Charly Alberti: El tercer elemento de Soda Stereo

«La inclusión de la tecnología en Soda fue directamente de mi mano»


[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo

A la estela de la nostalgia por todo lo que suene a Soda Stereo, encontramos una entrevista a su baterista Charly Alberti, para la colección Todo Soda de Abril del 2012, donde le contesta a Marcelo Fernández Bitar con sinceridad y lujo de detalles sobre muchos aspectos que rodearon los inicios y desarrollos de la banda. Durante mucho tiempo se le consideró a Charly como el más limitado de los integrantes del trío. Craso error. El máximo responsable de la apertura de Soda a la tecnología fue Alberti. Esta entrevista aclara muchas vaguedades y pone en su sitio muchos temas.



«Los primerísimos pasos del grupo se suelen resumir demasiado sintéticamente en la anécdota de tu encuentro con Gustavo por intermedio de Laura Cerati, a quien conociste en River. ¿Cómo fue esa etapa inicial de la que hay muy pocos detalles?

– La realidad es un poco eso que se cuenta: yo había nacido en la casa de un músico, quien me inculcó la pasión por la batería desde muy chico, por lo que desde temprana edad tenía mis bandas, las cuales pasaron por una infinidad de estilos y géneros. Al comienzo de los 80s había quedado totalmente fascinado con The Police. En esa época realmente éramos muy pocos los que escuchábamos esa clase de música, y particularmente a The Police. 

Mas allá de eso y debido a la cercanía, hacía waterpolo en River. Como muchas veces sucede con estas cosas, a esos entrenamientos los presenciaban amigos, y algunas chicas muy bonitas. Laura (la hermana de Gustavo) y una amiga, eran unas de ellas. Un día, en una de las tantas charlas que teníamos le comenté que yo escuchaba The Police y ella me dijo: «Ah! Mi hermano, el guitarrista que te comenté, también escucha The Police». Ahí respondí: «¡Qué raro, porque acá casi nadie los conoce!». Me confirmó que le encantaban, y Gustavo estaba todo el día con la guitarra sacando los temas de la banda.

Así fue como un día la llamé y como ella seguía sin darme mucha bola, y yo no lograba encontrar los músicos que quería para armar mi banda, le pregunté si no estaba su hermano cerca. ¡Me acuerdo toda la escena tal cual! Me lo pasó, hablamos, y le dije: «Mirá, la verdad es que quiero hacer una banda tipo Police / New Wave /  Punk y no conozco a nadie que toque bien y que entienda de qué se trata esto; los que tocan bien aún siguen en el jazz rock». Me contestó que le encantaba la idea y cuando le pregunté por un bajista, me respondió que tenía uno con el que tocaba de vez en cuando, que lo llamaría a ver si podían ir para mi casa. Y así fue: vinieron ese mismo día y tuvimos una charla muy loca, porque sin tocar ni una sola nota hablamos de cosas de proyección como si ya estuviésemos tocando hacía años. Ese día nos dimos cuenta de que algo mas que la música nos uniría, ya que la energía que había entre nosotros era muy especial y fue lo que en definitiva marcaría gran parte de lo que sucedió con Soda.

Nunca contaron muchos detalles de esos primeros ensayos, salvo las anécdotas de buscar otro músico y que siempre quedaban ustedes tres…

– Es que Soda se junta mucho antes de eso. Nosotros empezamos a tocar juntos en el 81 y ensayamos unos dos años antes de la salida del primer disco. Me acuerdo que cuando llegó la Guerra de las Malvinas ya estábamos tocando hacía tiempo. ¡Ensayamos tanto que mi papá nos decía basta, y nos quería echar de la sala porque no entendía cuánto tiempo podía estar una banda ensayando sin tocar en vivo! En realidad ahí se comenzaba a ver el gran nivel de obsesión que teníamos.

El primer show fue en la casa de Alfredo Lois, en 1982…

– Eso fue después de casi dos años de ensayar, sin salir a tocar a ningún lado y grabando los primeros demos con la portaestudio del bajista de mi papá. Probábamos músicos, esto y lo otro, incluso nombres para la banda, hasta que un día fuimos y dijimos: «¡Basta! Es hora de que salgamos de la sala y empecemos a tocar en la casa de nuestros amigos», y así fue como el primer show fue en la casa de Alfredo. De ahí, pasamos a tocar en la casa de otro amigo llamado Marcel, que tenía una casa más grande y una pileta a la cual en verano nos tirábamos vestidos cuando terminábamos de tocar. También Marcel se convirtió en nuestro primer manager por algunos meses.

