McCartney, 1970: Studer, un micrófono y nervio

Este es nuestro informe sobre el debut solista de Paul McCartney


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Casi tuve una crisis nerviosa. Supongo que el dolor de todo, y la decepción, y el dolor de perder esa gran banda, esos grandes amigos… Me estaba volviendo loco” Paul McCartney. 

El 20 de septiembre de 1969, poco después que un Lennon acelerado por su actuación en Toronto anunciara en una reunión en Apple que se quería separar de The Beatles, Paul tomó a su familia y se recluyó en su granja en Campbeltown, Escocia; este fue el comienzo de una larga ausencia del bajista, aquejado de una severa depresión por el cercano fin de la banda y el espinoso tema Allen Klein, sumándole la ridícula polémica sobre su supuesta muerte.

Eran tiempos difíciles para el beatle, tal como se cuenta en el libro Fab: An Intimate Life of Paul McCartney de Howard Sounes: “Fue sombrío para Linda. Tenía una hija de siete años y un bebé que cuidar, con un marido deprimido y borracho. Más tarde dijo a sus amigos que fue uno de los momentos más difíciles de su vida, mientras Paul reflexionaba que podría haberse convertido en una víctima del rock and roll en ese momento de su carrera”.


La grabación 


Esta etapa oscura duró hasta la navidad de 1969, cuando la familia McCartney regresó a Londres; su reinstalación en la City marcó el inicio del su trabajo en su debut oficial en solitario (descartando su banda sonora para The Family Way, publicada en enero de 1967). Paul, en su casa de St. John’s Wood, se puso manos a la obra con un magnetófono Studer de cuatro pistas, sin mesa de mezclas para controlar el nivel de volumen. 

McCartney respetó el orden en que se grabaron las canciones en el listado final del elepé. Todo inició en la tonada The Lovely Linda (compuesta en Escocia) que, aunque solo era una toma de prueba, terminó por incluirla en el disco; Paul grabó la mayoría de las canciones solo con su voz y la guitarra acústica, para luego dedicarse a sumar el resto de los instrumentos. Lo continuó con el enlatado de That Would Be Something y Valentine Day, siendo este último corte improvisado al momento. El bajista tuvo que interrumpir en enero del 70 la grabación para incorporarse a las últimas sesiones de trabajo para The Beatles. Debían completar temas para el futuro álbum Let It Be y por ello se recluyó en Abbey Road con George Harrison y Ringo Starr (Lennon estaba fuera, en Dinamarca) para terminar I Me Mine.

Paul retomó la grabación de su disco el 12 de febrero en los Morgan Studios, bajo el seudónimo  ‘Billy Martin’. Esta tanda  se dedicó a transferir las cintas de cuatro pistas del Studer al formato de ocho pistas para poder sumar más instrumentos. Adicionalmente llevó algunos temas nuevos, que grabó en Cavendish Avenue (Junk, Teddy Boy, Glasses, Singalong Junk). En los Morgan McCartney registró Hot As Sun, Kreen-Akrore y las pistas vocales de Oo You.

Posteriormente, también como Billy Martin, reservó tiempo en los Abbey Road Studios, para realizar mezclas y grabar más canciones. Every Night, Maybe I’m Amazed y Man We Was Lonely se enlataron durante estas sesiones. Las mezclas definitivas se realizaron en los Morgan Studios, evitando cualquier tipo de sofisticación en el sonido resultante.


La portada


Una vez terminado el trabajo sonoro faltaba el visual, para lo cual se contrató a Gordon House y Roger Huggett para materializar el concepto gráfico original de Paul y Linda para el arte del disco. Con fotografías de Linda, tanto para la portada, contraportada y un collage interior, McCartney sería el inicio de la prolongada colaboración musical/fotográfica del matrimonio.

En la contraportada se podía ver una estampa entrañable de Paul con su hija Mary apenas visible dentro de su abrigo, siempre desde el bucólico retiro escocés. esta amable imagen venía a quitarle hierro al tenso desenlace de The Beatles, dejando abierta la puerta de la esperanza para el bajista.


