El aliento de Bowie

The Next Day
Iso–Sony
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David Bowie conserva sus signos vitales. No me refiero a las humanas, sino a las divinas. The Next Day nos devuelve a los poco creyentes una tímida fe en que hay algo más al final del túnel. Porque señores, el bueno de David estaba fuera de las ondas no ahora, sino hace siglos pareciera. Sus aficiones plásticas, sus afecciones físicas, sus inflexiones filosóficas. Muchos «iones» para un ser que siempre tuvo en la invención el leit motiv de su vida.

Su nuevo disco es una obra muy meritoria, consistente, sólida. Eso si, no nos engañemos, no entrará entre los clásicos de Bowie. No es un Diamond Dogs ni un Scary Monsters. Pero se recibe con agradecimiento.

El listado de temas cubre el expediente con nota sobresaliente, salvo algún bajón. Pero esta colección merece el nombre de Bowie.

A pesar de su disco Earthling (1997), en general el duque ya había colgado el abrigo de innovador hace muchos años, para vivir de las rentas, con discos discretos, de poca identidad y menos inspiración. El mal sabor de boca de tanto talento desperdiciado se mantuvo intacto hasta la llegada de este disco, en principio recibido con cautela. El single de anticipo Where  Are We Now? llegaba con una sombra que le acechaba: o todo el disco esta en la onda de esta gran canción o es sólo el espejismo del one hit single/zero quality album. Fue lo primero, afortunadamente. 





Se nota la mano de Tony Visconti, el conspirador preferido de Bowie. Las pistas de The Next Day, bajo la lupa:

The Next Day no fue la mejor elección para abrir. Es mejor lírica que musicalmente. Los arreglos de cuerdas son mejorables.
Dirty Boys suena a Young Americans, pero sin la frescura de antaño. David, amante del saxo, se despacha a gusto junto con el saxofonista Steve Elson. Tema regular, que ni pincha ni corta.

The Star Are Out Tonight es un excelente tema, que hubiera mejorado aun más si se hubiera mezclado más baja la guitarra y potenciado la voz de David. Pero en líneas generales, aprueba con nota.

Love Is Lost es uno de los mejores tracks del disco. Unos teclados fabulosos apoyados por la gran Gail Ann Dorsey al bajo le dan un toque fascinante y contundente a un tema que rezuma Bowie por los cuatro costados.
Where Are We Now. La obra maestra de The Next Day. Perfecta. Nostálgica. Líricamente conmovedora. Se convertirá en un clásico con los años. 

Valentine´s Day. Otro gran tema, con el incombustible Earl Slick destapando el tarro de las esencias a las seis cuerdas. La voces de Bowie son de una belleza total. Pop de altos quilates. 

If You Can See Me es el tema más flojo del disco. Un bajón tremendo después del himno anterior.

I´d Rather Be High no es una mala canción. Quizás la melodía no sea nada especial pero los coros de Bowie lo embellecen todo, junto con un titán como Tony Levin aportando las pulsaciones necesarias, para rescatar este tema de algo parecido a la monotonía.

Boss Of Me suena muy remotamente a Lodger. Buenos coros y saxo pero el riff de guitarra no tiene ni pizca de inspiración. La melodía no aporta nada nuevo bajo el sol. 

Dancing Out In Space. Cumple. Inevitable el tema espacial. No se acerca a los otros viajes estelares del duque blanco.

How Does The Grass Grow? suena muy cincuentas. Una travesura de David.

You Will Set The World On Fire. Earl Slick vuelve a dar una cátedra de como se toca la guitarra. Acordes y riffs monumentales, junto con una melodía para degustar. Otro excelente tema que realza el valor de The Next Day.

You Feel So Lonely You Could Die tiene todo el espíritu y la emoción de la era Space Oddity. El piano y los arreglos de cuerdas pintan un óleo sonoro realmente emocionante. 

Heat es su homenaje a Scott Walker. Poderío y originalidad, una combinación ideal para cerrar con broche de oro este hermoso disco.


David Bowie se sacudió las telarañas con estilo. Su charm para caer brilla más cuando remonta el vuelo y saca a relucir su faceta más entregada. Se nota que disfrutó haciendo The Next Day, especialmente en el vaho del cristal que se colocó en su faz para ver si aun respiraba, aparte del hombre, el artista. Regocijémonos, Bowie conserva el aliento y la chispa divina de su arte. 






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