¿Por qué estuvieron tanto tiempo buscando un cuarto integrante?

– Creo que era porque por un lado sentíamos que nos faltaba algo, y por el otro nos daba un poco de miedo ser sólo tres. Por eso durante mucho tiempo estuvimos en esa búsqueda. Generalmente era yo quien hacía los contactos y los convocaba. Si bien pasaron varios, el que quizás estuvo mas cerca de quedar fue Richard Coleman. Fue justamente Richard el que nos hizo tomar la decisión de salir como trío. La historia fue que a medida que probábamos a los diferentes músicos, la banda iba cerrando su sonido, lo cual se producía no sólo por una gran compatibilidad musical entre nosotros, sino también porque lentamente nos íbamos equipando mejor, logrando un resultado muy compacto. Por eso un día tras un ensayo Richard nos dijo: «¿Saben qué? Sigan ustedes tres porque es imposible: acá no entra nadie, ustedes suenan muy bien como trío, créanme que no necesitan a nadie más».

Para llegar a eso habíamos ensayado de manera sumamente constante, lo cual tenía que ver muchas veces con la búsqueda de estilos y sonidos que quizás nunca llegaríamos a tocar. Nuestra búsqueda nos llevaba por ejemplo a tocar reggae (u otros estilos) sin parar durante varios días para aprender el sonido y comprender el groove del estilo. Eramos muy meticulosos con esas cosas, pero ese proceso nos divertía y ampliaba nuestras capacidades como instrumentistas.

En el largo plazo esas cosas le dieron a Soda un sonido particular, pero eso también fue lo que generó el cansancio de mi viejo y llevó la relación a una situación muy tensa, desembocando en que en un momento me tuve que ir de mi casa y por lo tanto tuvimos que ensayar por un tiempo en otra parte. De ahí pasamos por alguna casa de algún amigo, y terminamos ensayando en una habitación muy chiquita en el fondo de la casa de Zeta. Me acuerdo que la acondicionamos toda con cartones de cajas de huevos, y fue en esa sala donde salió «Sobredosis de TV».

Se sabe muy poco de cómo eran los procesos creativos de la banda. ¿Cómo era el tema de la composición en Soda?

– Los temas, durante casi toda la historia de Soda, salían de los ensayos. A veces venía Gustavo con algún tema completo, pero en general las canciones siempre salieron de zapadas. Después él agarraba, mejoraba la melodía, por ahí agregaba una parte y hacía la letra, obviamente. Gustavo es sin duda uno de los grandes músicos que dio Argentina, pero la química de la banda fue la que le dio a Soda su sonido e identidad.

Cuando hicieron los primeros recitales, ¿cómo era el circuito under?

– El primer show comercial de Soda fue en Airport, pero la verdad es que el circuito under de Buenos Aires tampoco era tan amplio. Estaban Zero, Einstein y el Stud, que es donde realmente arrancamos. Lo sólido del under era tocar en Zero o en el Einstein, donde Sumo y Soda prácticamente alternábamos tocando un día en cada lugar los fines de semana. Recién mas tarde aparecieron La Esquina del Sol, el Jazz & Pop de Palermo y Prix D´Ami.

¿Vos eras el que organizaba los ensayos?

– En el período hasta Signos aproximadamente, ya que toda la primera etapa se hizo en mi casa. Yo tenía una parte de prolijidad, de estrategia y de ver hacia dónde íbamos, pero la realidad es que en ese momento los roles se iban delineando lentamente y todos hacíamos de todo, incluso cargar los instrumentos a la camioneta de mi papá para llevar las cosas.

Soda Stereo fue la síntesis de tres tipos trabajando a la par y ninguno lo podría haber logrado sin el otro. La inteligencia en el largo plazo fue entender que, mas allá de lo fundamental que cada uno significaba en el sonido y desarrollo de los temas musicales, eso funcionaba por los tres y cada uno entendió su lugar basado en sus habilidades extra musicales, las cuales eran absolutamente indispensables para que la banda logre lo que logró. Por eso pudimos perdurar en el tiempo, porque increíblemente la claridad en esa división de roles lograba que las cosas funcionaran y que todos nos diésemos cuenta de que la banda éramos los tres, luchando muchas veces contra la inmadurez y los egos personales.