El impasse

Paul mantuvo en secreto su proyecto solista, siendo especialmente cuidadoso que no trascendiera a los otros beatles y al personal de Apple en general, conversándolo únicamente con Neil Aspinall, con quien acordó en privado una fecha de lanzamiento. Los problemas empezaron a salir a flote en el calendario de lanzamientos de Apple Records, donde ya estaba apuntado el debut solista de Ringo, Sentimental Journey, y el proyecto Let It Be, en manos de Phil Spector. A todas estas el inefable Allen Klein, a espaldas de Paul, aplazaría el lanzamiento de McCartney; lo cual fue descubierto por el bajista el 25 de marzo. Tras el lógico disgusto, Harrison le garantizó a Paul que su álbum saldría el 17 de abril.

Todo iba por los cauces hasta que Spector informó que Let It Be estaba casi listo para salir junto con el film, que se estrenaría el 28 de abril. Al instante pasó a ser prioritario el disco de The Beatles, aplazándose del disco de Paul hasta el 4 de junio. Paul fue informado vía carta por Lennon y Harrison, explicándole lo indebido de lanzar tantos trabajos de Apple al mismo tiempo, siendo el encargado de entregar esa misiva nada menos que Ringo Starr, quien se la llevó a su casa en Cavendish Avenue. La reacción de un colérico fue Paul fue echar al baterista de su domicilio, iniciándose la batalla final de la guerra-beatle.


El 9 de abril McCartney publicaba una auto-entrevista donde -sin decirlo literalmente- daba a entender que The Beatles como banda llegaba a su fin, de una manera que ignoraba si era temporal o definitiva. Ese mismo día llamó a John para informarle que su disco saldría, sí o sí, a la venta. Aunque la intención real de Paul no era disolver el grupo, sus acciones se interpretaron como el portazo final a la banda. Al día siguiente los periódicos de medio mundo ponían en sus portadas “Paul rompe The Beatles”. A pesar que la banda estaba disuelta de facto desde el final de las sesiones de Abbey Road (20 de septiembre de 1969), esto era solo de conocimiento interno; la entrevista de Paul fue asumida como el acta de defunción de los Fab Four.




El lanzamiento


McCartney se publicó el 17 de abril de 1970, con Paul en el ojo del huracán como el villano que había acabado con The Beatles. El álbum debutó en el puesto dos en las listas británicas, detrás de Bridge Over Troubled Water de Simon & Garfunkel; al mes de su lanzamiento McCartney ya había vendido 1 millón de copias, llegando el primer lugar en los Estados Unidos. Nunca se extrajo un single, a pesar de que  Maybe I’m Amazed fue un hit evidente.

El disco, a pesar de los números, no fue bien recibido por la prensa especializada, quizás parcializada por el fin de la banda-madre. Los primeros críticos fueron sus antiguos compañeros: Lennon tildó el disco como ‘basura’; Harrison solo rescataba Maybe I’m Amazed y That Would Be Something, opinando que Paul estaba demasiado aislado de otros músicos, teniendo como única voz de consulta a su esposa Linda.

McCartney es un álbum que ha sido bien tratado por el paso del tiempo, ganando en encanto lo que en su momento se calificó de ‘producto inacabado’. El debut de Paul terminó siendo el retrato más descarnado, fiel y sincero (junto con el John Lennon / Plastic Ono Band) del momento que se vivía en los estertores de la mejor banda pop de todos los tiempos.



McCartney
Apple Records
Producción: Paul McCartney

Lado A
The Lovely Linda
That Would Be Something
Valentine Day
Every Night
Hot As Sun / Glasses
Junk
Man We Was Lonely

Lado B
Oo You
Momma Miss America
Teddy Boy
Singalong Junk
Maybe I’m Amazed
Kreen Akrore


Personal:
Paul McCartney: voz, bajo, guitarras, piano, mellotron, órgano, xilófono, batería.
Linda McCartney: coros.



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