cansa / la niña no se cansa, aún / la niña no se duerme / si no te duermes antes tú”. Todavía con las chispas brillando del tema de apertura, aborda El Pretendiente, con esa intro a lo Diamond Dogs de Bowie, con Christina al teclado (aún su guitarra esperaba su turno en el fondo).

Rosenvinge no escatima conversación y complicidad con el público. Con esa calidez de hogar tan suya nos dice: “Esta noche es especial porque cierro el ciclo de Un Hombre Rubio. Tocaremos todas las canciones por última vez, porque algunas canciones pueden caer en el olvido, otras no… cuando las tocamos al inicio eran vírgenes, ahora ya tienen dos años de recorrido… gracias a los que vinisteis a verme tocarlas entonces y a los que estáis repitiendo esta noche en este cierre”.

Procede Christina a colgarse la Stratocaster rosewood para la conmovedora Berta Multiplicada, tema que cierra la primera tanda de Un Hombre Rubio. Jorge y Yo nos regresa a La Joven Dolores del 2011, álbum que es uno de los hitos vivenciales/musicales de su autora. El sonido es fluido, la interpretación va ganando enteros, con una banda en perfecta sincronía con una Christina que vuela libre con cada fraseo. 

Foto: Ricardo Portmán

Esta es una canción de amor para los hombres que han sido importantes en mi vida”. Así dio entrada la cantante a Romeo y Los Demás del álbum Lo Nuestro (2015). Es una canción de amor con la entidad de sutil y traviesa autobiografía. Merece destacarse la entidad que aporta a la canción el toque de Juan Diego Gosálvez con los mazos.

Pesa La Palabra nos lleva de regreso a Un Hombre Rubio, con esa tan grandiosa y clásica secuencia de acordes que nos lleva a lugares en la memoria. Christina está nuevamente en el Nord rojo. Es un pasaje introspectivo, de cercanía al milímetro con el micrófono y con cada uno de los presentes, con un final de premio viendo a Rosenvinge inclinada en su teclado controlando -con mano experta- la distorsión.    

Te espero en la esquina tomando café / ingle depilada, negro corsé…” es el manifiesto que nos lleva a Mi Vida Bajo El Agua, uno de los temas claves del tiempo de La Joven Dolores.  Aquí es una delicia experimentar los contrapuntos entre las figuras a la guitarra de Álex Hernanz y el toque cristalino de gato caminando sobre las teclas de un toy piano de Christina. 

Tras presentar a la banda, llega La Distancia Adecuada, canción que abre el preciosista Tu Labio Superior (2008). El terciopelo vocal de Rosenvinge es casi tangible, una pincelada de espíritu chanson y una invitación figurada al acto amatorio en su forma más natural.  

Romance De La Plata es el zoom al epicentro de los sentimientos tras la concepción de Un Hombre Rubio. En la introducción a la canción Christina nos deja una reflexión donde habla de “reciclar los traumas en forma de canciones”. Esto es una terapia, un exorcismo y una liberación de ella y de todos. Fueron muchos los corazones que se quemaron anoche con esos versos de plata.

Foto: Ricardo Portmán

Con Ana y Los Pájaros llega uno de los picos del concierto, con una interpretación engrandecida con respecto a su versión de estudio, con Rosenvinge y Hernanz destapando el tarro de las esencias con sus respectivas guitarras, siendo imposible no sonreír ante el rictus casi imperceptible de picardía de la artista en el estribillo: “Cuando acabe el mundo / que se acabe así / cuando acabe el mundo / que se acabe así, así, así”. Nunca el cunnilingus tuvo un himno propio líricamente tan exquisito.  

Es momento de bailar, del canto tribal y la comunión de las masas. Alguien Tendrá La Culpa nos coloca en el banquillo de la congregación en el acto gospel. Se corea, se hacen palmas, todos se miran y sonríen -es la catarsis de nuestros recuerdos infantiles-. Esto es divertimento sonoro en su estado más puro. 

Tras la diversión, llega la solemnidad rock de La Flor Entre La Vía. La interpretación es poderosa, un puño cerrado en alto, un “ochomil” conquistado, con un Alex Hernanz como animal voraz devorándonos con unos solos de guitarra lacerantes, que hacen alzar la voz en grito del público. Christina se coloca vocalmente en el centro del espectro, con la banda al completo ‘a su alrededor’ entonando en modo mantra el estribillo,  llevándonos en volandas al clímax definitivo de la noche. No puedo dejar de destacar el papel de Irene Novoa no solo a los teclados sino en la percusión menor, especialmente en este tema, donde aportó el trino brillante del triángulo mientras hacía los coros.

Foto: Ricardo Portmán

-¡Qué bien se conserva!- murmuran al pasar / cual lata de atún guardó silencio sepulcral”. Es la chispa del sex n’ roll en su forma peligrosa de curvas de puerto de montaña. La Muy Puta nos lleva al territorio carnal de la actuación, con Christina gateando felina en el borde del escenario, retándonos a volver a recuperar el aliento mientras nos mira y canta “Mis ex, tus ex, formando un castellet letal / coronarán la fiesta de mi ejecución final / Los críticos conceden la absolución total / desde la compañía les exigen santidad”. 

La Tejedora, también del disco Lo Nuestro, nos dejó un momento de lo que se graban a fuego: El grito casi incorpóreo de Christina es de los que dicen mucho sin palabras. La dinámica interpretación de Afónico nos despide del cuerpo principal del setlist, pero sabemos que volverán a escena, porque queda todavía espacio  para lo inesperado.

Tiempo del encore y momento para el último tema de Un Hombre Rubio que falta: el cierre, La Piedra Angular. Christina se sienta en el borde escenario para cantarla y se abre un pasillo entre el público, con quien les escribe justo en el centro de un imaginario triángulo isósceles. La canción es entrañable, la nostalgia de la despedida, que la cantante endulza con una invitación a todos para abrazarse, amarse y bailar un vals, tras lo cual deja su micrófono de lado, se levanta y se dirige sonriente a quien les escribe, que soltando bolígrafo y cuadernillo, se dispone a recibir a la musa para bailar un vals breve e inimaginable. Segundos que valen una vida y una vida para apuntarlo en tus highlights personales. 

La Absoluta Nada y Anoche – El Puñal y La Memoria pusieron el broche a un concierto que pasará a los registros por tratarse del final de Un Hombre Rubio y -quizás- la primera piedra de lo que vendrá de la pluma de la cantautora. “Ya es mañana qué más da / ya es mañana qué más da” fueron los  últimos versos y ese mañana despreocupado nos abre el abanico de novedades cortesía de nuestra Rosenvinge -sí, es un poco de todos los que le escuchamos y hemos vivido en sus canciones-. 

Tras la bajada del telón, con mis dedos manchados de tinta y un leve temblor en el estómago, me ha quedado muy claro que -citando ese estribillo con corona de laurel- cuando acabe el mundo que se acabe así, bailando un vals con Christina Rosenvinge. | 


Foto: Ricardo Portmán



Christina Rosenvinge | Set List 

Niña Animal
El Pretendiente
Berta Multiplicada
Jorge y Yo
Romeo y Los Demás
Pesa La Palabra
Mi Vida Bajo El Agua
La Distancia Adecuada
Romance De La Plata
Ana y Los Pájaros
Alguien Tendrá La Culpa
La Flor Entre La Vía
La Muy Puta
La Tejedora
Afónico

Encore:
La Piedra Angular
La Absoluta Nada
Anoche – El Puñal y la Memoria


Foto: Ricardo Portmán

Foto: Ricardo Portmán

Foto: Ricardo Portmán

Foto: Ricardo Portmán




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