En definitiva, el mundo está lleno de excelentes músicos que no llegan a nada justamente por esto, por no lograr compensar el talento musical con el otro cincuenta por ciento que tiene que ver con las relaciones humanas y el desarrollo de una banda. En este punto hay algo que yo he repetido mas de una vez, y fue la gran importancia de Zeta en el logro de la historia de Soda. Mas allá de su valiosísima influencia musical, su personalidad fue la clave para que la banda como tal pudiese sobreponerse en los momentos de zozobra. Sin él, no hubiésemos durado mas de unos pocos años.

¿Recordás esa época con especial cariño o preferís otra etapa?

– Creo que cada momento en la vida de una banda es una experiencia en si misma, desde ese comienzo que tiene una frescura y una ingenuidad tremenda, hasta los peores momentos, cuando se sumergen en la droga y las giras se convierten en cosas eternas y lamentables, hasta la concreción de todos los sueños, como pasó con la gira 2007. Cada momento tuvo su valor, experiencia e importancia. No rescato una época mas que la otra. Si pudiera ir para atrás y rebobinar, habría cosas que no hubiese hecho en lo personal, pero al fin y al cabo todas fueron fundamentales para ser lo que fuimos.

Con todo el tema de tapas de discos, videos y afiches, ¿se quedaban tranquilos por tener a Alfredo Lois en el equipo?

– Todos nos involucrábamos y participábamos, pero sí, tener a Alfredo era para nosotros una visión sumamente valiosa. Si bien entendíamos que los vídeos eran algo muy importante, fuimos una banda de muy pocos vídeos. De hecho, el primer videoclip de la historia de la Argentina fue «Dietético», el cual lo realizamos con Alfredo antes siquiera de tener el primer disco en la calle. La concreción máxima de esta área fue «En la ciudad de la furia», que definitivamente fue un hito en su momento en la producción de vídeos en Argentina.

En la banda el gran fanático de la tecnología eras vos…

– Sí, la inclusión de la tecnología en Soda fue directamente de mi mano. Cuando hicimos Nada Personal, yo ya tenía una computadora Sinclair, y cuando pasé a la Commodore Amiga logré convencer a Gustavo y Zeta para que se compraran computadoras. De hecho Gustavo, que siempre era muy práctico con las cosas, fue el mas reacio a acercarse al tema de la tecnología. Si bien manejaba como nadie el tema de las pedaleras, no le interesaban demasiado las computadoras porque en ese momento no había mucho para hacer respecto a la música.

El CD-Rom de Comfort claramente tiene tu huella…

– Sí, eso lo hice yo, que para ese momento estaba haciendo algunas páginas de internet con una compañía que armé y que fue la primera de Argentina en dedicarse a hacer eso, cuando aún la gente no sabía de qué le hablabas. Y a través del mundo Mac conocí a dos diseñadores que participaron e hicieron todo en CD-ROM. Fue uno de los primeros «enhanced CD», con el track de data al final y no al principio, lo cual permitía poder ponerlo en cualquier CD player sin que apareciera un ruido tremendo al comienzo. Hoy parece una estupidez, pero en su momento fue un acontecimiento tecnológico importante.

Hay otra cosa especial en ese disco, que es «Planeador», un tema lento que salió en uno de los tantos ensayos donde grabábamos todas las zapadas con dos micrófonos de aire. Lo busqué en los DAT, lo pasé a una computadora y lo edité, sacando las partes donde Gustavo cantaba y remplazándolas por otras donde él no cantaba. Armé todo el tema y se lo traje a los chicos. Mas adelante, le grabamos unas cosas encima, una nueva voz y así salió en el disco. En definitiva, eso fue un hito tecnológico mundial, ya que se anticipó por ocho meses a lo que hicieron los Beatles con una vieja cinta en Anthology. De hecho, en alguna conferencia de música he mostrado cómo estaba hecho el tema.

Otro hito tuyo fue armar la transmisión de El Ultimo Concierto, donde los servers no dieron abasto por la cantidad de gente que se conectó…

– Gran momento y etapa fundamental que marcó de ahí en mas los años venideros. Eso fue un hecho histórico. ¡Explotó!  Microsoft había probado hacer eso con tres servidores y nosotros colgamos 18, porque justo habíamos venido de una gira por Latinoamérica y yo en cada país me sentaba con los proveedores de internet, y fui armando el deal en todos los países, así que cuando llegué a Buenos Aires ya estaba linkeado todo Latinoamérica para poder retransmitir el concierto. Eso lo hice con Gustavo Fort, un gran ingeniero y programador que sigue trabajando hasta el día de hoy conmigo acompañándome en R21. Me acuerdo que nos llamaron de Microsoft Estados Unidos para felicitarnos y para preguntarnos cómo carajo habíamos hecho eso con su tecnología. Fue un hito espectacular.

