Prince, 1958 | 2016: In memoriam

El genio de Minneapolis muere sorpresivamente a los 57 años

[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

Este año continua dejando despojos ilustre en el camino y le ha tocado lamentablemente a uno de los multiinstrumentistas más importantes de la historia de la música: Prince. El pequeño genio de Minneapolis fue encontrado sin vida en su fortaleza de soledad de Paisley Park. Las causas naturalmente tardarán en salir a la luz, dado el tradicional hermetismo que ha rodeado a todo lo referente al músico.

Sonarán a rabiar en la aldea global himnos como Purple Rain, 1999 y Little Red Corvette; se repasarán sus leyendas de amantes y la supuesta pelea con Sinéad O’Connor. Su aparente sexualidad y su tiránica forma de relacionarse con sus músicos. Pero no, no es momento de tales obviedades. Debemos quedarnos con el funk furioso de sus primeros tiempos, de cuando sus actos como telonero en slip y gabardina causaban admiración/rechazo. Es entrañable que haya tenido algún momento de inseguridad de cara a la galería (si, Prince) como cuando creía que su tema Purple Rain era un plagio de Journey; pero de esto poco. Treinta nominaciones a los gramófonos dorados (ganó siete), un Óscar, treinta y nueve discos de estudio y una guerra abierta al streaming gratuito y con su némesis la todopoderosa Warner (fue su vicepresidente y fue su esclavo).

Prince Rogers Nelson nos dejó con certezas y también con interrogantes. Con deudas por saldar para los que le veían con los ojos y no lo escuchaban con el corazón. Por un instante apartemos los sintetizadores y los símbolos impronunciables, y encendamos una llama por un ser que fue un gigante a su manera y que conocía la respuesta de muchos enigmas a las seis cuerdas. Descansa en paz, príncipe del sonido.

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