Es 1991 y los Soda Stereo suben a tocar en pleno amanecer
[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
Son días de triste frenesí Cerati-Soda. La partida definitiva de Gus a las alturas no ha hecho más que abrir viejos arcones, aquellos en los que se guarda la música y lo que se vivió con y por ella. Para los que crecimos en los años dorados de Soda – con la edad para sentirse parte de todo – los Canción Animal, Dynamo o Doble Vida fueron vivencia pura; muchas primeras veces fueron aderezadas con La Cúpula. Sin embargo, a mi cabeza regresa, puntual y recurrentemente, la misma estampa; es 1991 y en Caracas podíamos jactarnos de tener en un autocine, vetusto y entre montañas, el que probablemente -por cartel- fue el mejor festival en la variopinta historia rock de Venezuela: El Primer Festival de Rock Iberoamericano.
Muchas bandas locales y foráneas de altos quilates (dan para muchas reseñas) pero en realidad yo estaba ahí, tratando de mimetizarme con el entorno (mi edad no invitaba a llamar la atención de algún macarra), para ver a los que me movían los cimientos: los Soda Stereo, trayendo su performance de la Gira Animal. La lluvia y los líos de organización alargaron el recital desde su domingo original hasta el amanecer del lunes 11 de noviembre de 1991. El amanecer de Soda Stereo. Los argentinos se tomaron con soda (expresión venezolana que se refiere a tomarse las cosas con calma) y hasta con ilusión que su turno fuera a las 6 de la mañana. Mientras los chicos se iban al colegio unos afortunados fugados nos quedábamos con el gran triunvirato del sur. Su entrada con ese glorioso ¡Buenos días, Caracas! presagiaba tormenta (aparte del clima). Los temas se sucedían sin piedad. Lo mejor de su set habitual-Animal nos dejó saciados, pero algo se guardaban bajo la manga y ese dardo me marcó. I Want You (She’s So Heavy) siempre ha sido mi tema fetiche de The Beatles; un tema capaz de generar diversos efectos benéficos en mi, pero en esa situación, tocado por Soda Stereo, amaneciendo, un lunes… fue el éter absoluto. Mientras tocaban las estrofas de I Want You, combinadas con la sección instrumental de Carry That Weight/The End, no pude menos que frotar mis ojos, pellizcar mi brazo y dejarme llevar por la PRS de Cerati.
Cada quien se quedó con su oda particular esa mañana. Cae -Sale- el Sol es quizás el sonido más recordado, por razones obvias. Yo, con permiso de los clásicos del Canción Animal, decidí reservar con avaricia en la memoria ‘mi canción’ tocada por mis otros héroes. Soda’s so heavy. Still.
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