¿Cómo fue el aprendizaje de Soda en los estudios de grabación?

– Tenía que ver con las posibilidades técnicas. En Nada Personal, por ejemplo, fue una locura. Para poder conseguir ese sonido de batería yo grababa el bombo en una toma, el tambor en otra toma, el hi-hat en otra toma, los platos en otra toma, y los toms en otra. Está tocada así la batería, ¡una locura! Lo hicimos en busca de un sonido que luego la gente no lo podía creer.

¿Qué buscaban en los estudios de afuera?

– La realidad es que para el nivel que había alcanzado la banda los de acá ya no daban más. La grabación de Signos fue muy traumática porque todo se rompía ya que no dejábamos canales libres en las consolas. Argentina ya no aguantaba a Soda Stereo técnicamente, y con los otros discos empezamos a buscar calidad de audio y mejorar lo que nosotros queríamos que pase. Entonces hicimos Ruido Blanco en Barbados y Doble Vida en New York con Alomar, que fue un gran proceso y marcó muchas cosas para nosotros. A partir de ahí, Soda cambia nuevamente su forma de grabar, empezamos a tratar de tocar mas en vivo y apuntar la primera toma, que antes no lo podíamos hacer por una cuestión técnica.

Más adelante, la idea de hacer Sueño Stereo fue tuya…

– Fue compartida, pero yo era un gran impulsor porque a mí me parecía que nos debíamos un Londres, y la experiencia terminó siendo espectacular, porque ahí entendimos lo que era el oído inglés. Fue llegar con cosas que habíamos grabado en nuestra sala de ensayo con los ADAT, y lo que pasaba en Londres era increíble. Más la experiencia de vivir ahí, rodeados de tanta música y tanto talento claro. Cuando nosotros nos reencontramos con Sueño Stereo, también nos encontramos como personas, ya estábamos más tranquilos y había pasado un largo tiempo de distensión. Me acuerdo también que Sueño Stereo fue un disco donde hacíamos autorreferencias a Soda. El parate nos hizo revalorizar lo que habíamos hecho antes y empezamos a disfrutar de autorreferenciarnos.

Ese disco parecía la fundación para una nueva etapa, y sin embargo se separaron al poco tiempo…

– No pudimos sobrevivir. Lo que pasó fue que había un desgaste humano que se había hecho evidente por lo natural de convivir, había problemas personales que no se habían resuelto, que estaban latentes. Creo que hacer la gira Comfort fue un error, porque nosotros teníamos la costumbre de hacer un disco y presentarlo en una gira, pero esa gira sin temas nuevos y con una cadencia musical mucho mas tranquila fue un embole y nos aburrimos mucho. A eso se sumaron los conflictos y un montón de razones que nos llevaron a parar Soda.

Da la impresión de que toda la historia de la reunión del 2007 fue perfecta…

– Fue perfecta en todos los aspectos, pero lo mas importante fue sin dudas lo humano. Al comienzo el temor en general para todos era el problema que andaba rondando respecto a los roces que podíamos tener Gustavo y yo, los cuales en su momento habían sido porque éramos dos pendejos boludos inmaduros y porque vivíamos todos los días juntos. No por otra cosa. Pensá que crecimos y nos pasábamos absolutamente todos los días juntos, inclusive los fines de semana.

Lo que sucedió en la reunión del 2007 fue muy diferente. Habían pasado 10 años que nos habían cambiado mucho a cada uno y eso se vio desde el comienzo en la sala de ensayo. La energía que se generó desde el primer día fue espectacular y nos unió mucho, hasta que hubo un episodio, a raíz de una confusión con el envío de un mail, que sin buscarlo terminó en una charla telefónica entre Gustavo y yo que fue realmente espectacular y que cambiaría en lo humano el desarrollo de la gira. Esa fue la charla que sin dudas tendríamos que haber tenido 10 o 15 años antes y la inmadurez no permitió que sucediera.

Uno de los grandes problemas de Soda Stereo era que nosotros no hablábamos, como puede pasar en cualquier pareja o en cualquier familia. En definitiva eso lo único que hace es acumular falsas ideas y percepciones y el resultado siempre es nefasto. Por eso, esa fue la mejor charla con Gus de mi vida y desde ahí en adelante toda la gira fue realmente inmejorable».
Fuente: Todo Soda/Marcelo Fernández Bitar 

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