Concierto | Los Amigos Invisibles: Funk, groove y gozadera irresistible en la noche dominicana

Así fue su recital en el Hard Rock Café de Santo Domingo



[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

En 1999 les ví en directo por primera vez. La Caracas pre-milenio era una burbujeante urbe plena de saludable desenfreno y Los Amigos Invisibles hacía un año que habían lanzado su primer disco con Luaka Pop, The New Sound of The Venezuelan Gozadera. Quien les escribe trabajaba como creativo publicitario y para la clásica marca de cigarrillos de la ola azul les recomendé como banda principal para amenizar una fiesta en una pista de go-kart en Los Ruices Sur. Ese día, tras el acto de apertura del grupo de covers Tártara, Los Amigos Invisibles me confirmaron las razones de una fama incipiente y como enamoraron el oído de David Byrne. Para el expediente quiero dejar constancia que ese día estrenaban El Baile del Sobón (o por lo menos eso nos comunicaron en aquel entonces). Desde entonces, por razones geográficas, nunca les había podido volver a ver en vivo, conformándome con sus discos, vídeos y reseñas de terceros.

La noche de este sábado 27 de julio finalmente me reencontré con los Amigos en el Hard Rock Café de Santo Domingo, República Dominicana, en un marco muy distinto al de veinte años atrás. Con dos entrevistas realizadas al Catire Torres en lo que va de 2019 me dispuse a experimentar un viaje en el tiempo (para mi y para ellos) y el destino fue aquella Caracas de The Fly, Rockatanga y de noches que terminaban siempre en la calle del Hambre.

Abrió la programación Andrés Mata, venezolano emprendedor que armado de guitarra acústica recuperó ese sabor de la balada latina con sabor 90s. Le siguió Rando Camasta, un potente músico dominicano que desarrolló un solvente y polirrítmico set de Caribe Pop, digno como antesala para el huracán de banda que le seguiría sobre las tablas.


Los Amigos Invisibles subían a escena y sin anestesia se lanzaron a por una impresionante interpretación de Love, tema original de Jorge Spiteri que está incluido en su disco Arepa 3000. Esta canción, por nada evidente para abrir, se me antojó ideal por lo sorprendente de su elección. 

La banda luce engrasada, elástica, fluye tema tras tema con una naturalidad que me demuestra como los años les han beneficiado, y que los integrantes originales ausentes, pese a su indudable importancia, no han restado enfoque ni músculo. Julio Briceño, José Rafael ´El Catire´ Torres y Juan Manuel Roura son tres jinetes de cabecera, en primera línea de tarima, que sostienen el legado LAI con orgullo y amor por lo que hacen. Gozar es su premisa y su obsequio a un público que nunca les es indiferente.

Con brevísimos interludios de temas clásicos del rock y el pop, los temas de un cancionero que parece infinito van elevando la temperatura del local, sucediéndose sin apenas respiro (esto tiene todo el espíritu del setlist caraqueño): Mujer Policía, Sexy, Cuchi-Cuchi abren camino para la irresistible Ponerte en Cuatro -un clásico de la música latinoamericana por derecho propio-.

Julio Briceño conversa constantemente con el público, nos hace reír y nos gana para su causa, porque esa chispa no viene en cartón de leche. Nació frontman, creció como líder de banda y se hace fuerte en su oficio. Juan Manuel Roura desde la sobriedad parece que no rompe un plato detrás del drum kit, pero la verdad es que el groove, la pulsación perfecta, el tempo metronómico, el buen gusto en la inclusión de fills medidos y el dominio de los matices que genera con hi-hat, le colocan en un lugar de privilegio entre los bateristas del género.


Mención aparte merece el José Rafael ´El Catire´ Torres al bajo. El funk, el acid jazz y el latin-disco dependen directamente de lo que surge de las cuatro cuerdas y el Catire en esto es un maestro. Dio una cátedra de como se utiliza el bajo como un instrumento armónico y melódico, generando contrapuntos y bases electrizantes. Es una verdadera experiencia verle desarrollar ese arsenal de fraseos tan Tina Weymouth/Bootsy Collins.

Dos temas que variaron sutilmente en sus arreglos fueron El Disco Anal (sin su característico intro) y La Vecina, sonando más contenidos y con mucho savoir faire, ganando muchos enteros en sus versiones 2019. Los Amigos Invisibles son amantes de las versiones y Hasta Que Te Conocí de Juan Gabriel fue la canción elegida para hacer homenaje al amor en sus formas más universales.

Tócamela es el gran single que les ha impulsado a lanzarse a carreteras y aeropuertos y es un hit instantáneo, que si en su versión vídeo es erotismo volcánico en concierto es un paso un paso más allá. Dame El Mambo es otro de los temas que desde su primera reproducción se convirtió en un fijo en el greatest hits de LAI y es una invitación imposible de rechazar para bailar. Mentiras es la canción del grupo venezolano con más reproducciones en Spotify (más de 51 millones) y la reacción del público dejó meridianamente claro el por qué. Quizás fue el estribillo cantado con más fervor por los asistentes.

Llega la pausa y la despedida que sabemos no es tal, porque los Amigos nunca dejan a medias, siempre rematan faena y esta noche dominicana no sería la excepción. Para el encore se lanzaron a por la atemporal, afilada y salvaje Ultra Funk, dando clausura con El Baile del Sobón, tema que, por avatares del destino cierra mi círculo personal con Los Amigos Invisibles, llevándome de regreso dos décadas atrás a aquella noche caraqueña cuando la presentaban como una novedad y que hoy es parte de la música de nuestras vidas.








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