Su disco «El Fluido García» llena el cauce seco de la escena rock.
Los catalanes Sidonie saben lo que quieren y lo han buscado con seguridad a lo largo de su carrera. Marc Ros (voz, guitarra y bajo), Jesús Senra (bajo, sitar, coros) y Axel Pi (batería, percusiones) no pueden negar que el rock clásico, la psicodelia y el pop de los sesenta alimenta el fuego de sus calderas. En su último disco, «El Fluido García», parece que en cualquier momento se escuchará a un David Bowie veinteañero añadir algún coro o a Syd Barrett desbocarse con un riff desequilibrado. Definitivamente los Sidonie han hecho que muchos melómanos recuperen la sonrisa ante su bendita desfachatez.
Este trío se dio a conocer ganando un concurso de talentos en L’Hospitalet, Barcelona. Inmediatamente firmaron con la discográfica independiente Bip Bip Records y lanzaron varias maquetas (Dragonfly, Roja) y su primer larga duración «Sidonie» en 2001. Fue tanto su éxito que hasta en anuncios de publicidad se utilizaron sus canciones. Esto último no estuvo exento de polémica, ya que el grupo nunca estuvo de acuerdo con los contenidos de los anuncios ni el uso de su música como soporte.
La felíz consecuencia a su primer disco fue que firmaron con el monstruo de diez cabezas, Sony Records. Desde entonces han alternado discos con mayor o menor aceptación, tanto en inglés como en castellano. «El Incendio» (2009) marcó un punto de inflexión, de madurez compositiva. Fue el foreplay necesario, allanando el camino para su mejor disco hasta la fecha.
«El Fluido García» reúne una colección de temas soberbiamente variopintos. Su calidad ha sumado toda una oleada de nuevos seguidores, ya no necesariamente acólitos de la escena indie. Las letras son narrativa pura y sutil. La labor de Marc Ros a la voz y mente creadora es toda una epifanía. Las historias casi Fellinescas (Bajo un Cielo Azul de Papel Celofán), la excelsa psicodelia a lo Astronomy Domine (A Mil Años Luz), la melodía redonda a lo Swinging London (Alma de Goma) o la experimentación melódica (El Aullido) le dan a esta obra sonora un bien avenido carácter artístico y creativo, tan inusual y benéfico en los tiempos que corren.
Si el Mayor Tom necesitara un soundtrack para su viaje final a las profundidades estelares, «El Fluido García» estaría entre los candidatos.
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