Héroes del Silencio: El Mar No Cesa, 30 años después

Esta es nuestra revisión por su treinta aniversario 

[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Héroes del Silencio ya tenían tres años como banda para el momento de la edición de su primer disco largo. Sus cuatro vértices provenían de bandas incipientes de la escena de Zaragoza, logrando asentarse como agrupación en 1985, reuniendo los nombres que todos conocemos: Bunbury, Valdivia, Cardiel y Andreu. Su ardiente y genuino directo les fue generado un modesto prestigio que terminó llegando a oídos del argentino Gustavo Montesano, integrante de los poperos Olé Olé y cazador de fichajes para EMI. Una maqueta primigenia le llevó a verles sobre las tablas en la ciudad del Ebro, fichándoles esa misma noche para que grabaran un EP del que, por contrato, debían vender al menos 5 mil ejemplares: terminarían vendiendo 30 mil copias de una placa que incluía El Mar No Cesa, La Lluvia Gris y Héroe de Leyenda. Este EP fue el germen del álbum El Mar No Cesa

A lomos de este éxito inicial el cuarteto se trasladaría a los estudios Hispavox para grabar once nuevos cortes (las versiones ya grabadas de La Lluvia Gris y Héroe de Leyenda serían incluidas tal como estaban) con Montesano encargándose nuevamente de la producción. Curiosamente la canción que titulaba el disco quedaría fuera de la selección, ganando de inmediato la condición de rareza. 

El Mar No Cesa inevitablemente se movería dentro del terreno del New Wave y el rock gótico, algo lógico por el momento que transitaban, pero Héroes proponían algo más: Un enigmático poder en cada palabra escrita por Enrique Bunbury en contraste con las cristalinas y barrocas telas de araña de los arpegios de Juan Valdivia. El Mar No Cesa no era un disco conceptual pero el hilo conductor del mar estaba ahí, conduciendo las mareas de Mar Adentro, Fuente Esperanza y El Estanque.
Este primer elepé resultó ser el más esclarecedor visor de lo que era la banda en su temprana encarnación: Bunbury buscaba su propia vía expresiva, la cual llegaría al punto de perfecta maduración en el siguiente álbum, Senderos de Traición. Valdivia ya dominaba la técnica con su arma predilecta pero el sonido aún resultaba demasiado liviano (ya habría tiempo para la distorsión). Joaquín Cardiel y Pedro Andreu tenían un papel más discreto, confiable, cumpliendo con sus labores sin mayores alardes. 

El grupo tenía un inicial convencimiento en lo producido, especialmente tras la escucha a toda pastilla del disco en los potentes altavoces del estudio, pero ese sonido perdía todo su fuelle a través de las radios comunes y los tocadiscos domésticos. El Mar No Cesa, lanzado el 31 de octubre de 1988, sonaba sobreproducido, muy ajeno a lo que Héroe del Silencio transmitían en el escenario, especialmente la sección rítmica, que se percibía leve y plástica. Más allá de la evidente ilusión que generaba su disco debut, los cuatro aragoneses no se iban a quedar con el mal sabor de boca sobre lo que pudo ser y no fue con El Mar No Cesa. Lanzarían en 1989 el EP En Directo, como desagravio a sí mismos y sus seguidores.

El Mar No Cesa ha llevado el paso del tiempo con suerte dispar, porque varios de sus temas hoy lucen descoloridos, incluso desfasados, pero otros tantos conservan el aura de clásicos. Algo que seguro nunca perderá El Mar No Cesa es la encantadora inocencia de unos Héroes del Silencio juveniles y ambiciosos. 



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